Pádel

Belasteguín, una leyenda a fondo: "El dolor del corazón te marca mucho"

El sacrificio, la construcción del mito, el éxito, la vida: todas las definiciones del mejor jugador de pádel de la historia.

Por Pablo Amalfitano ·

04 de agosto de 2023

MENDOZA.- El aura resulta inigualable. El tiempo pasará, los jugadores pasarán, y nadie habrá jugado al pádel como él. Por eso, apenas entró para atender a la prensa en pleno Mendoza Premier Padel, provocó una sensación generalizada: cada asistente supo que tenía enfrente a una leyenda.

Feliz de estar una vez más en su país, respondió cada consulta y, minutos más tarde, se sentó en una sala aparte para conversar con El Gráfico. De deporte, como no podía ser de otra forma, pero un poco más sobre la vida. Porque Fernando Belasteguín ofrece, en el epílogo de una trayectoria incomparable, una versión incluso más conmovedora.

Antes de la entrevista hubo espacio para una confesión. Este cronista había esbozado una pregunta en la conferencia de prensa y el padelista de 44 años confesó que, en un espacio de tiempo, le contó a su compañero Mike Yanguas, a quien dobla en edad -tiene 21 años-, el peso propio que tiene la revista El Gráfico, cuya influyente historia emergió con la edición papel y acumula más de cien años. "Qué bueno que estén acá, en este torneo. Yo leía El Gráfico: te aseguro que podía oler el papel y darme cuenta que era El Gráfico. Era único", dijo antes de empezar.

Belasteguín reside desde hace más de dos décadas en Barcelona. Es una de las grandes atracciones en los mejores torneos del mundo, una figura rutilante en un ambiente que rejuveneció a partir de la creación del circuito Premier Padel. La explicación es sencilla: se trata del mejor jugador de pádel de la historia, un hombre que llegó a ser el número uno del mundo durante 16 temporadas consecutivas.

La temporada pasada, en la primera edición del Mendoza Premier Padel, Bela había asegurado que el final de su carrera llegaría en diciembre de 2024. Y todavía lo sostiene: "Lo tengo clarísimo: quiero llegar hasta diciembre de 2024. Todavía me veo bien en lo físico, más allá de que tengo 44 años. Siento las ganas de seguir cuidándome como me cuidé siempre para poder competir con chicos de 20 o 22 años. Tengo la suerte de que mi esposa y mis hijos están dispuestos a hacer un año más de sacrificio para que yo pueda cerrar mi etapa con 45 años. Porque, además, aunque me vea bien, no quiero continuar más porque sería cerrar 30 años de jugador profesional. Empecé a los 15 años y sería un número redondo: me cierra todo. Pero quiero disfrutar de este año y medio que me queda".

 

Reinventarse

Nacido en 1979 en Pehuajó, una pequeña localidad de poco más de 30 mil habitantes, ubicada a casi 400 kilómetros de Capital Federal, Belasteguín atravesó, además de grandes proezas en el mundo del pádel, un sinfín de generaciones de jugadores. Si bien aparecen nuevas estrellas en el cuadrilátero del 20x10 de manera constante, Bela sigue vigente y juega de igual a igual más allá de la diferencia natural de físico. Su longevidad en el deporte de alto rendimiento acaso tenga el mismo valor agregado que el cúmulo de títulos que ganó.

La clave para reinventarse ante la aparición de nuevos jugadores y la evolución del juego está en sus propias palabras: "Me gusta muchísimo plantearme el desafío de entrenarme a full y cuidarme a full para meterme a la cancha y que no se vea la edad que tengo. Siempre quise que los que estén enfrente sepan que, si no juegan bien, les puedo ganar. Para mí es una motivación muy grande poder enfrentarme con estos chicos y ganarles".

Pero, además, hay una zanahoria: "Soy un convencido, y quizá sea un iluso, de que todavía lo mejor de mi carrera puede venir en este año y medio".

 

Dolor, sacrificio y triunfo: la vida

Belasteguín es un mito viviente del pádel. La construcción del campeón, sin embargo, debió atravesar de manera indefectible por un camino espinoso. La vida, en definitiva, suele pedir sacrificios cuando el objetivo es lejano pero claro. Hubo un momento que tuvo lugar hace un cuarto de siglo y que lo habrá marcado para siempre.

"Cuando me fui a vivir a España con 20 años quería jugar con los mejores. Pasaron 24 años de eso y lo que me sigue motivando... A ver, cómo lo explico: cada vez que vengo a ver a mi familia y me voy, cuando voy por la ruta 5 de Pehuajó, los primeros 50 kilómetros lloro como un loco. Voy manejando y llorando. Siempre igual, desde que me fui a los 20", expresó Bela, con los ojos cristalinos y la emoción a flor de piel.

También agregó, para contextualizar con un ejemplo conmovedor: "Es más: cuando fui papá y tuve el sentimiento de padre empecé a ver lo que mis viejos pudieron llegar a sentir si un hijo se va. Y fue cada vez peor. Yo no te diría un momento sino que todos los años, cuando me tengo que ir a España y dejo la familia en Pehuajó, y hasta cuando estaban mis abuelos vivos... claro, yo me iba a final de enero, les daba un beso y volvía a mediados de diciembre. Con la edad que tenían muchos años les di un beso y otro año llegué y les tuve que llevar una flor al cementerio".

Y sentenció con una fuerte conclusión: "Cuando experimentás el dolor del corazón, por haber dejado a tu familia, eso te marca mucho. Entonces sí, tengo 44 años, me duelen los tendones cuando se enfrían, pero cuando te duele el corazón es incomparable. Eso me marcó siempre: cuando llego a España me pongo el chip de romperme el culo porque sino le faltaría el respeto a mi familia. Todos los años es una marquita".

 

Éxito

"Yo no sé qué es el éxito. ¿Ganar? Es una pregunta. Yo no sé", dijo Bela sobre la palabra que suele perforar el día a día de estos tiempos. Pero, instantes después, desarrolló una postura propia: "Gané un montón de veces en mi carrera, pero me quedo con poder mirar a los ojos a mis papás, a mis hijos y a mi señora porque me rompí el culo todos los días".

En su definición personal quedó claro que tuvo éxito y, además, ganó: "Tuve la suerte de que fui el número uno del mundo, lo mantuve durante 16 años, pero si no me hubiera entrenado como lo hice y lo haré el tiempo que me queda no podría mirarlos a los ojos. Para mí el éxito no es ganar sino poder mirarlos con esa tranquilidad. Y tuve la suerte de ganar".

-¿Quién es Fernando Belasteguín?

-Un tipo normal, que se preocupa mucho por su familia y sus amigos, que tuvo la suerte de haber sido el número uno en su profesión durante mucho tiempo, pero es un tipo que disfruta de la tranquilidad, de su círculo íntimo, y que extraña a su familia como si se hubiera ido hace 25 años.

Imagen de portada: prensa Mendoza Premier Padel