¡Habla memoria!

1959. Adentro de él hay… fútbol, fútbol, fútbol.

En 1959 El Gráfico le dedicaba un texto especial a ese muchachito que había dejado con la boca abierta al mundo en el Mundial de Suecia 1958 y que un año después seguía agigantando su leyenda.

Por Redacción EG ·

26 de noviembre de 2019

 

No fue al colegio nada más que lo necesario para poder decir que sabe leer y escribir. Edson Arantes Nascimento (Pelé) nació para el fútbol. Ese fue su designio. La naturaleza lo puso en el mundo para eso, nada más que para eso: el fútbol. Y con el fútbol ya puede —aunque apenas tiene 18 años— llamarse seguro de vivir no su vida sino varias vidas: económicamente su existencia ya lo tiene todo resuelto cuando en general los demás empiezan a resolverlo.

Puede entonces vivir feliz y sonreírle a la vida.

Despreocuparse de todo lo que a tantos otros preocupa. Y ocuparse exclusivamente de lo que le gusta, ahora que gracias a su gusto ha resuelto un problema.

A Pelé le gusta el fútbol. Del fútbol pensó en vivir bien. Y gracias al fútbol ya vive muy bien en todas las perspectivas de vivir mucho mejor.

Imagen Gloria del fútbol mundial. Pelé ya demostró desde chico ser un crack, con las camisetas del Santos y de la Selección de su país.
Gloria del fútbol mundial. Pelé ya demostró desde chico ser un crack, con las camisetas del Santos y de la Selección de su país.
Entonces su vida es eso: fútbol, fútbol, fútbol...

Y adentro suyo, en sus vísceras y su sangre, lo mismo: ¡fútbol, fútbol, fútbol! ...

Vive fútbol. Ya pasó de vivir del fútbol. Vive fútbol.

Y porque así lo vive a la edad en que más se lo "siente", es que Pelé es como es: jugador de todo momento, hambriento de ganar siempre, de estar en todas, de la pelota y del arco, de los pesos... y los goles.

Es el generoso que lo pone todo en cualquier partido y en cualquier circunstancia del partido.

Pelé quiere jugar y ganar. Al comienzo o al final. Por eso fue scorer absoluto del Campeonato Sudamericano 1959.

Pelé se atraganta a veces con la pelota porque además de querer jugar se tiene fe para poder pasar donde normalmente no se pasa, pero él sí puede pasar con el más absurdo recurso, puesto que según lo siente al fútbol sabe las cosas del fútbol: sabe del fútbol todas las maneras sabidas y por saberse de tocar la pelota; todas las trampas lícitas (y las otras también) que existen para llegar adonde otros no quieren que el adversario llegue.

Las sabe todas porque adentro suyo hay eso: fútbol, fútbol, fútbol... ¡siempre fútbol! Tiene la encantadora asociación de lo que le gusta y lo que le conviene hacer. Su vida no le dió tiempo para otra cosa. Por eso apenas fue al colegio, y todo se lo dió al fútbol, pasión con la que se ha hecho feliz y ha llevado felicidad a la que una vez fue su modesta familia.

 

 

El Gráfico (1959).