Las Crónicas de El Gráfico

1964. Vuelta a la vida

La trágica historia que involucró al lanzador de martillo Hugo Grazioli, quien mientras entrenaba en un lugar sin precauciones, su martillo impactó contra una chica que perdió la vida.

Por Redacción EG ·

04 de marzo de 2020

Su martillo lo sacó del anonimato en 1961, cuando fue campeón sudamericano juvenil. Un martillo más pesado (7 kilos) lo hizo reaparecer en los titulares... pero no deportivos. Policiales. Cuando el 30 de septiembre, mientras se entrenaba en su Club Unión de Santa Fe, un lanzamiento se le fue sobre la pista (por no haber jaula protectora) y se estrelló en la cabeza de una chica santiagueña. Que había bajado de su provincia para perfeccionarse en educación física.

 

Imagen Hugo Grazioli.
Hugo Grazioli.
 

Hugo Grazioli hizo estallar su conocida parsimonia en desesperación. Corrió hacia ella. La llevó a un hospital. Fue el miércoles trágico de su vida. "No sabía qué hacer. En el hospital no me la dejaban ver. Sus familiares no sabían nada"... A las 2 de la madrugada del jueves la santiagueña falleció. Grazioli fue el primero en darle la noticia a una tía de la joven atleta. Después, a las 8 de la mañana, se presentó detenido en la comisaría. Ahí hasta la una de la tarde del viernes. Ningún cargo. El proceso se inició contra el club, por no tener los elementos necesarios.  

Los compañeros de equipo lo persuadieron. Grazioli quería abandonar el atletismo. Incluso peligraban sus estudios de ciencias económicas... Los amigos y los libros lo convencieron. Y volvió a participar en un torneo, el 14 de octubre. "Al principio, en cada giro, la veía a ella... La volvía a ver corriendo en la pista y oía mi grito de que se apartara...". Aquella fatalidad era una obsesión.

Pero Grazioli ha vuelto a vivir. Ha vuelto a reír "aunque siempre fui serio; parezco mayor de 22 años". Fue seleccionado santafecino a los Nacionales. Compitió en Comodoro. Fue 39 en martillo con 43,31 metros. Gritó como nadie el triunfo femenino por equipos de Santa Fe. Aquello sólo es un amargo recuerdo. Ha dejado de ser obsesión...

 

 

El Gráfico (1964).