1952. Ganó Gatica a Rizzo, pero...
La sorpresiva derrota sufrida en enero frente a Clarence Sampson sembró dudas sobre la posible vuelta del ídolo al primer plano mundial. Fue victoria ante Armando Rizzo por KO técnico pero sin despejar las dudas.
Le faltó juego de piernas y flexibilidad de cintura
Después de su caída inesperada y sorpresiva ante el panameño venía bien la programación de un cotejo con Armando Rizzo para saber el estado actual de José María Gatica, quien se presentó con 64k.400 ante un rival a quien ya antes había vencido categóricamente, y que acusó en la balanza 62k.200. Era una especie de prueba, acaso de escalón para que desde allí saltara Gatica hacia el plano que aquí había reconquistado a su retorno de los Estados Unidos luego del contraste ante Williams, cuando éste era campeón mundial. Interesaba más eso que el resultado previsto del match, puesto que Gatica tendría que ganar.
De no hacerlo, su baja sería decisiva. Fuimos, pues, en busca de una medida, hacia la apreciación del estado actual de Gatica. Ganó y bien. De los dos pugilistas que estuvieron en el ring fue Gatica el que se prodigó, el que buscó la lucha franca, abierta, espectacular. A ello opuso Rizzo su juego de no conceder distancia, de trabar, de ir dilatando el match en la esperanza de sacar mayor partido del posible cansancio de su oponente. Lo consiguió a lo largo de diez rounds y hasta logró, en el curso del octavo y noveno, sacudir a su rival con algunos contragolpes de corta trayectoria, hasta que en la décima vuelta, tocado repetidas veces con ganchos en la mandíbula, reclamó la toalla de sus segundos.
Luego supimos que había sufrido una seria lesión en el maxilar inferior, al parecer en el transcurso del octavo round. Por eso Rizzo no salió a pelear en el undécimo, perdiendo así por K. G. técnico. Convengamos en que hasta allí Gatica era el vencedor, y holgadamente. Pero.... quedó un pero. No sabemos si Gatica volverá al aplaudido nivel en que se hallaba ubicado hasta no hace mucho.
No nos atrevemos a vaticinios, porque después de su regreso de los Estados Unidos circularon las más diversas versiones, no faltando aquellas que aseguraran que el dinámico pugilista estaba terminado. Lo desmintió categóricamente mostrándose en nuestro medio totalmente recuperado y en un momento excepcional. De manera que quedamos a la espera. No obstante ello podemos decir que frente a Rizzo no demostró una recuperación plena, total, la esperada.
Lo notamos "sin piernas" y "sin cintura". Peleando a pie firme, sin giros, yendo a la lucha con generosidad y su riesgo característico, pero sin esa soltura suya y el colorido que le valiera tantos éxitos. ¿Reconquistará esas virtudes? Es la pregunta que se formula, sin que sea posible una contestación-