La jornada está aquí

El felino por el que Brasil a gatas se presenta y no puede rasguñar ni un empate

La leyenda urbana de una situación extrafutbolística a la que algunos atribuyen el mal momento de la Verdeamarela.

Por Adrián Wowczuk ·

26 de noviembre de 2023

LA SELECCIÓN ARGENTINA  está en plena celebración de su primer aniversario como campeona del mundo, mientras que su histórico archirrival, el combinado brasileño, también cumple un año pero de una situación traumática y que marcó un antes y un después. 

Pero ese punto de quiebre no se relaciona con su eliminación en semifinales de la competencia a manos de Croacia... o sí. Es que un hecho extrafutbolístico está hoy vinculado por muchos a la debacle de la Verdeamarela a partir de la frustrada experiencia qatarí. Ya lo expresa el viejo dicho: Las brujas no existen, pero que las hay, las hay.

Brasil, acostumbrado a rugir como un tigre en los campos de juego y a erigirse en el rey de la selva del fútbol como un fiero león, de repente comenzó a emitir débiles y dolientes maullidos de gatito indefenso generados por una serie de hechos desfavorables en el plano deportivo que habrían tenido su punto de partida en la desafortunada intervención de su jefe de prensa durante la cita mundialista.

En el encuentro ante los periodistas previo al desarrollo de los cuartos de final,la presencia de un tierno felino en posición de reposo en el estrado principal fue la sorpresa risueña de todos. Pero el referido empleado, antes de que el delantero Vinicius Jr. contestara una pregunta, tuvo una actitud que generó disgusto: tomó del lomo al animalito y lo arrojó al suelo. El propio futbolista de Real Madrid se vio sorprendido y hasta se río de la situación, tras lo cual ofreció sus respuestas a los requerimientos de los medios.

 

El día que comenzó la maldición del gato para Brasil.
 

Las críticas por maltrato animal no se hicieron esperar. En Qatar, como en todo el mundo islámico, los gatos son considerados sagrados porque gozaban del favoritismo del profesta Mahoma. Para paliar un poco los comentarios desfavorables, la Confederación Brasileña de Fútbol decidió adoptar al minino como mascota y lo bautizaron Hexa, en referencia a la sexta estrella que busca Brasil desde hace más de dos décadas.

Pero la actitud, lejos de remediar el daño, parece haberlo redoblado: la cadena de malas noticias no para de azotar a la Canarinha, que enhebró una ya larga serie de eslabones aciagos.

Todo comenzó allí mismo, en Qatar, con la increíble eliminación a manos de los croatas, cuando parecía que el trámite estaba definido a su favor. El empate en el suspiro final del suplementario empujó a los brasileños a los penales y a la debacle: adiós al sueño de campeón.

 

La increíble eliminación de Brasil a manos de Croacia en Qatar 2022.
 

Ese sólo fue el comienzo de la mala fortuna, que incluyó lesiones graves de jugadores clave: Neymar sufrió una rotura de ligamentos en el choque con Uruguay en las Eliminatorias y en la misma competencia el propio Vinicius, protagonista del cat-gate en Qatar, tuvo que salir ante Colombia y su dolencia en el bíceps femoral lo marginará de las canchas por lo que resta del año.

 

La grave lesión de Neymar frente a Uruguay.
 

En lo que tiene que ver con los resultados deportivos, pasó algo inaudito: el Scratch  sumó tres derrotas consecutivas en la instancia clasificatoria a un Mundial como nunca había ocurrido: sus verdugos fueron Uruguay, Colombia y Argentina, con el trágico agregado de que el doloroso tropiezo con la Albiceleste en el Maracaná fue el primero de su historia en Eliminatorias como local.

 

Argentina le propina a Brasil su primera derrota en la historia de Eliminatorias como local.
 

Mientras Fernando Diniz hace lo que puede con sus dos trabajos como DT, al frente de Fluminense y de la Selección a tiempo compartido, el gatito Hexa se pasea por las oficinas de la CBF y medita, mientras deglute su alimento balanceado, acerca de la situación que envuelve de dudas y de amargura al fútbol brasileño.

Si pudiera hablar, quizá tendría la respuesta que resuelva este intríngulis: ¿mala suerte o sequía futbolera? Por ahora, sólo existen dos certezas: los gatos tienen siete vidas y Brasil tiene 5 campeonatos.

Los versos del entrañable cantante brasileño Roberto Carlos son los más apropiados para ilustrar una imaginaria situación en la que Vinicius Rodrigues, el autor del desafortunado suceso que inició la mufa, le susurra al oído a la esquiva sexta Copa del Mundo: "El gato que está triste y azul, nunca se olvida que fuiste mía. Mas sé que sabrá de mi sufrir, porque en mis ojos una lágrima hay".

 

Un gato en la oscuridad, el famoso tema de Roberto Carlos.