Memoria emotiva

Manteca Martínez, una escalera al cielo

En 1992, el uruguayo convirtió el único gol del Superclásico e inmortalizó un festejo colgado del alambrado de La Bombonera. Revivimos una perla de nuestra archivo.

Por Redacción EG ·

11 de octubre de 2024

El partido se jugó el 11 de octubre de 1992 y con el gol del uruguayo Manteca Martínez, Boca prolongaba la histórica racha de diez superclásicos sin derrotas frente a River, y además se adueñaba de la punta del campeonato.

Imagen Foto: Horovitz, Mauri
Foto: Horovitz, Mauri


Recatamos un fragmento de la nota dedicada al goleador uruguayo firmada por el inolvidable periodista de El Gráfico Juvenal que tituló “El Nuevo Alzamendi”:

“Los años pasan, los tiempos cambian, el fútbol se renueva, pero cada tanto nos llega desde la orilla de enfrente el soplo fresco de un wing con pinta, alma y juego de wing. En los comienzos del noventa apareció en Huracán un puntero con desborde y remate llamado Walter Luis Pelletti. Uruguayo desde el nombre al estilo. Como una versión contemporánea de lo que fue hasta bien avanzados los ochenta el temible Antonio Alzamendi. Ahora, en Boca, electriza con su fútbol directo, penetrante, agresivo y apetente el oriental Sergio Daniel Martínez.

(…)

Sergio Martínez es escurridizo como su seudónimo, “Manteca”. Marcarlo es muy complicado por su conformación de atacante químicamente puro, liviano, dinámico, inquieto, dueño de una gran determinación y dispuesto a intentar maniobras que parecen recursos olvidados, ideas en desuso para el fútbol de hoy. Por ejemplo: levantar la pelota con la cara externa del pie derecho cuando un defensor rival le sale con todo, para hacerlo pasar de largo. Lo hizo en tres partidos recientes. Contra Huracán, para tocarla por encima del arquero Serrano y marcar el primer gol boquense. Contra Argentinos, superando al  Wirtz y un defensor para dejar a Cabañas en posición de remate franco. Contra River, provocando la mano penal de Cáceres que el juez no cobró. Este detalle define al atacante que busca su objetivo con los ojos abiertos y con todas las luces prendidas. Porque sabe que algo ha cambiado en el fútbol actual: ya no hay margen para el error o el descuido y cada oportunidad debe ser aprovechada plenamente."


Juvenal – El Gráfico octubre de 1992