Andanin Vilas, sobre su padre: "Se entrenaba como un robot y era difícil ganarle"
La hija mayor de Guillermo Vilas, el mejor tenista argentino de todos los tiempos, habló en profundidad sobre la figura de su papá.
EL MONTECARLO COUNTRY CLUB es uno de los recintos míticos de la historia del tenis. Allí se juega el torneo de Montecarlo, desde 1969, uno de los certámenes predilectos de Guillermo Vilas, el tenista argentino más destacado de todas las épocas y el hombre que popularizó el deporte de las raquetas en su país.
En Mónaco, en ese luigar maravilloso, está instalado Guillermo con toda su familia. La heredera mayor, su hija Andanin, que en noviembre cumplirá 20 años, habló por primera vez sobre todo lo que representa una figura como la de su padre.
Andanin, que es tenista y suele alternar su actividad con algunos torneos profesionales, es la mayor de los cuatro hermanos, fruto del matrimonio de Vilas con la tailandesa Phiangphathu Khumueang.
Vilas, campeón 62 veces en el circuito mayor de la ATP entre 1973 y 1983, fue padre por primera vez a los 50 años: el 15 de noviembre de 2003 nació la propia Andanin, la primera heredera, en París. Luego vino Lalindao, el 6 de enero de 2010, en Miami. El mismo año, el 23 de diciembre, en Buenos Aires, nació Intila. Y, por último, el 3 de abril de 2017, en el Principado, nació el primer hijo varón del Poeta: Guillermo Jr. Todos los integrantes de la familia tienen un vínculo fuerte con el tenis, el deporte que juegan en el Montecarlo Country Club, donde el padre de la familia ganó dos títulos y hasta protagonizó la histórica final sin final.
Andanin contó, en una charla con La Nación, lo que significa caminar por las entrañas del legendario club a orillas del Mediterráneo: "Cuando entramos vemos algunos nombres conocidos en las paredes y hace poco fuimos con mi hermano. Es chiquito, tiene seis, pero es el más orgulloso de todos nosotros. Va a todos lados y dice: ‘Mi papá fue jugador de tenis y es el mejor’. Cuando bajás las escaleras para ir a la cancha central hay un cuartito, que creo que es el VIP, donde están las placas con los nombres de los que ganaron ahí, contra quién y qué año. Y podés encontrar las veces que ganó mi papá. Ese es el lugar favorito de mi hermano en el club. Va y dice: ‘Quiero ir a ver el nombre de mi papá’. Después dice: ‘Ese soy yo’, porque tiene el mismo nombre. ‘Ese soy yo, ese es mi papá, tenemos el mismo nombre’, les dice a todos. Si le preguntás cómo se llama te dice: ‘Me llamo Guillermo, como mi papá’. Se emociona por eso".
Andanin nació en 2003, muchos años después de la época de oro de Vilas en las canchas de tenis del mundo. No conoció en persona al superhéroe que fue su padre, pero sostiene que sí lo conoce de otro modo: "Tengo una manera diferente de ver a mi papá de la que tiene la gente. Tengo esa otra parte de mí, porque viví con él toda mi vida. Y, claro, como lo conozco, sé cómo es y quién es, entonces tardás un poco en darte cuenta que es la misma persona. Estas personas me cuentan sobre una vida que yo no viví, en la que yo no estuve. Creo que a mi mamá le pasa lo mismo: ella lo conoce desde el día que lo conoció [en 2000] y a la otra persona no lo conoce".
Y agregó: "Pero mi mamá siempre nos recuerda sobre lo que es mi papá, que fue el mejor, que él jugó en todos lados, que viajó por todo el mundo. Les cuenta a mis hermanas para que escuchen, porque ellas están jugando al tenis también y mi mamá quiere que hagan ese esfuerzo extra (sonríe). Entonces les dice: ‘Ustedes tienen que jugar como papá, jugar torneos y ganarlos’. Él se entrenaba mucho y a una persona que se entrena como un robot es difícil ganarle. Él estaba en la cancha todo el día, comía en la cancha, tomaba en la cancha, estaba viviendo en la cancha. Si vos lo sacás de la cancha, no sabe qué hacer. Tenés que dejarlo en la cancha. Él se quedaba en la cancha y se entrenaba por horas, horas y horas".
En torno a la relación que mantiene con su padre, quien siempre quiso que su primera hija fuera tenista profesional -la entrenó durante años y era habitual verlos juntos cada día en las canchas del Racket Club, antes llamado Vilas Club-, Andanin profundizó: "Siempre tuvimos una relación en la que nos reímos de todo. Tenemos el mismo sentido del humor y somos muy parecidos; a veces nos peleamos, pero a veces. La pasamos bien. Siempre tenemos el mismo género de música que nos gusta, me llevaba a los conciertos que yo quería ir".
¿Deudas pendientes? Hasta Vilas las tuvo, aunque resulta complicado encontrarlas por todo lo que ganó durante su carrera. Andanin cree que su padre habrá tenido una sola cuota por saldar: "Es una persona que nunca se cansa de más. Todo lo que hizo lo hizo al máximo, pero desea haberlo hecho más de lo máximo. Algo que siempre quiso hacer fue ayudar a la gente del tenis: quería ayudar más al tenis argentino. No sé… (piensa), no estoy segura de cuánto hizo por el tenis argentino, pero desea haber hecho más en ese aspecto. Su sueño siempre fue ser el capitán de la Copa Davis, pero es lo que hay (NdR: fue director del equipo de Copa Davis entre 1993 y 1995, entre las capitanías de Francisco Mastelli y Caio Rivera; quiso ser elegido como capitán durante el brillo de La Legión pero no tuvo la oportunidad)".