El famoso antecedente del frío saludo entre Enzo Pérez y Martín Demichelis
El apretón de manos de compromiso que se dieron el volante y el DT desempolvó el recuerdo de un momento similar vivido por dos enormes protagonistas.
EL MORBO fue uno de los condimentos que tuvo la Supercopa Argentina entre River y Estudiantes. Propios y extraños estuvieron pendientes del primer encuentro tras el desencuentro, valga el juego de palabras.
Enzo Pérez, cuya salida fue un fuerte impacto para los hinchas Millonarios, volvió a conectarse con la Banda Roja, aunque desde otra vereda: la del Pincha, un club en el que también su figura adquiere la envergadura de héroe.
Los ojos de todo el mundo se detuvieron expectantes en uno de los momentos clave de la noche cordobesa. El mediocampista símbolo del cuadro de Núñez se dirigió al banco de sus ex compañeros y comenzó por estrechar la mano de Martín Demichelis, el DT con el que tuvo un fuerte cortocircuito que terminó por ser la causa de su adiós.
Si bien ninguno de los dos protagonistas confirmó la pelea, el frío y protocolar contacto entre ambos terminó de darlo por hecho. Y ese verdadero témpano en forma de saludo hizo rememorar otra inolvidable situación parecida y con actores de mucho peso.
El 25 de octubre de 1997, en el Monumental, se jugó el superclásico que devino en el retiro de Diego Maradona. Boca se impuso 2-1 tras dar vuelta un trámite adverso en el primer tiempo y antes de que se iniciara el duelo llegó el instante del que tanto se habló en la semana previa: ¿se produciría el saludo entre Diego y Ramón Díaz, técnico riverplatense?
El propio 10 había adelantado que así iba a ser. Y dicho y hecho: Pelusa fue hasta el banco visitante y allí estrechó la mano de un Ramón que le esquivó la mirada y se mostró indolente, en una imagen que quedó inmortalizada en la historia del fútbol vernáculo.
Veintisiete años después, otras figuras montaron casi la misma escena y dejaron para los anales un momento que tiñó de tensión una final y no por el fútbol propiamente dicho. Demichelis lo transformó en palabras y, en medio de sus reflexiones tras obtener su tercer título como conductor del equipo, dejó una lacónica y elocuente frase sobre Enzo Pérez: "Me era totalmente indiferente si me saludaba o no. Lo respeto mucho y le pedí que se quedara cuando asumí en River".
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