Desorientación oriental: Cavani y la kriptonita boquense que apagó sus poderes
El uruguayo volvió a ser titular en un Boca que necesita sus goles como agua en el desierto pero falló varias claras y salió con una molestia. El crack sigue en deuda y lo sabe.
EDINSON CAVANI LLEGÓ A BOCA en la segunda mitad de 2023 y revolucionó el fútbol argentino. Después de una interminable novela con mil capítulos, el por entonces vicepresidente Juan Román Riquelme mostró su alegría por el arribo del que a su juicio es "el mejor extranjero en la historia del fútbol argentino".
La pompa de ese título fue además una obligación impuesta para el goleador charrúa, que venía con su enorme palmarés construido a base de romper redes en cada uno de los rutilantes clubes en los que desarrolló su impresionante carrera: más de 100 en Nápoli, 200 en PSG, 20 en Manchester United, casi 60 en la Selección de Uruguay... Antes de recalar en la Ribera jugó en Valencia donde la cantidad fue más modesta: 7 tantos en 28 presentaciones, acaso un prolegómeno de su actual sequía.
Cavani y Boca parecen hechos tal para cual. La fiereza y el sacrificio que el charrúa le aporta a su potencia es todo lo que está bien para un público que lo recibió masivamente en la Bombonera y le brindó su cariño desde el vamos. Incluso el propio jugador se mimetizó con el gen bostero casi de inmediato y lo reflejó en las redes sociales donde se lo vio hasta cantar las canciones de La 12 junto con su pequeño hijo.
Pero esa predisposición y entrega total no alcanzaron en su momento ni alcanzan ahora a cumplir las expectativas creadas. En términos de números lisos y llanos, Cavani lleva 18 compromisos disputados con la casaca auriazul y apenas festejó en 3 ocasiones. Su aporte se adivinaba como crucial en la última parte de la Copa Libertadores a la que los de Jorge Almirón llegaron a la final, pero sólo hizo un gol en la semifinal de vuelta ante Palmeiras y en la definición del Maracaná con Fluminense tuvo una deslucida actuación.
Además de la falta de puntería, el Matador convivió con las lesiones musculares que a sus 36 años lo limitaron bastante en esta etapa, más allá de que su condición física parece intacta.
En 2024 y ya bajo la comandancia de Diego Martínez, debió entrenarse de manera diferenciada para dejar atrás un desgarro y comenzó como suplente el campeonato. Ingresó en el complemento en el debut con Platense y tres días después le confiaron la titularidad para el choque de este jueves con Sarmiento en la cancha de San Lorenzo.
Cavani es un asesino serial del gol y en la infernal tarde del Bajo Flores contó con 4 balas poderosas para someter a su recurrente víctima: la red. Sin embargo, el cazador otrora infalible, falló. Y Boca lo pagó: apenas empató 1-1 un partido que debió haber ganado.
Un tiro de zurda que se fue muy cerca, un enganche fallido para propiciar la definición, un remate en el travesaño y un mano a mano con el arquero en el que le erró de manera incomprensible al balón se sumaron a un gol que le anularon por posición adelantada. Ese fue el resumen de una jornada que en la cabeza del uruguayo querrá borrarse de inmediato, con el agravante de su salida del campo con una lesión cuya gravedad aún no se conoce pero que tiene toda la pinta de ser una nueva afección muscular.
Edinson Cavani es, además de una estrella, un guerrero resiliente que no se dará por vencido. Él más que nadie sabe que está en deuda y quiere saldar esa cuenta lo más rápido posible. "Cavani es uno de nuestros líderes. Será cuestión de tiempo para que vuelva al gol", señaló Martínez tras el frustrante resultado.
Pero el amor que manifestó y demostró por Boca sólo será correspondido cuando recupere sus dondes de artillero letal y recomponga el maltrecho romance con la red.
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