1952. El accidente que casi le cuesta la vida a Fangio
“El Chueco” llega a Italia sin dormir para correr el GP de Monza. En la segunda vuelta pierde el control de la Maserati y tras varios vuelcos sale despedido del auto para caer de cabeza en la pista. Esta es la crónica de Borocotó.
En la pista que le dio ¨el dulce¨ y luego se le negó siempre
Las circunstancias determinaron el recuerdo de unas palabras de Fangio emitidas en su box en la pista de Monza, después de haberse detenido su Alfetta durante el Gran Premio de Italia del año pasado: "Parece mentira que este Autódromo de Monza me haya dado el dulce la vez que debuté en él y luego se me negó en todas". Era verdad y es verdad. Ahora acaba de sumar otra "negada", y la más peligrosa, es decir, la única que puso su vida seriamente en peligro. Aquel debut promisorio que el balcarceño evocaba se produjo el 26 de junio de 1949 con una Ferrari de 2.000 c.c. para la carrera de fórmula 2 que ganó. Horas antes entró en posesión de la máquina que habría de conducir en las pruebas de clasificación, pues hasta el momento su campaña se venía realizando con Maserati de litro y medio. Conquistó en ella el record de vuelta en carrera con una marca de 165,306 y la victoria con 160,146. Fue el debut en la pista que consagre, en el escenario más trascendente de Europa.
Al año siguiente vuelve a la pista histórica para una prueba de fórmula 2 y allí su Ferrari experimenta un desperfecto en las primeras vueltas. Fue el 28 de mayo de 1950. Corre ese mismo año con Alfette en el Gran Premio de Italia, certamen que le brinda la posibilidad de conquistar los puntos que necesita para ser campeón mundial. Hace el record en las vueltas preliminares con una marca de 191,228; en carrera realiza la vuelta más veloz a 189, pero otra vez Monza se le niega.
El 13 de mayo de 1951 compite en fórmula 2 y experimenta un nuevo fracaso. El 16 de septiembre otra vez en Monza. El Gran Premio de Italia le brinda la enorme posibilidad de conquistar el título. En las preliminares conquista un nuevo record: 200,353, pero su veloz Alfetta se detiene en carrera y Fangio debe postergar sus anhelos de campeonato hasta Barcelona, en donde lo conquista. Ahora, el 8 de junio vuela desde Irlanda a Monza para intervenir con una nueva Maserati de dos litros en seis cilindros en certamen de la fórmula 2. Se ve obligado a partir en la última fila, pues no hizo tiempo para llegar a las pruebas de clasificación.
Desde atrás comienza a pasar máquinas en le esperanza de llegar al frente. Cubre la vuelta inicial exigiendo a fondo a su nueva máquina y en la segunda vuelta sufre el accidente que colocó su vida en gravísimo peligro. "Parece mentira que este Autódromo de Monza me haya dado el dulce la vez que debuté en él y luego se me negó en todas", son palabras que ahora adquieren una mayor significación que obligan hasta a ser supersticioso, cosa muy común en quienes se juegan la vida en un deporte de tantos riesgos como el automovilismo.
No nos es posible informar acerca de la salud de Fangio con la precisión con que pueden hacerlo diarios que se escriben horas antes de ser lanzados a la circulación. Solamente nos es factible decir que hemos participado de la conferencia telefónica realizada en Suixtil y en la cual escuchamos informaciones directas de los amigos Cholo Montes y Juan Carlos Guzzi. Eso aconteció en la tarde del viernes 13, en la que los citados amigos nos dijeron que el estado de Juan Manuel Fangio no inspiraba peligro alguno pero continuaba siendo delicado por la mancha en la cuarta vértebra cervical. Lo tenían inmovilizado y se esperaba que el lunes o martes sería factible tomarle una radiografía, y en el caso que ella respondiera al optimismo de los médicos el volante argentino podría abandonar el hospital a fines de la semana siguiente, es decir en estos días en que nuestra revista sale a la calle. Entre los médicos que asistieron y asisten a Fangio se encuentra el compatriota Bernardo Schajmann, quien se hallaba de paseo per Europa e la vez que en gira de estudios, precisamente de su especialidad: traumatología. Como aconteció a otros turistas, el médico argentino no se resistió a la tentación de ir a ver correr a Fangio y González, lo que determinó que se encontrare en Monza y sus servicios pudieran ser útiles, ya que así lo resolvió el destino.
Los lectores han de saber ya más que nosotros en el momento de escribir estas líneas, una semana antes de que sean leídas. Albergamos la esperanza de que el balcarceño haya acentuado en forme definitiva su mejoría en el curso de la semana; que la mancha ye referida no tenga consecuencia alguna y que su mano derecha, afectada, se encuentre ya bien. Por lo que nos comunicaron los amigos Montes y Guzzi desde el hospital de Monza, "la cosa salió barata", es decir que el accidente, aunque muy grave, fue afortunado porque la vida de Fangio corrió muy serio peligro. No nos quejemos, pues.
Los días irán corriendo y, como esperamos, traerán la mejoría absoluta del campeón mundial. Lo demás, lo que pudo haber sucedido, es terreno que nos está vedado. Si queremos penetrar en él vamos a llegar a compartir la impresión de los amigos citados y que estaban en el teatro del accidente, en esa piste que dió a Fangio "el dulce" y luego se le negó siempre.
Por Ricardo Lorenzo (1952)