Las Crónicas de El Gráfico

1988. Bienvenido San Martín de Tucumán

El Santo tucumano, viniendo del regional, vence a Chaco For Ever en Resistencia, gana el dodecagonal de ascenso y sube a primera división. La crónica de una hazaña. Con fotos inéditas.

Por Redacción EG ·

14 de mayo de 2019

El fútbol del país te estaba esperando

 

Chaco For Ever 0 – 2 San Martín (T)
 

El final, el glorioso final,  no fue más que un homenaje al corazón.

Ese momento sublime en el que cinco mil tucumanos brotaron de la tierra, transportados desde la tribuna hacia la cancha por un sentimiento que no conoció imposibles. Ese instante supremo, el de la explosión, los terminó juntando con los héroes de la hazaña. Fue en el minuto posterior y allí se reunió todo. Juntos comenzaron esta epopeya, juntos terminaron festejando. Allí estaban, como un río de cabezas rojas y blancas dando esa Vuelta Olímpica soñada. Juntos, jugadores y público. Juntos, fútbol y pasión. Juntos, esa caravana orgullosa que se paseó en la tarde del 31 de julio de 1988 por la cancha de For Ever, viviendo orgullosa el momento único de la victoria.

Imagen El recibimiento al equipo: cinco mil hinchas llegaron desde Tucumán. Su gente, otro de los fundamentos del triunfo tucumano.
El recibimiento al equipo: cinco mil hinchas llegaron desde Tucumán. Su gente, otro de los fundamentos del triunfo tucumano.

Un plantel manejado técnicamente por el uruguayo Nelson Pedro Chabay lo hizo posible, y una procesión de tucumanos acompañó con el cuerpo y con el alma. Por eso de golpe pareció inflamarse el grito de Tucumán, por eso también sonó conmovedor el aplauso ofrecido por los chaqueños, golpeados por el dolor de no haber encontrado la victoria, pero al mismo tiempo reconociendo la grandeza de un equipo que llenó la cancha de fútbol, y de una hinchada que asumió el sueño grande de llegar a Primera 'A´.

Imagen La explosión del técnico, Nelson Pedro Chabay, los brazos en alto, junto a Monteros, el doctor Martín Boada y Luis Moreno. San Martín produjo un hecho único: jugará en Primera
La explosión del técnico, Nelson Pedro Chabay, los brazos en alto, junto a Monteros, el doctor Martín Boada y Luis Moreno. San Martín produjo un hecho único: jugará en Primera

San Martín de Tucumán, el glorioso San Martín, renació de frustraciones pasadas y hoy el Norte es un canto de triunfo. El equipo encontró el lugar que precisaba su historia, aprovechando esas curiosidades que marcan algunas veces los reglamentos de la AFA: llegó a Primera sin pasar por el Nacional "B". Pero eso ahora no empaña nada, porque ganó a lo grande. Tuvo entereza para ser protagonista, jugara donde jugara, y tuvo grandeza para creer en su estilo de fútbol, el mismo que terminó recibiendo una ovación conmovedora de 26.000 voces, dolidas casi todas por la derrota de For Ever. San Martín ganó 2-0 y son justicia el triunfo y la clasificación; For Ever cayó sin condicionamientos y lo entendió sin dramas. Los dos fueron las caras opuestas de una tarde de fútbol Victoria y derrota, alegría y decepción, euforia y tristeza. Y en el medio de todo, la fiesta, la fiesta que sigue.

Déjeme entrar, por favor.  Si no quieren los bonos estos que nos da el gobierno me quedo hasta mañana haciendo alguna changuita, pero a San Martín lo quiero ver. Me hice 1.200 kilómetros desde Tucumán en un camión, salí el viernes a la noche y ahora no me deja entrar. Haga una ayudita, señor..."

El pibe tucumano, ¿hace falta decirlo?, se plantó frente a la puerta de la popular y dejó oír su súplica. Era uno de los cinco mil que llegaron en una precesión de fe. Embanderados hasta el alma, desbordando confianza en cada canto y cada grito, más de 80 micros cruzaron Santiago del Estero para llegar desde la mañana del domingo a Resistencia. Tucumán vivió la semana del partido como hecho único. Agencias de turismo desconocidas ofrecían el viaje y la entrada al partido por 250 australes. Si quería un micro con televisión, 280 australes, si quería platea, trescientos veinte... Los diarios locales abundaron en avisos ofreciendo el servicio, las fábricas y empresas organizaron el viaje a sus empleados, el club y los jugadores aportaron su ayuda para bajar los costos de algunos pasajes y la venta anticipada de entradas que ya admitía el aluvión tucumano. Como la AFA recién entrega el mismo domingo a la mañana los talonarios, para evitar falsificaciones, San Martín reservó cuatro mil quinientas generales para que se las entregaran el domingo, pero mientras tanto vendía bonos que después en Resistencia había que canjear por el boleto.

Imagen El gol que liquidó todo: el toque de derecha de Jorge Orlando López y esa estirada inútil del arquero Merlo. Iban 68 minutos, el contraataque funcionó y después de una pared con Campos llegó este golazo.
El gol que liquidó todo: el toque de derecha de Jorge Orlando López y esa estirada inútil del arquero Merlo. Iban 68 minutos, el contraataque funcionó y después de una pared con Campos llegó este golazo.

La noche del sábado, todos los hoteles de Resistencia y Corrientes fueron invadidos por tucumanos. En el centro de la ciudad, las bocinas y los cantos empezaron a cruzarse. San Martín estaba ahí, quería hacerse notar. Y los chaqueños respondían con una confianza asentada —mitad cábala y mitad antecedentes—, en que en todas las fases de este Torneo Reducido (salvo la inicial, contra Estación Quequén) habían perdido de visitantes y ganado de locales.

Aquel triunfo 1-0 del primer partido no tranquilizó a nadie. Y además del resultado futbolístico, una "guerra fría" de declaraciones entre ambos presidentes (Jorge Yunes, de For Ever, y Natalio Mirkin, de San Martín), enrareció más el ambiente. ¿Las razones?

Los chaqueños se quejaron de que en Tucumán nadie había ido a recibirlos ni a visitarlos durante su estada, y porque, además, cuando fueron a cobrar el porcentaje de la recaudación quisieron abonarles la mitad en efectivo y la mitad en bonos. For Ever no aceptó pero se tuvo que llevar un cheque por 80.000 australes para ser cobrado el lunes 1° de agosto. Y San Martín devolvió argumentos pidiendo especial protección policial para su hinchada. Conclusión: clima tenso, al límite del desborde, cantos agresivos en las tribunas, olor a polvorín al que una pequeña chispa podía hacer explotar.

Imagen Ya el ascenso consumado, los hinchas invadieron el estadio y festejaron junto a los jugadores.
Ya el ascenso consumado, los hinchas invadieron el estadio y festejaron junto a los jugadores.

No pasó nada, el triunfo de San Martín fue tan claro y contundente que aplacó cualquier conato. El fútbol del equipo de Chabay puso un manto de tranquilidad a la temperatura del estadio, mostró la jerarquía de juego que ya lo había encumbrado durante la campaña, y liquidó con un 2-0 que pudo ser aún más contundente. For Ever dejó su resto en este último partido, pero no tuvo ni fuerza ni fútbol para ofrecer. Jugó 50 partidos con un plantel de 18 jugadores y este tramo final fue sacrificio; quiso imponer aquella garra que lo identificó pero terminó buscándolo a Noremberg como única carta salvadora. Perdió porque estaba en condiciones de perder. Arrancó queriendo definir, no encontró la fórmula y los tucumanos le dieron dos bofetadas que culminaron todo. A los 28 minutos, una pelota magistral de Héctor Chazarreta lo dejó solo a Noriega, el derechazo del cinco se coló en el palo derecho de Merlo, 1-0. Después, la pausa y la tranquilidad: Julio César Giménez y su clase, Troitiño y Jorge López exigiendo arriba, la suficiencia de Juárez atrás, el acompañamiento del resto... San Martín y su toque, y la gente cantando: "Si esto no es el fútbol, el fútbol dónde está...". Los tucumanos y la gloria cerca, y su hinchada reventando ese codo de tribuna popular de rojo y blanco. Unos y otros, juntos otra vez, como siempre, caminando el tramo final hacia la gloria.

Imagen Los hinchas no lo pueden creer. San Martín jugará en Primera División si haber jugado en la segunda categoría.
Los hinchas no lo pueden creer. San Martín jugará en Primera División si haber jugado en la segunda categoría.

¿Qué querés que te diga? Yo estaba el año pasado en Vélez, me ofrecieron esto de San Martín y dudé un poquito. Claro, había que empezar jugando el campeonato local. Pero acá estamos, en Primera 'A´, y con justicia. Demostramos que fuimos mejores que ellos y este campeonato no tiene más destinatarios que toda esa increíble gente que es la hinchada de San Martín. Giménez, el 10 de San Martín, que se acostumbró al grito de u-ru-guayo, u-ru-guayo, se levantó más alto que nadie en esa vuelta olímpica tucumana y popular. El y el resto, mezclados con la gente, todos los jugadores, Chabay también, gritando y gozando en ese anhelado final en el que, un minuto después del pitazo de Romero, toda la cancha se pareció a la Ciudadela tucumana, aquel barrio de San Martín que este domingo quedó vacío.

"La historia del fútbol nos dio este lugar y no lo vamos a desaprovechar. Lo primero que vamos a hacer es arreglar con todos los jugadores que consiguieron esto. Y a ese Chazarreta que se quiere ir para Córdoba le digo que él es tucumano, y que hasta le vamos a levantar una capilla para que siga evangelizando..." La voz del presidente Natalio Mirkin ponía un poco de calma futura a tanta euforia presente. El de Chazarreta es un caso muy particular: es pastor de la Iglesia Evangélica "Ministerio Evangelístico Dios es Amor" (MEDEA), la misma cuya creencia profesa Mario Bevilacqua, y decidió priorizar su vida religiosa a la futbolística. Pero todo es posible...

 

Imagen Un abrazo que emocionó a la mitad de Tucumán.
Un abrazo que emocionó a la mitad de Tucumán.
 

Es posible que aquel club fundado un 2 de noviembre de 1909, que ahora tiene 13.000 socios, que participó en 17 de los 19 Nacionales, que fue campeón de la Federación Tucumana en 20 oportunidades, que tiene competencia en 9 deportes federados, ahora tenga su verdadero lugar en el fútbol.

Lo consiguió con el corazón. El de su fútbol y el de su gente.

 

Por HUGO SUERTE

Fotos: GERARDO HOROVITZ y EDUARDO ROMER.