Las Entrevistas de El Gráfico

BAMBINO VEIRA 100X100: "MUCHAS VECES ME IBA DEL TELO AL ENTRENAMIENTO"

En el día del director técnico recordamos...Divertidas anécdotas del hombre querido por los hinchas de Boca, River, San Lorenzo y Huracán, donde jugó o dirigió. La infancia, los Carasucias, Bonavena, las mujeres, los títulos, las frases locas ... un auténtico Bambino.

Por Diego Borinsky ·

13 de noviembre de 2021

 Nota publicada en la edición de mayo de 2013 de El Gráfico

Imagen EL BAMBINO, hoy, a los 66 años, analiza el fútbol en Radio 9 todos los días y en Fox Sports los domingos. Irradia sonrisas. Personaje de Buenos Aires.
EL BAMBINO, hoy, a los 66 años, analiza el fútbol en Radio 9 todos los días y en Fox Sports los domingos. Irradia sonrisas. Personaje de Buenos Aires.
1 ¿Quién te puso Bambino? Coco Rossi, mi compañero, en una gira por Europa. Era el más pibe de todo el plantel de San Lorenzo, tenía 17 años, y después de un muy buen partido en Italia, la prensa me empezó a decir “Bambino”, porque estaba de moda Gianni Rivera, al que llamaban “Il Bambino d’oro”. Se ve que yo jugaba parecido a él, y como era el más chico, los periodistas italianos me dieron manija con eso y al volver a Buenos Aires, Rossi empezó con “Bambino” de acá, “Bambino” de allá. Y quedó para siempre; hasta ese momento, en el barrio a mí me decían Puma.

2 “Puma Veira”, ¡qué feo suena! Con 14 o 15 años era fanático del boxeo, iba al Luna Park, me encantaba el Puma Rivero, un noqueador extraordinario. A mis compañeros de inferiores les decía: “Hoy voy a ver al Puma, ¡lo va a poner al otro, pim, pam pum!”. Entonces, me empezaron a decir Puma. Y antes de Puma, en el baby, me decían Pontoni. No tenía idea por qué, hasta que me explicaron quién fue René Pontoni. El destino quiso que me dirigiera después en la Reserva de San Lorenzo.

3 Vos también fuiste un noqueador extraordinario, como Rivero... (Piensa) Y... sí (risas)... era un problema ese, un problema. Me tendría que haber cuidado un poco más. Siempre digo lo mismo: me arrepiento de no haberme cuidado un poco más para jugar al fútbol, para estar en plenitud.

4 ¿En qué no te cuidabas? En lo peor: salía de noche. Mi única suerte era que no tomaba ni fumaba, pero dormía muy poquito y, al otro día no trabajaba como debía hacerlo un profesional, como Rendo, Telch o Fischer. Ellos metían 20 piques, y yo, 5. El deportista debe dormirse temprano para entrenar muy bien al otro día y yo hacía todo al revés. Pero en aquella época todo era mucho más lírico, también, eh, no tan profesional como ahora.

5 De los cinco días de la semana, ¿en cuántos te acostabas tarde? Y... cuatro. Siempre me gustaron mucho las chicas, entonces iba a bailar, o salía a comer con amigos, también era muy habitué de los teatros de revista, tenía amistades en ese ambiente.

6 ¡¿Los técnicos no te decían nada!? Es que iba regulando, o acusaba alguna molestia, ¿me entendés? Además, todos veían que era un buen chico, entonces me perdonaban… El Bambi, el Bambi, decían (risas). A Messi le llegó la fama y te das cuenta que está equilibrado. A mí me llegó la fama y no estaba equilibrado, pero en 20 minutos te metía dos goles y te definía un partido. Y me perdonaban.

7 ¿Quién te despertaba para ir a entrenar? Mi mamá. Y si no, me iba directamente del hotel para el entrenamiento.

8 “Nena, te dejo acá, que me tengo que ir a entrenar”... Así, sí, ja, ja, hacía todo al revés, incluso llevaba los botines en el baúl, ja, ja, y me iba del telo directo a la práctica.

9 ¿Ningún compañero te aconsejaba aflojar un poco? Pasa que fui de esa generación de los Carasucias, éramos todos muy jóvenes. Cuando me vino a comprar el Real Madrid, si hubiera ido, me habría hecho más profesional. Me cedían un año a préstamo al Mónaco para prepararme de a poco y luego al Real Madrid. Me hubiera encaminado.

10 ¡¿Encaminado?! ¡¿En Mónaco?! ¿Te imaginás? Ahí, si no agarraba a Carolina, agarraba a Estefanía, con una de las dos me quedaba, ja, ja...

11 ¿Por qué no fuiste al Madrid? Me venían siguiendo desde mi debut, tuvimos una reunión con un representante y mi viejo, porque yo era menor de edad. Y al otro día mi viejo me dijo: “La hinchada de San Lorenzo está en el club pidiendo que no te vayas, no podés irte”. ¿Viste esos viejos con los códigos de antes? Así era mi papá. Y me quedé.

Imagen CON LOOK PSICODELICO, patillas y pelo largo, una postal de época con sus padres.
CON LOOK PSICODELICO, patillas y pelo largo, una postal de época con sus padres.
12 ¿Trabajaste de chico? Sí, mi satisfacción era llevarle algo de plata a mi mamá. A los 12 años empecé repartiendo hielo: bajábamos las barras, las cargábamos en el hombro y las dejábamos en los piletones de las casas que no tenían heladera. También trabajé en una carpintería, en una farmacia, en una imprenta, en una encuadernadora, fui sodero, no duraba mucho porque mi pasión era jugar a la pelota. Eramos tres hermanos, vivíamos con lo justo. Yo les decía a mis viejos: “Quédense tranquilos que voy a debutar rápido en Primera, voy a ser jugador de fútbol”. Me tenía confianza. También estudié dibujo publicitario, era buen dibujante. Y gran jugador de ajedrez.

13 ¿Tuviste que hacer la colimba? Me comí un año entero, con guardia y todo. Fue en el Regimiento I de Palermo, tenía que estar todos los días a las 8 de la mañana. Me dio un toque de responsabilidad.

14 Como futbolista tuviste una técnica brillante, ¿vino de cuna o la adquiriste? La técnica venía conmigo y la perfeccioné. Jugábamos con una pelota de goma chiquita, la pulpo, que picaba para cualquier lado en los adoquines. Nos juntábamos en la placita Florencio Sánchez, pasaban colectivos por acá, tranvías por allá y teníamos que meter la pelota debajo de un banquito. Si no éramos hábiles ahí...

15 ¿Quién te puso “El rey del chanfle”? Juvenal, de El Gráfico, por mi precisión para pegarle en los tiros libres. Le daba muy bien a la pelota, la verdad. Eran mi especialidad. Ahí tiene mucho que ver la pierna del apoyo: si está firme, la pelota va donde querés vos; si no está firme, sale por arriba.

16 ¿De quién eras hincha de pibe? Los muchachos del bar de Chiclana y Deán Funes nos juntábamos para ver a Huracán y a San Lorenzo cuando jugaban de local, un domingo a cada uno, porque no había plata para viajar. De pibe no estábamos tan definidos. Después jugué en los dos, pero el amor que le agarré a San Lorenzo no se compara con nada. Antes era distinto. Yo metía el gol de San Lorenzo en el clásico y a la noche iba a jugar al billar a la sede de Huracán con Bonavena. ¡La misma noche del partido! Y no pasaba nada.

17 ¿Qué hacían en el bar? Yo era el más chico de la barra. En esa época no había computadora ni Play, el único entretenimiento era jugar a la pelota en el adoquinado y después ir el domingo a la cancha. Jugar en la calle me trajo mis dificultades, me doblaba las rodillas y los tobillos. Se me hizo muy bravo con el tiempo. Y a la noche jugábamos a las cartas, al truco o al remate, siempre por el vermut. Yo era menor de edad y cuando caía la policía me escondía en el baño. Una vez, nos metimos con el Gordo Pombo, que pesaba como 200 kilos, escuchamos el “uh uh uh uh” y dijo: “Ojalá que sean los Bomberos”, ja, ja.

18 ¿Quién era tu ídolo? Coco Rossi. Fue un jugador excepcional, la pisaba, una habilidad terrible. Y al final, en la gira que hicimos por Europa, terminé durmiendo en la habitación con él. Y fue el que me fijó el apodo Bambino. Coco me cuidaba.

19 ¿Cómo conseguiste jugar en San Lorenzo y Huracán, dirigir a Boca y a River, y que la gente de los cuatro clubes te quiera? Nunca dije una palabra en contra del otro. Jamás ofendí al hincha del rival cuando gané un clásico. Y eso, a la larga, la gente lo tiene en cuenta.

20 Pero igual sos un tipo querido, tenés carisma... Puede ser, puede ser.

21 ¿No fue una traición jugar en Huracán después de formarte y ser ídolo de San Lorenzo? Nooooooo, no se veía así en esa época, nadie me dijo nada. Fuimos varios los que jugamos en los dos clubes: Rendo, Coco Rossi, Doval...

22 ¿Bonavena te perdonaba que jugaras en San Lorenzo? Con Oscar nos cargábamos. Jugábamos el clásico, lo llevaba al Gasómetro, lo sentaba en la platea blanca y le decía: “Quedate acá que en un rato meto el gol y te lo vengo a gritar”. Los hinchas de San Lorenzo le decían cosas y él saludaba, siempre con el habano en la mano. Lo querían a Ringo.

23 ¿No fuiste a la pelea con Alí? No pude, porque jugaba al otro día. La vi en El Gráfico, con gente del deporte, y cuando Ringo lo tiró, pegué un salto y grité: “Lo tenés, Oscar, ahí lo tenés”. Está la foto del salto, porque la publicaron, buscala (ver galería fotográfica). Al final el Negro reaccionó y le ganó. Al otro día hablamos por teléfono: “Sos más ídolo que nunca, Oscar, vas a ver cuando llegues”. A su regreso, fuimos a un Racing-River y cuando apareció en la platea, todo el estadio lo ovacionó.

24 ¿Cómo te enteraste de su muerte? Estaba en Brasil, en el Corinthians, y salió la información por la tele: “Murió un boxedor argentino en Reno”, bla, bla, fui a comprar cinco diarios, me acuerdo bien, a ver si era verdad, rogando que se hubieran equivocado. Pero no. Al día siguiente vine para acá: Ringo murió el 22 de mayo y lo velaron el 29 en el Luna Park, el día de mi cumpleaños. Estuve toda la semana con la madre y los hermanos. Pobre Oscar, era un tipo extraordinario, de grandes sentimientos. Aparte, ¡tan joven! Nos divertíamos mucho, sanamente, era inocente, imposible pensar que pudiera terminar así.

Imagen CON RENDO y el Lobo Fischer, integrantes de Los Matadores, equipo con el que Veira ganó su único título como futbolista, en 1968.
CON RENDO y el Lobo Fischer, integrantes de Los Matadores, equipo con el que Veira ganó su único título como futbolista, en 1968.
25 ¿Cómo nacieron los Carasucias? El apodo viene por la Selección que jugó el Sudamericano de Lima en 1957, la de Corbatta, Maschio, Angelillo y Sívori. Y en San Lorenzo surgió una generación de pibes atrevidos, también, que venían de las inferiores y jugaban muy bien: Doval, Telch, Areán, Veira y Casa. Teníamos una gran precisión y queríamos ganar, pero no estábamos preparados mentalmente para salir campeones. De repente, en un día inspirado les metíamos 4 goles a Alemania, ¡eh! Cuando salíamos de gira, les pegábamos cada baile a los equipos más importantes que ni te cuento, pero de golpe nos íbamos del partido.

26 ¿Quién era el más pícaro? Todos. Doval era muy simpááááático, Casa también, pero el más jodón era el Loco Doval. Casita era un fenómeno, nunca vi a una persona con tanta moral. Ya había perdido el brazo, y él mismo se cargaba. Nos decía: “Ustedes, véndenme los pies, si juegan acá sólo para vendarme los pies a mí”. Claro, él no podía vendarse. Y nosotros empezamos a cargarlo también. Un día, sonó la chicharra para salir a la cancha, ahora no existe más la chicharra, Casita justo estaba en el baño y fuimos y le atamos el brazo bueno, bah, el único que tenía, se lo atamos a la puerta del baño, ja, ja, ja, y nos fuimos para la cancha con uno menos. El juez se puso a contar y se dio cuenta de que faltaba uno, y lo ve venir a Casita, que gritaba: “¡Falto yo, hijos de puta!”.

27 Qué destino trágico el de ese grupo. Casa perdió el brazo, Doval murió muy joven, hace poco se fue Areán... Es verdad: Doval estaba fenómeno y murió de un infarto. El Nano, también. Y lo de Casita fue increíble: él no conocía mucho Buenos Aires, pasó por la ESMA, le dieron la voz de alto, se asustó porque creyó que era un asalto, y cuando giró el auto, lo balearon. El Valiant que manejaba tenía 21 balazos, ¡veintiuno! Fue un milagro que saliera vivo. Casita fue uno de los jugadores más valientes que conocí. Si se caía del lado del brazo bueno, no pasaba nada, pero si caía del lado del muñón, le quedaba todo el costado en carne viva. El doctor Insaurralde tenía preparado un botellón de merthiolate y le pasaba, shummmmm, nosotros decíamos “el próximo domingo no viene”. Y a los dos días, estaba de nuevo. Le costaba afirmarse pero no se entregaba nunca. Su regreso fue conmovedor.

28 ¿Cómo era el brasileño Tim? Una persona excepcional, pero a veces se enojaba. A mí me dejó una vez, casi en bolas, en los bosques de Palermo. A mí solito. Fuimos a practicar y jugábamos con mis compañeros a pegarles a las parejitas que iban en los botes, ¿me entendés? Hacíamos apuestas por el vermut. Pim, pam, pum... y caían en los botes. En un momento, Tim se avivó, se calentó, me pidió que las fuera a buscar, y cuando volví ya se había ido con el micro. Me quedé solo, en short, le hice dedo a un camión.

29 ¿Cómo hiciste para meterle cuatro goles a Boca en media hora? Son esos días en que estás inspirado y te sale todo, ¿viste? La noche anterior comimos con Cacho Silveira, el técnico de Boca, y Rendo le dice: “Mañana les hacemos cuatro”. Eso pasó, y me anularon el quinto, que fue el más lindo de todos.

30 ¿Hacha Brava Navarro te dijo “si pasás de nuevo, te parto”, antes de partirte? No fue así. No me dijo nada y tampoco fue a partirme. Me marcó fuerte y me agarró en la pierna de apoyo, mal parado y por eso me lastimé feo el tobillo. Ese Independiente era un equipo ex-tra-or-di-nario, muy fuerte. Les íbamos ganando 1-0, Velarde no cobró un penal claro, vino mi lesión y el desastre de la huelga de piernas caídas... Después, en la Selección me pusieron con Hacha Brava en la misma habitación y nos hicimos amigos.

31 ¿Esa patada fue más o menos como la que le tiró Ruggeri a Chilavert? Noooo, la de Ruggeri fue peor. Aparte eran los dos amigos míos, no había forma, ¿viste? Me acerqué al comisario deportivo y le dije: “Levantá despacito la número 6, pero despacito, por favor, mirá cómo está el Cabezón, ¡¡brama!!”. Cuando vino caminando, me levanté del banco y lo abracé. “¿Para qué me sacás, la puta madre?”, y yo lo trataba de calmar: “Cabezón, vos sos el mejor de todos, ganaste todos los títulos”. Pogany me preguntó qué pasaba. “¡Estoy abrazando a la bombaaaaaa atómica!”, le contesté. Al otro día, cuando vio el video, Oscar me dio la razón. Estaba obbbnubilado ese día.

32 Con el Cabezón ganaron todo en River y se reencontraron 9 años después para darle un título tan ansiado a San Lorenzo. Extraordinario, aparte de que fue un jugador bestial, Ruggeri es muy buen armador de grupos. Me jugaba la vida que iba a ser técnico de la Selección. No se le dieron los resultados.

33 Con vos de técnico, Chilavert pateó por primera vez un tiro libre, ¿cómo fue? Contra Banfield, en 1988, empatamos 2-2 en el descuento. ¡Vos no sabés cómo le pegaba Chilavert a la pelota desde chico! También cabeceaba, en los juegos que hacíamos ya te dabas cuenta de que era un ganador. En los entrenamientos a él le gustaba practicar tiros libres y le entraba muy firme. Y encima atajando era un monstruo. Era un líder desde pibe.

34 ¿Para jugar en Corinthians tuviste que hacer una prueba? Llegué medio grande, con 32 años, pensaban que estaba lesionado, entonces me hicieron dos partidos de prueba y anduve muy bien. Era bravo el campeonato paulista, yo le decía siempre al Loco Doval, que jugó en Flamengo y Fluminense: “Mi fútbol es para Río de Janeiro, no para San Pablo”. En Río se entrenaban a las 6 de la tarde, vissssste…

35 ¿Hiciste muchos desastres afuera de la cancha? En San Pablo, no, pero cada dos semanas me iba a Río para ver a Doval y me quedaba un par de días: íbamos a la playa, jugábamos al vóley, salíamos a comer, a bailar, ja, ja, el Loco era ídolo allá.

36 ¿Por qué terminaste tu carrera jugando en Guatemala, Chile y Bolivia? Mis últimos años de carrera fueron un poco de aventurero, me lo planteé así, para recorrer el mundo, para conocer cómo se sentía el fútbol en distintos países. Terminé en la Universidad de Chile, donde fui compañero de Manuel Pellegrini. Un defensor fuerte, gran persona Manuel, ya se notaba su inteligencia. Muchos años después me consultaron para llevarlo a San Lorenzo y les dije que me parecía una excelente idea.

37 ¿Viste algún jugador parecido a vos en estos años? Alonso era muy parecido: tenía fantasía, gol, y bien zurdo, como yo.

Imagen UNO DE LOS DOS partidos que jugó para la Selección Nacional, ante Bolivia.
UNO DE LOS DOS partidos que jugó para la Selección Nacional, ante Bolivia.
38 ¿Por qué te faltó un Mundial? Es que había cada nene en mi posición: Ermindo Onega, Daniel Willington, Angel Clemente Rojas, tenía que entrar con una ametralladora para jugar ahí. Mi Mundial era el de Inglaterra, pero me lastimé la rodilla.

39 ¿Vos trajiste los primeros discos de Los Beatles acá? Fuimos a jugar a Málaga y había un lugar a 15 kilómetros que se llamaba Torremolinos. Le pedí al tucumano Albrecht que me acompañara. Fuimos y había como 2 mil hippies acampando, todos con pelo largo. Fue la immmmpronta de que estaban apareciendo lossss Beatles, así que compré unos longplays que acá no se conocían. “Essssstos van a ser un éxito”, les dije a todos, y al volver empecé con la patilla, a dejarme el pelo largo, además había aparecido Elvis Presley.

40 ¿Es cierto que usabas ruleros? Ruleros no, me ponían la plancha. Angelo Milano, el peluquero, iba y me dejaba diez puntos.

41 ¿Por qué participaste en un par de películas? Siempre fui amante del cine, me encantaba ir a los de mi barrio a ver películas. En el 71 me contrató el Santos Laguna, de México. Vivíamos en Torreón y las películas del western se filmaban a 15 kilómetros de ahí. Leí en el diario que necesitaban extras y no dudé. De pibe, ya había trabajado en una película filmada en mi barrio. Se llamaba “Una cita con la vida”, de Hugo del Carril, con Enzo Viena y Graciela Borges. Hice de extra, caminaba por el café. Y a los actores americanos los admiraba, así que me enteré de que necesitaban gente y ni lo dudé.

42 ¿Cómo te presentaste? Los actores y el director paraban en el Hotel Nasas de Torreón. Estaban John Wayne, Raquel Welch. Me presenté en la recepción y les dije que jugaba en el equipo de la ciudad y que me gustaría hacer de extra. Ellos filmaban a la mañana y nosotros entrenábamos a la tarde, así que no había problema. Participé en dos películas, en una me mandaron de borracho al bar. Me pegaron un par de piñas, y después un tiro. “No me maten tan rápido, por favor”, les pedí. Es que me ganaba 100 dólares por día, más guita como extra que como futbolista.

43 ¿Tus mejores amigos del fútbol? Tengo tantos amigos que me voy a olvidar de muchos y me van a matar. Lo bueno que hice en la vida fue armar grupos muy fuertes.

44 El mejor técnico que tuviste. Muchos: Tim, Menotti, Zubeldía, Lorenzo, pero si tengo que nombrar al más importante, digo Carmelo Faraone. Me impulsó para que fuera entrenador. Estando en Ferro, me mandaba a seguir a los rivales. “Lo ves bien el fútbol, Bambino, ¿por qué no le hablás al Profe D’Amico para hacer el curso?”. Y así empecé.

45 ¿Y el peor? Ernst Happel, el austríaco que dirigió a Holanda en el Mundial 78. Lo tuve en Sevilla, era brillante, pero no hablaba. “Si no cambia, acá dura 3 meses”, comentábamos con los muchachos. Y duró tres meses. Fue con el que peor me llevé.

46 ¿Seguís jugando al fútbol? Desde que me retiré, nunca más jugué un picado. Es que entre los 28 y los 32 años viví en la kinesiología, entonces no quise saber más nada. Si me llaman mis amigos a comer un asado y patear un rato, no voy, no quiero jugar.

47 ¿Quién fue la persona del fútbol que más te cautivó en una charla? Renato Cesarini. Estábamos de gira por México, y el Tano vino un día a charlar con los más jóvenes. Me quedé congelado de lo que sabía de fútbol, nos anticipó lo que se venía en lo táctico y en la preparación física. Un sabio. Otro que me cautivó fue el Toto Lorenzo, un adelantado.

48 ¿Cómo hiciste para pararte ante un grupo como entrenador habiendo sido tan poco profesional como futbolista? Lo dije en una nota con Ardizzone, cuando arrancaba como técnico: “Le tengo que pegar dos tiros al Bambino, tiene que aparecer otro”. Y la verdad que como entrenador fui otro, mucho más profesional. También estaba más equilibrado. Di los pasos de a poco, creo que la hice muy bien: primero fui tres años ayudante de Faraone y luego dirigí otros dos en Banfield, así que cuando agarré San Lorenzo estaba preparado.

49 Cuando llegaste a River, en 1984, ¿imaginabas que podías ser el primer técnico en ganar la Libertadores? Siempre fui muy seguro de mí mismo, un entrenador que nunca dudaba del equipo que ponía. Una vez que elegía, estaba convencidísimo, esa fue una de mis grandes condiciones. Al llegar a River, escribí en la pizarra: “Con orden, disciplina y humildad, este plantel puede quedar en la historia”. Quedó.

50 Ese River cambió mucho del campeonato a la Copa. Vendieron a Francescoli y dije: “¡Se movió el Monumental!”. Enzo era un jugador excepcional, y tuvimos que reemplazarlo con tres refuerzos: Alzamendi, Centurión y Funes, que llegó justo para meter los goles decisivos. ¡Qué bondad la de Juancito, qué potencia física! En esa Copa entró a tirar unos pelotazos tremendos Alonso, que aparte de su calidad fue uno de los futbolistas más valientes que conocí. Un ganador nato.

51 ¿Te diste cuenta de que con el estilo histórico de River no se podía ganar la Copa y por eso patentaste el “contraataque ofensivo”? Claro, claro, además trajimos a Gutiérrez. ¡Mamita, lo que era esa dupla central con Ruggeri! Entre ellos y el Tolo que hacía de volante tapón, para entrar ¡había que usar un helicóptero, nene! A eso sumale dos grandes laterales y dos volantes con un ida y vuelta terrible, como Enrique y Alfaro. La rompieron.

52 Cuando Argentinos les ganó en el Monumental y hubo que ir a un desempate para definir al finalista, ¿sentiste el fatalismo del ambiente? Sí, sí, se sentía todo eso negativo, el peso de la historia, las dos finales perdidas, pero apenas entraron a la cancha de Vélez me convencí de que no podíamos perder. Nunca vi nada igual. Ese partido terminó 0-0 en 120 minutos y pasamos a la final por tener mejor diferencia de gol, pero hubo situaciones para los dos equipos y no me olvido de las avalanchas que se formaban en cada jugada de riesgo. Ese Argentinos de Borghi, Videla, Castro y Ereros era un equipazo de técnica excepcional.

53 ¿Qué postal guardás de la noche en que ganaron la Libertadores? Fue una noche interminable. No parábamos de festejar. El estadio era una locura, había llovido toda el día y reventaba de gente. De ahí nos fuimos a La Cantina de David, y en un momento agarraron mi pantalón gris, que era la cábala, y lo prendieron fuego. Yo lo cosía y lo cosía para no sacármelo... Es la locura que tenemos los entrenadores. Nosotros habíamos ganado 2-1 en Colombia, nos tiramos a la pileta del hotel y punto, no quería que se desconcentraran porque el América era un gran equipo. Me puse tan feliz por Alonso, que había perdido la Copa del 76.

Imagen EMBARRADO como si hubiera jugado, en su ciclo cumbre como entrenador, campeón de Argentina, América y el mundo con River Plate. Con Ruggeri, Pumpido y Gallego.
EMBARRADO como si hubiera jugado, en su ciclo cumbre como entrenador, campeón de Argentina, América y el mundo con River Plate. Con Ruggeri, Pumpido y Gallego.
54 ¿La Intercontinental con el Steaua la ganaron de vivos? ¿Vos sabés que había visto la final de Europa que los rumanos perdieron contra el Barcelona y noté que tenían un problema: hacían un foul y le daban la espalda a la pelota, se volvían sin mirar? Se lo comenté a los muchachos: “Es un equipazo, pero tienen distracciones, hacen un foul y se dan vuelta”. El Beto la cazó al instante. En la primera sacó rápido el tiro libre y se la puso a Alfaro. Atajó el arquero. En la siguiente hizo lo mismo con Alzamendi y fue gol. Ganamos 1-0, mirá lo que es un detalle en una final. Cuando terminó, le dije al Beto: “Ya está, le diste todo a River”. Y se retiró. Fue su último partido.

55 ¿Por qué Santilli te limpió al año siguiente? Creo que Santilli creyó que después de ganar todo, habíamos perdido el hambre de gloria y debía renovar el ambiente.

56 ¿Con qué jugadores te deslumbrabas desde el banco? Es difícil darte nombres, son muchos. Sí recuerdo que a Gorosito, por ejemplo, lo pedí insistentemente para llevarlo a San Lorenzo. Se iba a hacer ese trueque con River de Chilavert y Siviski por Goycochea y Gorosito y se cayó por un problema con Goyco. Le dije al presidente: “No importa, a mí me traen a ese pibe Gorosito”. Lo conocía de River, y por suerte se hizo. También insistí con Silas, otro fenómeno, ¡mamita lo que fueron esos dos!

57 ¿Y con Caniggia? Un día, charlando con Pedernera, que era el coordinador de juveniles de River, le comenté que necesitaba un pibe para reemplazar a Amuchástegui. Me dijo: “Vení a ver a un chico de la Sexta, que es un muy bueno”. Media hora me alcanzó y le pedí que me lo mandara a practicar con nosotros. A mis amigos del café les conté: “Estamos preparando a un jugador que van a ver en Mar del Plata, es el hijo del vieeeeento, rapidísimo pero con habilidad ¡eh!”. Ese era Cani.

58 ¿Cuál fue tu influencia en los títulos del Boca de Bianchi? No, no, los títulos de Bianchi los ganaron Bianchi y sus jugadores. Nosotros, lo que hicimos, en colaboración con Macri, fue elegir algunos jugadores. El Tanque Rojas me había dicho lo que era Boca, Rattín y Marzolini también. Todo antes de agarrar, pero me di cuenta realmente de lo que era Boca cuando estuve en Boca. Entonces le dije a Mauricio que debíamos traer 6 refuerzos de alta personalidad. Esa es la clave para jugar en Boca. Y por eso trajimos a Córdoba, Bermúdez, Solano, Samuel, Alfredo Berti, Chicho Serna, Guillermo y Palermo. Recuerdo que cuando Bianchi agarró Boca, compartíamos El Equipo de Primera en Francia 98, y le dije a Carlos: “Tenés un plantel de hombres, aparte de grandes jugadores”.

59 ¿A Riquelme no lo desaprovechaste poniéndolo de volante por izquierda? Es que estaba Diego (Maradona) de titular. Después jugaron Guillermo, Palermo y Latorre arriba y lo que no quería era sacar a ninguno de esos tres, porque los tres eran unos fenómenos. Entonces pensé en sacrificar un poco a Román tirándolo a la izquierda, pero ya se veía que Román iba a ser un crack.

60 ¿Qué sentiste cuando Latorre dijo “Boca es un cabaret”? A Dieguito lo veo seguido en Fox, muy buen comentarista. Ya lo expliqué en su momento: “Latorre habla de cabaret, pero lo que él conoce en realidaddddd es una kermesse”, ja, ja. Lo banqué a muerte a Diego, la gente se le puso brava. El quiso decir que era un conventillo, otra cosa.

61 ¿Por qué te agarraste a trompadas con Gustavo Barros Schelotto? A piñas no fue. Con Gustavito tuvimos un problema en el vestuario de Mar del Plata, reaccionó por un cambio y lo tuve que mandar a jugar a Unión, pero ya pasó, y ahora cada vez que nos cruzamos, nos saludamos. Son buenos chicos.

62 ¿En River o en Boca hay más presión? Son iguales, los dos muy mediáticos, los hinchas de los dos te siguen a todos lados. Lo que sí es diferente es la cancha, en la Bombonera el rival se puede desconcentrar, en el Monumental es más difícil.

63 Dirigiste 10 superclásicos entre River y Boca y sólo perdiste uno; ¿cuál elegís? El único que perdí fue con River en la Bombonera, unos días después de ganar la Copa, puse a los suplentes y nos ganaron 1-0 con gol de Comitas. Pero déjame elegir uno de cada lado. De River, me quedo con el del gol de Montenegro a Gatti en el Monumental: 1-0. Y de Boca, el 2-1 en el Monumental, con gol de Palermo de cabeza. Fue el último partido de Maradona y tuve el privilegio de dirigirlo. Lo saqué en el entretiempo y puse a Riquelme.

64 En la Bombonera una vez la pasaste mal con River. El día de la pelota naranja y la vuelta olímpica. Los muchachos no sabían qué hacer y lo terminaron decidiendo en el vestuario, el Beto la quería dar sí o sí. Ni bien llegamos nos tiraron dos barras de hielo al techo del micro. Buuuummmm, tremendos golpes se escucharon. Para distender, me paré delante del grupo y les dije: “En una hora empieza el show de Frank Sinaaaaatra”. Después, quise salir a dar una indicación y volaba cualquier cosa. “¡Pipo, no salgo más porque esto parece una fiesta de quince, te tiran de todo!”, le comenté a Gorosito. Al rato me agarraron con un monedazo y me quería pelear con los plateístas.

65 Tu mejor charla técnica. En el campeonato del 95 con San Lorenzo. Faltaban tres fechas, perdimos contra Vélez y nos pasó Gimnasia. Todo el mundo creyó que habíamos perdido el campeonato. Yo estaba peor que los hinchas y el plantel, pero me fui a tomar aire al otro vestuario, volví y me puse a arengar: “Hoy festeja Gimnasia pero dentro de 15 días festejamos nosotros”. Y les di máquina. Yo estaba muerrrrrrto, pero traté de levantarlos. Esa fue una charla del alma. Al partido siguiente seguimos iguales y declaré en la tele: “Vengan todos a Rosario, porque Gimnasia tiene que jugar contra un grande, que es Independiente”. Pim, pam, pum, para motivarlos, y fueron como 40 mil hinchas a Rosario. Tardamos como dos horas en llegar del hotel al estadio, estaba repleto de hinchas de San Lorenzo. Y ahí mismo, en el micro, les dije: “Muchachos, hay clima de campeón, hoy hay clima de campeón”. Y se dio.

66 Un milagro. Sí, pero también perdí 4 campeonatos por un punto, eh, y ese lo gané por un punto. ¡Alguna vez me tenía que tocar!

Imagen EPOPEYA. El llanto vale un título, el Clausura 95 con San Lorenzo.
EPOPEYA. El llanto vale un título, el Clausura 95 con San Lorenzo.
67 Que el Papa sea de San Lorenzo es un buen indicio para pensar que la Libertadores está más cerca. Este Papa va a quedar en la historia, acordate, da muy buenos mensajes: atención con los más débiles, atención con la pobreza, eso me gusta. Y la Copa, sí, está pendiente la Copa, ojalá se dé pronto.

68 ¿Vas a llegar a ver el nuevo estadio en Avenida La Plata? Síííí, tenemos una fe ciega de que se va a dar, despacito pero se va a dar, va a ser algo realmente soñado.

69 ¿Tanto te cuesta pronunciar Arruabarrena, con doble erre? ¿Cómo es? A-rrua-ba-rena ¿Y cómo digo yo? A-rrua-ba-rena… El Vasco y listo. ¡Qué buen chico! Una vez lo agarré antes de un clásico contra River y le dije: “Vasco, te voy a tener que poner de volante, pero vas a ser el mejor del partido, acordate”. El me pedía por favor que no. Yo necesitaba a Matellán de tres y al Vasco de volante. Al final la rompió y hasta metió un gol: perdíamos 1-0 y lo dimos vuelta en 10 minutos con tres goles. Con Siviski pasó algo parecido en la final de la Liguilla contra Racing. Se me habían lesionado los tres delanteros. Lo agarré al Ruso y le dije: “Escuchame, ¿lo viste jugar a Klinsmann, el alemán? Bueno, el domingo vos vas a ser Klinssssssssmann, te voy a poner de delantero”. No entendía nada. Lo puse a él y a Ortega Sánchez arriba y ganamos 2-0. Klinsmann, le dije…

70 Tenés a Pelé, Maradona y Messi en un pan y queso, ¿a quién elegís primero? Nooooo, no puedo elegir, no puedo. Para mí hay cinco jugadores que están arriba del resto: Di Stéfano, Pelé, Garrincha, Maradona y Messi. Y todos en una misma línea.

71 ¿Cómo empezó esta historia de tus frases locas? De pibe yo era así, siempre de buen humor y haciendo chistes, hablando. En un momento se dio esa publicidad del Gran DT con Bianchi y Bilardo, extraodinaria, ja, ja, yo manejaba el jeep, tenía que meter primera y segunda, pero me equivoqué y metí la marcha atrás… y el jeep salió para atrás, ja, ja… Salió tan bien que el director dijo “¡queda esta!”.

72 ¿Tenés a alguien que te pase letra? No, no, nadie, todo es mío.

73 ¿Le metés mucho IVA a tus historias?. Mirá, siempre fui gran contador de anécdotas. Están los grandes contadores de chistes y los de historias. A mí me encanta contar historias. Y de repente meto la pausa y el remate, las adorno un poquito, las agrando, todo de acuerdo a como las viví, un poquito de imaginación siempre hay, para darle clima.

74 ¿Cómo nació la ese estirada de la “base esssssstá”? Se dio en el programa con Niembro. Dije: “Le pido a la gente de Boca que se quede tranquila porque la base essstá”. Me patinó un poquito la ese y justo me enganchó al otro día Miguelito Rodríguez, en el programa de Tinelli, y empezó “la base essssstá, la base esssssstá”. Y chau, te imaginás con toda la gente que lo ve a Tinelli, listo, se popularizó. Miguelito también me agarró con la de Francescoli: “Decilo Enzo, decilo”.

75 ¿Cuál es tu frase top? La que la gente más me repite por la calle es esa de “Habría que ponerle un toldo al sol” o la de “Tormenta de facha”. Esa se la dije al pibe Iván de Pineda: “Pero nene, vos sos una tormenta de facha”. Y quedó. A mí me gusta mucho una que me salió en el Mundial 2006, después de un mal partido de Argentina: “No hay problema, nene, enderezá la base que partimos”, ja, ja…

76 Vos decís que todos tus compañeros fueron unos fenómenos, que todos tus dirigidos son unos cracks, excelentes personas ¿nunca te tocó un tronco o un mala leche? Yo no tiro nada para atrás, siempre en la vida veo la parte positiva, no me gusta hablar mal de la gente. Me crié en un café, donde los mayores te cuidaban, te aconsejaban. Nunca me vas a sacar una frase mala de alguien, así me formaron.

77 ¿El Bambino-técnico duerme una siesta o ya fue? Ahora hay que tener una gran energía para ser técnico, y no sé si la tengo. Es muy difícil que vuelva, quizás pueda ser una selección, si se da, que ahí estás un poco más pausado, viste. Fueron 25 años sin parar, desde 1980 al 2005. Lo último fue San Lorenzo.

78 Es más fácil desde una cabina que al ras del piso, ¿no? Claro, sí, sí, hay mucho menos presión.

79 ¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de esta función? Lo que más me gusta es decir la verdad y tratar de explicar qué pasó en un partido. Lo que no me gusta es cuando matan a un técnico o a un jugador por un resultado. El periodista tiene que ser docente, informar con pedagogía por qué pasan las cosas.

80 ¿A qué periodistas admirás? A Niembro, a Victor Hugo Morales, de los jóvenes me gustan Closs y Vignolo. Latorre es muy bueno.

81 Tu día más feliz en el fútbol. La tarde de los tres goles a Independiente. Fue la revancha del 9-1. Y como técnico, cuando gané con River la Libertadores y el campeonato del 95 con San Lorenzo.

82 ¿Y el más triste? Cuando me fracturé la tibia. Por la Copa Argentina, contra Atlanta, en cancha de Deportivo Morón, jugando para San Lorenzo. Me dieron una patada y cuando caí, no me pude levantar. Iba en la ambulancia y me acuerdo que les decía a los médicos: “Las luces, se me apagaron las luces”.

83 ¿Cómo es un día tuyo hoy? Me levanto a las 9 más o menos, me voy a la radio con Niembro al mediodía, después veo algún partido, me gusta mucho ver los de Champions, y a la noche voy al cine o al teatro, solo, con mis hijas o con amigos, y salgo a comer. En general me acuesto a las tres de la mañana, de pibe ya me acostumbré a dormir poco.

84 ¿Tenés nietos? Uno, Santino, de mi hija más grande, Yanina, del primer matrimonio. Las otras dos, Stefanía y Daiana, están de novias. Tengo una gran relación con las tres.

85 ¿Cuántas veces por mes vas a la peluquería? Con una me alcanza. Voy y me doy un toque relampagueaaaaante (risas).

86 Una comida y una bebida. Bife o pastas. Y fernet, como los pibes.

Imagen MELENA y la sonrisa característica, con la camiseta de Banfield, club en el que jugó y al que luego dirigió.
MELENA y la sonrisa característica, con la camiseta de Banfield, club en el que jugó y al que luego dirigió.
87 ¿Está bien el título de “Personaje de Buenos Aires” que le pusieron a tu libro? Está bien puesto, porque anduve por varios rubros, viste: modelo, artista, actor, jugador, entrenador, ahora comentarisssssta.

88 ¿Te quedó alguna espina en tu carrera? No. Podría haber jugado un Mundial, es cierto, pero no se dio. Yo jugué en Primera, salí goleador del campeonato, salí campeón, jugué en la Selección. Como entrenador dirigí a los más grandes, a San Lorenzo, sólo me faltó la Selección, y eso que estuve en 2 o 3 ternas.

89 Y como hombre de la noche, como seductor innato, ¿te quedó alguna espina? No, no, ahí me trataron muy bien (risas).

90 Contame tus cinco mejores conquistas. Je, je, je… no, nombres de mujeres no doy.

91 No me los dés vos, yo te pregunto y decime sí o no: Graciela Borges. Gran amiga, extraordinaria persona.

92 Graciela Alfano. Gran amiga, extraordinaria persona.

93 Zulma Faiad, Noemí Alan, Verónica Castro, Mimí Pons, Raquel Welch, Catherine Deneuve, Pochi Grey, ¿nunca un 3 puntos, siempre de 9 para arriba? ¿Faltan muchas preguntas para terminar?... Las mujeres siempre me gustaron, esa es la verdad, y estaba vinculado al ambiente del teatro de revistas, ya te conté. Sólo te digo que si en esa época hubieran existido los celulares con cámara de fotos, habría sido un desaaaaastre, te mataban, nene.

94 “En vez de enseñarme a tocar el bandoneón, ¿por qué no me enseñaste inglés?”. Ja, ja, fue una frase que le escribí a mi viejo en una postal que le mandé desde Marbella. Acababa de conocer a una rubia preciosa, Miss Holanda o algo así, pero no nos podíamos comunicar de ninguna manera. No hablaba ni una palabra en inglés. De pibe, mi viejo me enseñaba a tocar el bandoneón. El viejo fue un gran bandoneonista. En realidad, nací en una familia tanguera porque mi mamá era una gran bailadora de tango y mi tía una gran cantante. A mí siempre me gustó mucho el tango, pero en esa oportunidad, en Marbella, me lamenté: hubiera preferido haber estudiado inglés que el bandoneón. La chica se me fue…

95 Frecuentando tanto la noche, ¿la droga no la viste cerca? La vi cerca, sí, pero nunca me llamó la atención. Nunca necesité eso ni tampoco tomar, porque yo ya era divertido naturalmente.

96 Detrás de ese personaje que parece estar siempre arriba, ¿no hay un hombre que se bajonea de vez en cuando? ¿Sabés lo que me mata a mí? La humedad y la baja presión. Esos días estoy medio caído, si no, siempre le veo el aspecto positivo a la vida, soy un tipo positivo. Además, ¿sabés que me da paz todas las noches?

97 No. Leer la Biblia. Lo hago todos los días, antes de irme a dormir, aunque llegue a las 3 de la mañana. Me da mucha paz, fuerza para seguir viviendo. Soy muy devoto de la virgen de Luján.

98 ¿Qué te enseñaron los 11 meses de cárcel en Devoto? Lo de la cárcel fue una injusticia total. Lo que me ayudó a salir bien mentalmente de esa situación fue mi conciencia, mi tranquilidad de conciencia.

99 ¿Tuviste miedo ahí adentro? Para nada. Ya te lo dije: a mí me ayudó a pasar ese momento la tranquilidad de conciencia. Eso es lo que vale, lo más importante. Y disculpame, pero no me hace bien hablar de estos temas, no me gusta. Ya está bien así.

100 La última: ¿te quedaron cicatrices de ese episodio? No.

Por Diego Borinsky. Fotos: Alejandro del Bosco y Archivo El Gráfico