Si usted quiere que lo tomen por loco busque a cualquiera y dígale:
—Se trata de lo siguiente: un equipo de fútbol va ganando a duras penas por 2 a 1, es dominado y su defensa ha perdido la serenidad, cuando se le lastima el arquero, teniendo que dejar su puesto. Para que juegue en el arco se apela al puntero izquierdo, uno de los dos mejores delanteros del cuadro, de manera que el quinteto pierde casi toda su efectividad. En tales circunstancias se produce un hand penal favorable al equipo que está dominando y con once hombres. El tiro lo va a efectuar un pateador atómico. Y pretenderá atajarlo un guardavalla improvisado. Los jugadores del team castigado protestan. Uno de ellos lo hace en forma descomedida y el referee resuelve expulsarlo de la cancha. Más discusiones, ataques de nervios, etc.
Parece que la foto correspondiera a una gresca. Pero fue todo lo contrario. ¡Es un festejo! Cuando Campana anotó su segundo gol y el tercero de Chacarita quedaba totalmente despejado el peligro de un empate; entonces, todos se le fueron encima al gran goleador.
Pero no hay nada que hacer. La resolución es inapelable. Se retira el centre forward. Cuando va a efectuarse el tiro penal el team que gana por 2 a 1 ha quedado prácticamente con nueve hombres, contándose en ellos un arquero improvisado y nada más que tres delanteros. Apaciguados los ánimos, restablecido el orden, suena el silbato ordenando la ejecución del penal. Parte el shot ¡y la pelota rebota en uno de los postes laterales! Enviada la redonda fuera de la cancha, para salir del apuro, los jugadores del bando castigado dan rienda suelta a su júbilo. Pero la realidad los pone de nuevo frente al peligro. ¡El referee ordena que el penal se efectúe nuevamente! Al parecer, el arquero artificial se movió antes de tiempo. Otra vez asombro, discusiones, etc. De nuevo el orden, la expectativa, el silbato, el shot del pateador ató-mico... ¡Y de nuevo el poste! Entonces, inmediatamente, el cuadro que iba ganando por 2 a 1, que se quedó con nueve hombres y contra el que se tiraron dos penales, recobra el sentido, avanza con tres delanteros, hace tres goles más en cinco minutos. Y triunfa por 5 a 1. Este "cuento" lo hemos vivido el domingo 9 de mayo de 1948 en el estadio de Chacarita Juniors. Fui testigo. Doy fe. Hay que decirlo así porque sería difícil que alguien lo creyera, de primera intención. Hasta los que estuvimos allí nos quedamos un poco atontados. Tan raro había sido todo aquello que cuando llegamos al centro de regreso y nos preguntaron si Boca Juniors había merecido perder, no supimos qué decir...El shot de Busico entró por un ángulo alto, provocando la apertura del score.
La verdad es que lo del domingo no fue un partido solamente. Hubo 71 minutos de partido y 19 de acontecimientos. Y estos 19 minutos incluyen unos cuantos perdidos en discusiones y demoras. Porque los episodios fundamentales deben haberse registrado en un lapso de cinco minutos. Hasta los 26 minutos de la segunda etapa aquello tuvo cierta lógica y pudo verse claro. Boca Juniors había perdido uno a cero el primer tiempo por falta de hombres que aprovecharan el dominio ejercido. Chacarita, atacando menos, había sido siempre más peligroso. No era del todo justo que Boca estuviera perdiendo, pero se explicaba por la defección de su vanguardia. El quinteto sigue padeciendo de ineficacia. Falta el hombre que ejecute, que resuelva. Y falta además el director del team, el jugador que oriente el ataque. Hemos vuelto a ver los defectos que apuntáramos en oportunidad de los matches de Boca contra Racing y Huracán. Dos valores positivos, firmes: Marante y Boyé. Este último no puede rendir más porque tiene que dedicarse a varios menesteres.Los cinco integrantes de la defensa de Chacarita Juniors. Adelante, García, Dutruel y Aráiz, componentes de la línea media; atrás, los zagueros Spinelli y Pizarro. El half derecho, debutante, es un jugador paraguayo que vino al sudamericano del 45.
La defensa de Chacarita, enérgica sin caer en excesos, con un eje medio pesado, insistente, incansable, una zaga muy firme y dos halves de ala activos, contuvo bien el dominio rival. No apoyó mucho a sus delanteros; sin embargo, Coll cumplió a conciencia la tarea de enlace, Pesarini buscó hábilmente el camino más corto, De Laca jugó la pelota con habilidad sorprendente en un hombre ten grande, y el ala izquierda brilló como en sus mejores tardes. Ese quinteto jamás perdió el tiempo.El primer tiro penal hecho efectivo por Mario Boyé hace dar la pelota en la parte inferior del poste. El árbitro, señor Gregory, hizo tirar de nuevo el penal porque Busico, improvisado arquero, se había movido antes de tiempo
Al término del primer período el espectador quedó con la impresión concreta de que Boca no había sabido ganarlo. La segunda etapa se inició con juego más equilibrado, repartido en ambos sectores defensivos. Boca Juniors, en desventaja, pretendía forzar la lucha. Pero el vigor que le imprimían Marante, Pescia y Boyé se diluía cuando entraban en juego los hombres de acción más liviana. La visión del gol la tenían, clara, los de Chacarita. Y lo confirmó Campana a los 15 minutos, poniendo en 2 a 0 el score, como la más elocuente lección de eficacia que en esos momentos pudiera darse. Corcuera tuvo en este momento la oportunidad de igualar el score, cuando Chacarita iba ganando por uno a cero. Tiró apremiado y la pelota fue a pegar en el cuerpo del arquero Díez, saliendo al comer. Boca ejerció dominio de campo, pero no lo aprovechó.
Gómez Sánchez, algo lastimado, se fue de puntero derecho y le dejó su sitio a Boyé. Y en seguida consiguió Boca su único gol, obra personal del rubio atómico. A fuerza de nervio, de pulmón el cuadro de la franja oro iba camino del empate. Pero en el team entero faltaba orden. Ni Boyé es centre forward ni Pescia es centre half. Y en eso estaba la cosa cuando se produjeron los acontecimientos, a partir de la lesión sufrida por Díaz, provocada precisamente en una pujante entrada de Mario Boyé. El delantero boquense vio la ocasión, corrió hacia la pelota y shoteó, pero a su encuentro había salido el guardavalla y de tal colisión sacó este último la peor parte.La jugada previa al tercer gol de los locales. Originada en una falla de Dezorzi, creó una confusión que en definitiva aprovechó Campana para mandar la pelota a la red. En cinco minutos se amontonaron los acontecimientos. Y de 2 a 1 el score saltó hasta 5.
Como expresión de espectáculo emocionante, difícil es que en el transcurso de la temporada se supere lo acontecido el domingo en San Martín. La victoria de Chacarita Juniors debe haber creado un ambiente de fiesta durante toda la semana. En Boca Juniors, por el contrario, habrá reflexiones y estudios. Tendrán que hacerse fuertes para soportar el trance y confiar en une pronta recuperación.Félix Daniel Frascara (1948)
¡Esa pierna de Campana! Tres veces la metió y fue para mal de Diario. El otro tanto se debió a un golpe de cabeza. Aquí lo sorprendió el fotógrafo cuando despedía el shot con el cual obtuvo el cuarto gol de Chacarita. El insider se filtró entre Marante y Bendazzi.
FECHA 4. 9 DE Mayo de 1948.
CHACARITA: S. Díaz, Spinelli, Pizarro; I. García, Dutruel, Araiz; Pesarini, Coll, De Luca, Campana y Busico.
BOCA: Diano, Marante, R. De Zorzi; Bendazzi, Pescia, Vilanoba; Boyé, Negri, Goméz Sánchez, Corcuera y Pin.
Goles: 11’ Busico, 60’ Campana, 62 Boyé, 82, 85’ y 88 Campana.