Pasó y no lo sabías

DRAGAN STOJKOVIC ALQUILÓ PERFUME DE MUJER... Y PUEDE TERMINAR EN LA CÁRCEL

Comprometió su situación luego de comprar una Ferrari por 200 mil euros e importarla a Serbia.

Por Redacción EG ·

01 de diciembre de 2006

Dragan Stojkovic. De su imagen, se acuerdan todos, aunque del nombre, quizás unos pocos. Para sacarlo rapidito, Stojkovic es aquel futbolista yugoslavo de medias bajas que se tapa la cara, sin poder creerlo, un instante después de que Goycochea le atajara un penal en la definición de Argentina-Yugoslavia.

En aquel Mundial de Italia, el hombre en cuestión era una de las estrellas del equipo. Su carrera siguió siempre relacionada al fútbol, a punto tal de que hoy es el presidente del popular Estrella Roja, el club más importante de Belgrado y de la bélica república Serbia. Club al que podría terminar presidiendo detrás de unos espesos barrotes de hierro, si se confirman las acusaciones que le hicieron. Y aquí viene lo más jugoso.

Según cuentan las crónicas, Stojkovic compró una Ferrari de 200 mil euros en Maranello y luego la hizo importar a Serbia, para regalársela a su media naranja. Pero en el camino, para evitar pagar ciertos gastos fiscales, consiguió una apoderada para atribuirle la compra del autito. Se sabe que las personas con capacidades diferentes tienen ciertos beneficios impositivos, pero en este caso, la operación no olía demasiado bien, puesto que la beneficiada era una mujer no vidente. Y ya sabemos que, fuera de Perfume de Mujer, no es muy común ver un ciego al volante de una Ferrari.

Un empleado de la Unión de inválidos de Serbia, Zeljko Ilic, fue el que proveyó los detalles comprometedores y ahora Stojkovic no hace más que defenderse, algo que no sabía hacer en la cancha y tampoco frente a las cámaras. "Esa Ferrari no es mía, si yo ya tengo seis autos", declaró. Y quiso salir con estilo diciendo: "Además, convengamos que es un lindo auto, pero que consume mucho". Para el presidente de la Unión de inválidos, no hay nada de qué reírse: dice que Stojkovic está hasta las manos. Lo mismo opina el ministro de finanzas serbio, decidido a hacer una investigación sobre los falsos inválidos.

Es cierto que el amor es ciego, pero en este caso, a Stojkovic, fue el amor (por la plata, y no por los ciegos) el que lo cegó.

 

Martín Mazur