La sincera confesión del Gallego Méndez, el DT de la polémica
Tras meses sin hablar, se refirió a su cuestionada salida de Unión para llegar a Vélez.
SEBASTIÁN MÉNDEZ ESTUVO EN EL OJO DE LA TORMENTA cuando en pleno campeonato local y cuando peleaba con Unión el descenso con los argumentos de una buena campaña, de la noche a la mañana se fue a Vélez, el club del que es hincha y en el que formó como futbolista, para afrontar la misma lucha que con el Tatengue.
Entonces arreciaron las críticas y él argumentó que se debió a un impulso del corazón por lo que el Fortín representa en su vida. Hubo incluso un duelo del morbo entre ambos equipos donde todo el mundo estuvo más pendiente de las reacciones de sus ex dirigidos que del 0-0 que arrojó como resultado.
Méndez logró el objetivo de salvar a Vélez y Unión también preservó la categoría de la mano de Cristian Kily González, a quien el Gallego considera un amigo. Tres meses después de su salida de Liniers ante el advenimiento de una nueva comisión directiva que contrató a Gustavo Quinteros, rompió el silencio.
Al mirar en retrospectiva, reconoció en diálogo con Clarín que "era el más hijo de puta. Porque a mí me juzgaron y está bien. Sé en qué mundo estoy. Estoy seguro de que lo que hice en Unión está mal. Y yo lo expliqué. Ahora, yo no soy un pederasta; no soy un asesino; no soy un sicario; no le vendo droga a los chicos. Fue una decisión. ¿Está mal? Por supuesto que está mal y yo lo sé. Fue una decisión emocional. Y estaba Vélez en el medio. Después terminó bien, primero porque fue el Kily (González), que es un gran amigo, y después porque se salvaron. Así que cerró todo, fue una manera de sentirme bien. Fue un alivio".
Méndez explicó que dejó de ser el DT de Vélez porque "cuando empieza una persona o una comisión nueva, vos tenés que darles la posibilidad de que elijan. La urgencia de Vélez no es institucional, es deportiva. Entonces ellos tenían que estar seguros de las decisiones que iban a tomar. También es verdad que pasamos esos seis meses que fueron muy bravos".
A la distancia, el Gallego subraya que "estoy agradecido de que me hayan dado la chance. Y me sentí muy presionado. Me sentí muy jodido. No la pasé bien. No fue un momento de disfrute, pero es una sensación de orgullo, de haber hecho el trabajo. Eso es lo que me queda".