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El drama de una rival de Sabatini: a los 17 tuvo un romance traumático con su entrenador de 50

La legendaria tenista estadounidense Pam Shriver, ex 3° del mundo y finalista del US Open, reveló que sufrió un daño dramático tras aquella relación "inapropiada".

Por Redacción EG ·

22 de abril de 2022

Pamela Howard Shriver Lazenby, más conocida como Pam Shriver, es, sin dudas, una leyenda del tenis. De juego directo, hecho para el ataque, con mucho saque y red, la estadounidense fue una jugadora de dobles excepcional.

Conquistó nada menos que 21 títulos de Grand Slam -20 con Martina Navratilova y uno con la rusa Natasha Zvereva-, alcanzó el primer puesto del ranking WTA, ganó diez veces el WTA Finals junto con Martina Navratilova y totalizó 112 torneos ganados. Además ganó Roland Garros 1987 en dobles mixto junto con Emilio Sánchez Vicario y se colgó la medalla olímpica de oro en Seúl 1988.

En singles, sin embargo, también brilló: alzó 21 trofeos, fue finalista del US Open de 1978, alcanzó el tercer puesto del ranking mundial y llegó a la final del WTA Finals de 1988, en el Madison Square Garden de Nueva York, partido que perdió ante Gabriela Sabatini por 7-5, 6-2 y 6-2.

Por estas horas Shriver generó estupor en el mundo del tenis y del deporte en general: reveló que protagonizó una oscura adolescencia por haber tenido una relación "inapropiada y perjudicial" con su ex entrenador Don Candy, cuando ella tenía 17 años y él 50.

La ex jugadora estadounidense develó los detalles en una entrevista con Daily Telegraph, en la que comenzó el relato con el inicio de la historia: conoció a Candy cuando tenía 9 años, en una clínica en Baltimore. Empezaron a trabajar juntos y el vínculo creció cuando llegó a la final del US Open junior a los 16; al año siguiente le dijo a Candy que estaba enamorada de él para empezar un romance.

Por más fuerte que sea la historia Shriver aseguró que Candy, fallecido dos años atrás, no abusó de ella, pero dejó en claro cuáles fueron las secuelas: "La relación atrofió mi capacidad de establecer relaciones convencionales y fijó ciertos patrones, como mi continua atracción por hombres mayores y mis dificultades para mantener límites saludables”.

Y profundizó: “Todavía tengo sentimientos encontrados con Don. Nos involucramos en un inapropiado y extenso romance. Engañaba a su mujer. Pero había muchas cosas que eran honestas y auténticas. Yo lo quería. Pero acá el adulto era él. En un mundo diferente habría encontrado la manera de mantener las cosas profesionales. Recién después de la terapia empecé a sentirme un poco menos responsable. Ahora me di cuenta de que lo que pasó fue culpa suya”.

Si bien la relación tuvo momentos felices, Shriver asegura que las secuelas son traumáticas y que, si bien el abuso tiene consecuencias muy graves, no resulta necesario llegar a ese extremo para tener connotaciones negativas: “Creo que las relaciones abusivas entre entrenadores son comunes en el deporte en general. Pero mi especialidad es el tenis y fui testigo de varios casos en mis cuatro décadas como jugadora y comentarista de TV. Mi alarma se enciende cada vez que veo a una jugadora que sale con su entrenador a un fisioterapeuta masculino que trabaja sobre el cuerpo de una mujer en el gimnnasio".

La relación se terminó cuando Shriver contrató a un nuevo entrenador y reemplazó al australiano, aunque luego lo consultó en varias oportunidades de manera esporádica. ¿Cuál es la solución en estos temas? La ex tenista explica que no hay respuestas concretas: "Creo que es posible educar a los jóvenes deportistas pero probablemente haya que empezar antes de que lleguen a la pubertad: acaso cuando tienen 11, 12 o 13 años. Una vez instalados en el circuito mayor ya habrán establecido muchos patrones”.