Las Entrevistas de El Gráfico

Fernando Rapallini, a fondo con El Gráfico: "Hay que humanizar al árbitro"

Dueño de una extensa trayectoria, es uno de los jueces de mayor prestigio en el fútbol argentino.

Por Bautista Gallego ·

21 de septiembre de 2023

FERNANDO RAPALLINI es uno de los árbitros con mayor prestigio del fútbol argentino. Muy pocos pueden presumir haber dirigido Mundial, Copa América, Copa Libertadores o un total de 12 finales. El Gráfico profundizó en una conversación a fondo en la que se tocaron todos los temas.

-¿Por qué siempre te parece que el apuntado es el árbitro y nunca el protagonista? Esa costumbre de decir "perdimos porque nos robaron" en lugar de asumir la culpa o reconocer errores.

-Porque es histórico. Es una construcción mundial. Antes de asumir un error propio o en algún punto el hincha no mostrarse vulnerable ante una mala actuación de su equipo, es más fácil echarle la culpa al árbitro, que no es de su agrado, de su simpatía. Es más fácil que la culpa la tenga el otro. Mirar para adentro sería lo más lógico y ver qué es lo que puede hacer uno para ser mejor.

-¿Creés que ligan de más? 

Yo no sé si de más o de menos, porque la verdad es que no consumo. No consumo los medios. Pero no te lo podría decir.

-Te pongo el ejemplo: la voz del estadio anuncia las formaciones de los equipos y la gente aplaude al local y chifla automáticamente al árbitro, que incluso quizá nunca dirigió a ese equipo.

 Sí, claro que sí. Porque es parte de de la cultura futbolística de nuestro entorno, en el ambiente es así. Es el árbitro, hay que insultarlo y se traslada de generación en generación, como si estuviese bien y no está bien, pero lo que es porque yo veo. Un niño insultando y el padre al lado que no dice nada. Lo mismo por un rival.

 

Imagen "Es así, al arbitro hay que insultarlo", exclamó con firmeza Rapallini
"Es así, al arbitro hay que insultarlo", exclamó con firmeza Rapallini
 

-¿Cómo te la bancás? 

-No le doy autoridad. Para estar en el lugar en el que el que estamos los árbitros de Primera División tenés que estar preparado para que eso no te afecte. Básicamente no lo escuchás; no estoy pensando. Imaginate que tengo cosas mucho más importantes para definir que estar pensando si un tipo me putea o no me putea. Te abstraés tanto de todo que lo único que importa es lo que está pasando en ese momento, en ese lugar, no la información exterior; incluso los jugadores que vienen y te dicen que fue penal y otros dicen que no y que hubo roja... Oídos sordos y vamos, una decisión que tomé. Es un nivel en el que tienen estrategias para tratar de correrte de eje.

-¿Creés que a veces funcionan o no?  

-Conmigo, particularmente, no. Por ahí en otro momento, pero con 45 años y con el recorrido que tengo ya no, sinceramente. Sé que que los equipos a los niveles más altos de competición estudian a los árbitros como nosotros estudiamos a los equipos, a los jugadores, las tácticas, sistemas de juego, qué características tiene cada jugador. Todo eso lo estudiamos nosotros antes del partido, sabemos a qué nos vamos a atener, con qué nos podemos llegar a encontrar, que es un preconcepto, no un prejuicio. Son dos cosas distintas: sería un prejuicio si yo lo pienso antes de que vos lo hagas. De lo contrario, si sé que sos propenso a simular, cuando llegás al área y viene uno que te pegó una patada y yo cobro simulación, cuando te quiso romper, es otra cosa. Somos jueces de los hechos. A todos los jugadores los conozco, y a los que no, con 10 minutos en la cancha los conocés, de la misma manera que ellos nos conocen a nosotros. Cada árbitro tiene un perfil y ellos saben cuál es el perfil de ese árbitro.

-Doce años atrás, tu primer año en la máxima categoría. El debut fue Godoy Cruz-All Boys ¿Hay algo que puedas recordar de aquel partido?

-Cuando me enteré de que iba a debutar tenía la expectativa porque venía de las categorías de abajo y uno ve venir que le podía llegar a tocar. No sé si lo merecía, puede gustarte más o menos un árbitro, pero es difícil que no se lo merezca cuando llega a primera, y es difícil mantenerse. Evidentemente la gente que confiaba en mí vio algo y yo pude devolvérselo a través de mi confianza. Ese día me agarró Baldassi y me dijo: “Fefo, mirá que cambia el nivel de exposición”. Después todo es más fácil en el sentido de los terrenos, por ejemplo. Fue real y te expone mucho más. Ese partido fue muy tranquilo: ganó Godoy Cruz 1-0.

Imagen Fernando y el recuerdo del primer encuentro que dirigió, allá por 1994
Fernando y el recuerdo del primer encuentro que dirigió, allá por 1994
 

-Es difícil mantenerse y vos te mantenés, ¿por qué? 

-Hay un trabajo muy fuerte atrás. No sé si soy buen árbitro, pero estoy convencido y una de mis cualidades es que estoy rodeado de gente que me ayuda. Tengo un buen psicólogo deportivo, una familia hermosa en las buenas y en las malas. Buen profe de campo, nutricionista, todo. Sin esas personas no sería lo que soy hoy, y mucho menos sin mis compañeros de laburo, de batalla.

-¿Qué balance hacés de estos años? 

-Estoy contento porque el fútbol me dio mucho más de lo que yo le di, es una realidad. Al arbitraje le di mi vida y no me arrepiento. Me formó como persona con Jorge Vigliano que fue mi gran maestro. Con los valores que tiene que tener un árbitro de fútbol, que es lo más importante. Yo disfruté y la quiero disfrutas a mi carrera hasta el día que me vaya. Mucho, poco, bien, mal, son opiniones de los demás y las respeto, pero yo trabajo para ser elegible en los partidos importantes. Yo hoy ocupo un rol distinto al que tenía hace 10 años atrás.

-¿Te merecés todo lo que te tocó? 

-Esa valoración la tienen que hacer mis compañeros, no la puedo decir yo, que te lo digan los colegas. No te puedo decir si merecía ir al Mundial, pero que lo digan los demás si tiene que ver con lo que yo hice.

-Con un Mundial de mayores en el lomo, ¿qué sentiste cuando te designaron?

-Empecé en el año 98 en un regional de La Plata. Saladero contra Unión Vecinal, estaba muy nervioso. 24 años después, el día que me designaron no estaba con mi familia, una pena. Estaba en Colombia dirigiendo Copa Libertadores, con mis compañeros de terna, Juampi y el Turco. Yendo al aeropuerto me escribió Jorge Barabale felicitándome y no entendía bien. Me mandó la lista y me puse a llorar. Llamé a mi mujer llorando y a Facundo Tello, que soy muy amigo. No podíamos hablar, es muy fuerte. Si no iba, igual todo bien, porque el recorrido lo hice y lo disfruté mucho, pero tocó ir y fue una alegría muy grande.

-¿Qué se siente dirigir el Mundial? 

-Es distinto a todo. Hablé con varios arbitros y me decían que tenía que vivirlo, no lo podían explicar. Lo comparo un poco con el nacimiento de un hijo. Fui papá de grande y te das cuenta de que las palabras no alcanzan, lo tenés que vivir. La Copa del Mundo, deportivamente, es lo mismo, es más que lo que te dicen. Entrás, todos formaditos, los carteles específicos de publicidad, mágico. En el momento no caes porque si lo pensás te eligieron entre 30 árbitros de todo el mundo. Te dan una maestría en arbitraje que discutimos entre todos.

-¿Podrías decir que tus dos máximas alegrías son tu hija y la Copa del Mundo? 

-No. Mis máximas alegrías son mi hija y mi mujer. La Copa del Mundo es una parte linda de mi laburo, pero te la cambio por poder devolverles a ellas el tiempo que les saqué, que es muchísimo. Fui al Mundial con ellas y no iba a ir si ellas no iban. No voy a disfrutar solo, disfrutamos en familia o nada, porque son todo. En Croacia-Marruecos sabía dónde estaban: terminó el partido y las abracé llorando los tres. Es el momento más lindo de mi carrera. No tengo ninguna duda. Dijimos: “Mirá, llegamos hasta acá juntos”. Dirigí mucho, pero nada se compara con compartir los logros con la familia, no tiene vuelta.

 

Imagen "Mis máximas alegrías son mi hija y mi mujer", exclamó el árbitro con los ojos vidriosos
"Mis máximas alegrías son mi hija y mi mujer", exclamó el árbitro con los ojos vidriosos
 

-¿Sabés cuantos partidos dirigiste en la Copa Libertadores? 

-No, no cuento los partidos.

-Dirigiste 35. ¿Cambian los partidos en el contexto internacional? 

-Sí, todo es diferente. No es lo mismo la liga de La Plata que la de Chascomús; por ende, la Copa es lo mismo, son torneos e idiosincrasias distintas. El reglamento es el mismo, obviamente, pero el mejor árbitro es el que entiende lo que está dirigiendo. Los niveles de falta pueden ser distintos, la conducción puede ir por otro lado, cambian un montón de cosas. El que se tiene que adaptar es el árbitro. Dentro de la ley, todo, fuera, nada.

-¿Te tocó algo en la altura? ¿Te la bancaste? 

-Muy difícil. Tuve eliminatorias con Bolivia-Brasil para 2018. El primer tiempo estuve bastante bien y el segundo lo sufrí. No me olvido más. Le dije a Dani Alves que le diga a Alisson que saque más despacio; estábamos todos sin aire. El rendimiento es menor, pero hay que bancársela. Somos seres humanos que estamos en condiciones distintas a las normales para nosotros.

-Dirigiste bastante Eliminatorias Sudamericanas. ¿Varía algo dirigir local el fin de semana y que a los tres días te reclamen Casemiro y Neymar juntos? 

-Que me reclame un suplente o Neymar para mi es lo mismo. En la cancha son todos iguales. Ninguno tiene licencia para nada. El que no me cree, que me mire dirigir.

-¿Cómo se manejan las estrellas?

-Yo estoy para cumplir las reglas porque sino perjudico al otro. Para sostenerse hay que darle a cada uno lo que corresponde. El que lo echás, sabe que está bien expulsado por lo que hizo. Podés tomar malas decisiones, pero sea quien sea, hay que ser justo. Hay diez rojos de un lado y diez amarillos del otro; no importa quien sea. Así llegué hasta acá y no voy a cambiar ahora.

-¿Y el trato de ellos para con vos? 

-Según la personalidad. Me he encontrado estrellas que te tratan de diez, y otros de los que no sabía el nombre y te hablan pésimo. Yo les pido que me traten bien porque los trato bien. Me putearon solamente dos veces en mi carrera y los expulsé a los dos, porque yo en mi vida insulté a un jugador. Ellos saben, ven la tele, saben si te pueden llevar puesto o no. El otro día un jugador me felicitó porque le generé credibilidad. ¿Por qué? Porque lo eché por una patada y al partido siguiente eché a otro por lo mismo. Eso es consecuencia.

-Significa que vos llegás a tu casa después de un partido y no prendes la tele ni nada, ¿no? 

-Cero. Si mi hija está despierta, miro los dibujitos con ella. Hoy en día no sé qué programas deportivos hay. Me llega información por algún amigo que me dice. Respeto quienes hablan, es su trabajo, pero ¿con qué autoridad, concepto, o moral me pueden decir si yo dirigí bien o mal? Cuando empecé esperaba a ver que decían, me levantaba temprano para ver que decían sobre mí, me afectaba, después me di cuenta con el tiempo de ciertas cosas. No estamos para la joda. Nos pueden destrozar, a veces con razón, y otras con desconocimiento. La crítica constructiva se toma siempre. No le tengo que dar explicaciones a nadie.

 

Imagen Fernando Rapallini: "No le tengo que dar explicaciones a nadie"
Fernando Rapallini: "No le tengo que dar explicaciones a nadie"
 

-¿Nunca sentiste la necesidad de defenderte? 

-Es que no escucho que me ataquen. Me deben destrozar o decir que soy el mejor del mundo, quedará para los demás si soy un desastre o no.Yo no me voy caliente con un jugador si lo expulso, al día siguiente trato de olvidarme y a las semanas, los vuelvo a cruzar y está todo perfecto, porque los trato bien y ellos lo saben y en general me devuelven de la misma forma.

-¿Cómo se controla un partido? 

-Nosotros tenemos una planificación de partido. Lo primero que aparece es el control de juego, después tiene 25 cosas más, pero lo primero es eso. A partir de ahí viene la normalidad y después, si los jugadores quieren, continuidad. El control tiene que ver con la ascendencia que ese árbitro tenga con los futbolistas y la credibilidad, porque ya está visto. “Me dirige siempre, le creo nada, o me dirige siempre, le creo todo”, es así. Si se quieren dar a patadas, le meto 60 silbatazos y controlo, porque si quieren pelearse, yo tengo que tratar de evitarse. Si otros proponen juego rápido y les corto, te reclaman. Depende mucho de las tácticas de los equipos. Hay que tener entendimiento, es el primer tópico del seminario de FIFA. Los partidos se conducen, eso se va adquiriendo.

-¿Y si se te va de las riendas? 

-Traelo como puedas. Te puede pasar. ¿Fernando Alonso nunca se fue en una curva? Hay que traer el partido como vos pensás que podés. Silbatazos, tarjetas de control, faltas de control, con grises. Fuera del reglamento, nada; adentro, todo. No quiero ser protagonista, la gente paga la entrada para ver a los jugadores, no al árbitro, pero hay un respeto que se tiene que quedar. La conducción se trata de evitar todo aquello. El mejor árbitro es el que termina con los 22 y ellos se merecen estar. Hay que calmarlos, advertirlos, les digo que no hay nada más lindo que jugar al fútbol.

-Los arqueros que constantemente demoran y hacen tiempo, ¿cómo se soluciona? 

- Ni lo rápido del que va perdiendo ni lo lento del que va ganando. Si es deliberado, primero hay que advertirlo. La segunda se reta delante de la cancha, y la tercera amonestación. El tema es cuando se tira, contra eso no podés hacer nada: le tengo que creer. 

-¿Qué opinión tenías del VAR apenas apareció y cuál es tu posición actual? 

-Siempre estuve a favor. La tecnología para estar bien utilizada lleva un tiempo de adaptación, que acá con la inmediatez que tenemos en todo, queremos que funcione perfecto mañana, pero hay un componente humano que tiene que aprender a usarla. De a poco se va mejorando muchísimo. El otro día, entre las tres revisiones, estuvimos tres minutos, que es lo lógico. Eso que es tan claro, obvio y manifiesto, tardás 20 segundos en verlo, se encuentra enseguida y yo lo defino enseguida en campo. ¿Cómo no va a servir el VAR bien utilizado? Va mejorando porque avanza la practica nuestra.

-Muchas veces se discuten las manos con argumentos distintos, con o sin idea. ¿Exactamente cuándo es penal y cuándo no? 

-Lo más importante es que la mano esté en una posición natural o no. Pero depende de la biodinámica del movimiento. Por ejemplo, si yo salto en forma de palito el técnico me saca, nadie salta así. Si salto y me impulso con el brazo no es penal, porque me impulso. Ahora si te impulsás con el brazo a tres metros es otra cosa. Después tenés manos que asumen riesgos. Si me tiro a barrer es un riesgo. Si me tiro con las manos abiertas busco equilibrio, pero podés bloquear la pelota igual, tiene que ser mano de apoyo próximo al cuerpo. Las proximales no se sancionan; lejos del cuerpo, sí. Somos jueces de hechos, no de pensamientos. Te puedo creer pero evalúo. No se puede unificar criterios porque somos personas y somos criteriosos, para cada uno es algo distinto.

 

Imagen El árbitro, explicando con ejemplo las manos sancionables
El árbitro, explicando con ejemplo las manos sancionables
 

-¿No te enoja que a veces hablen sin saber? 

-No. Estoy grande y te digo algo: es todo efímero. Hoy me matan porque me comí cinco penales y mañana cambiaron de tema. Yo les digo a mis compañeros: no prendan la tele por un día. Después dejaste de ser trending topic. Está todo perfecto, pero no lo consumo. Soy muy perfil bajo para los aspectos mediáticos, y menos me creo nadie para opinar de colegas o no colegas, de cualquier persona.

-¿Al final qué es lo que importa en la carrera de un árbitro?  

-Disfrutar el camino, sin duda. No importa donde se llega, si el cómo. Al final el prestigio no solo te da lo que dirigís, también los compañeros, su reconocimiento. El tema es lo que vas dejando como persona, no sólo como juez. Nos quisieron inculcar que es una carrera individualista, pero mientras más juntos estemos un mejor arbitraje vamos a hacer. Repartir cargas, entender al otro. Yo sigo aprendiendo partido a partido. Las medallas se oxidan, no hacen a la carrera del árbitro, son más para el ego, tiene que ver con lo que uno hace como persona. Prefiero que me recuerden como un buen tipo.

-¿Con 45 años qué proyectás?

-Sigo poniéndome objetivos. Lo primero que proyecto es trabajar para ser elegible. No me bajo ni me subo de ningún lado. No depende de mí; sí trabajar para estar dentro de una lista. Tengo que estar preparado y listo. Entonces, ¿adónde voy? Por lo pronto adonde me designen el fin de semana que viene. Si me toca Nacional B voy contento también y dirijo como siempre. No me interesa si tuve a Neymar o Paolo Guerrero hace tres días. Siempre con la misma profesionalidad.

-En lo personal y en lo deportivo, ¿tenés o tuviste algún sueño? ¿Lo cumpliste? 

-Personal ya lo cumplí: haber sido padre. Ni siquiera en el mejor sueño me hubiese imaginado tener la hija que tengo y la mujer que tengo. Me emociono cuando hablo de ellas. Son mi vida. A nivel deportivo no tengo ningún sueño. Trabajo para dirigir todo lo que pueda porque me encanta; y no por ambición, por conquista.

Imágenes: Gonzalo Colini