Las Entrevistas de El Gráfico

1934. Bidoglio, el gran Vico

Una valiosa entrevista de Borocotó al gran defensor Ludovico Bidoglio, emblema de Boca y la Selección en el amateurismo. Origen, trayectoria y anécdotas de un jugador inmortal.

Por Redacción EG ·

05 de diciembre de 2019

Chito Garibaldi, José Benincasa, Roque  Cortela y Ludovico Bidoglio. A lo largo de más de tres lustros Boca Juniors tuvo bien defendido su puesto de back derecho. Fue un cetro que pasó de mano en mano hasta que el cuarto en poseerlo abandonó los fields sin tener a quien entregárselo. En esa dinastía Vico se encontró sin heredero. Pasaron por ese puesto hombres encarnando esperanzas que se desvanecieron en el correr del tiempo, para contribuir con el fracaso de los sustitutos a levantar el pedestal sobre el que se afirma Bidoglio. La hinchada, que había llenado sus pupilas y satisfecho su corazón con las clásicas jugadas del gran back, procuró engañarse. En cuanto vió aparecer a una promesa en el puesto abandonado, aplaudió con frenesí, se mostró tolerante en los defectos y bondadosa, infinitamente bondadosa, en la apreciación de las virtudes. Así "vió" en algunos jugadores lo que éstos no tenían. El gran anhelo de hallar al jugador que les inspirara aquella confianza que emanaba de la presencia de Ludovico en la cancha, fue el motivo que determinó el engaño; pero al ir rodando las horas y los días en el cuesta abajo de la vida, la desesperanza se convirtió en trampolín para el recuerdo. Y ante el convencimiento de la imposibilidad de hallar al sustituto, las miradas volvieron hacia atrás.

 

Imagen En Boca jugó desde 1922 hasta su retiro en 1931.
En Boca jugó desde 1922 hasta su retiro en 1931.

 

Ludovico Bidoglio cerró el cuarteto de los grandes backs derechos boquenses. Lo saben bien sus infinitos admiradores, y ello hará dificultosa la consagración en ese puesto. Si en un principio la esperanza acordó valores a quienes no los tenían, ahora no se admite la comparación. Bidoglio marcó su paso por las canchas y será objeto de esas discusiones que no acuerdan la razón a nadie. Quienes dentro de diez años nos discutan que el crack futuro es mejor o igual a lo que fue Bidoglio, la guardia vieja que formaremos nosotros, estará presente para no admitir comparaciones. Evítense, pues, los muchachos del mañana, ese trabajo. El negro Seoane, Nolo Ferreira, Cherrito, la línea famosa de Estudiantes de La Plata, la de Independiente, Gabino Sosa y otros, se han ganado un puesto en la historia futbolística, y quienes hemos asistido a los espectáculos brindados por esas líneas y hombres, no admitiremos suplantaciones que entenderemos como ofensas a nuestros recuerdos. Podrán tener razón nuestros hijos, pero no se la daremos, como tampoco nos la dieron nuestros padres. La exclamación de "¡Ah, mis tiempos!", se va heredando. De nada vale que les demostremos a los de la época de Alumni que los teams británicos ganaban aquí por aquellas goleadas que no pudieron hacer más desde el advenimiento del Racing famoso. En la actualidad se dice que hace diez años se jugaba mejor; dentro de diez años esa consideración se volcará en favor de nuestros días. No obstante, y sin la intervención de influencias ajenas al juego en sí, podemos decir con absoluta seguridad que Ludovico fue un extraordinario back y que desde su retiro hasta el presente no hay en el puesto de derecho quien pueda igualársele.

 

Imagen En 1934 se anuncia desde nuestras páginas que Ludovico firmará la lámina en colores de él publicada por El Gráfico, en el comercio del “Negro”Manuel Seoane. En la fotografía se puede apreciar la cantidad de admiradores de Vico que se hizo presente.
En 1934 se anuncia desde nuestras páginas que Ludovico firmará la lámina en colores de él publicada por El Gráfico, en el comercio del “Negro”Manuel Seoane. En la fotografía se puede apreciar la cantidad de admiradores de Vico que se hizo presente.
 

¿QUÉ TENÍA VICO?


 

Un profundo conocimiento del fútbol; simultaneidad entre el pensamiento y la acción; tranquilidad en los instantes de peligro; pique extraordinario; pase preciso; clase, mucha clase. Su presencia bastaba para ordenar la defensa. Estaba convertido en ese hombre de confianza cuya ausencia cohibe al compañero. El forward que llegara hasta él tenía en sí la seguridad de que no se le golpearía. Se le daba esa oportunidad para desenvolver todos sus medios. Sin embargo, en ese cotejo de forwards y back casi siempre la victoria estuvo de parte del zaguero. Y quiso el destino que no llegara a la decadencia, sino que su carrera se tronchara en pleno auge como le ocurrió a Chito Garibaldi, al número uno de esa dinastía que comenzó hace más de tres lustros y terminó en Vico. No merecía ese destino. Si nunca había golpeado, la fatalidad no debía haber cortado su carrera con un golpe. Se hubiera prolongado su auge. Le habría merecido ello la conquista de un buen contrato; pero se fue cuando la plata llegaba.

—Lo siento — me dijo al respecto. —Podía haberme asegurado un poco económicamente; pero no me quejo. He sabido ser buen jugador dentro del field y olvidármelo al terminar el match. Así pude conservar los amigos de Vico y no los del futboler. Viajé mucho y tengo un hijo. Con esto último me alcanza para ser feliz.

Se advierte en sus palabras un dejo de amargura. Cuando se refirió a los amigos arrugó el entrecejo y entornó los párpados. Adiviné en ese gesto lo que me quería decir. Sin haberse entregado a las amistades transitorias, Vico tiene un concepto bien definido de los adoradores del crack. Por eso se refugió en sus amigos de siempre y no los cambió tunca. Hoy los conserva. La sociedad recreativa " Adelante Vamos", nacida en su viejo y querido Palermo, fue hasta antes de casarse el lugar en donde halló el calorcito amable de las amistades sinceras, calor que lo espera siempre. Sólo que ahora el chico lo amarró a su camita, y Bidoglio es de aquellos que cuando encuentran a un amigo le dice:

—¿No lo viste al pibe ?

 

Imagen Bidoglio con su esposa e hijo.
Bidoglio con su esposa e hijo.
 
 

HAY QUE TRABAJAR

Obrero toda su vida y orgulloso de su condición, declara:

—¡Qué tanto entrenamiento! Aquel team de Boca que ganaba siempre no precisaba de pamplinas. Todos trabajábamos y eso era y es muy importante. Dijiste bien aquella vez en que hiciste una crítica demostrando que el futboler vive sentado o acostado. Sin una obligación cuesta mucho abandonar la cama a la mañana. El jugador duerme, por lo general, hasta medio día. Luego de almorzar, como no tiene en qué entretenerse, hace una siesta. A la noche, por haberse levantado tarde, no desea acostarse temprano. Hay ómnibus, colectivos, tranvías y eso hace que no se camine. Esa vida tan sedentaria le exige un mayor entrenamiento, y aun así no llega a adquirir, con facilidad, un buen estado físico.

Bidoglio trabaja desde hace once años en los talleres del Ministerio de Obras Públicas. Es electricista bovinador. Desde niño aprendió ese oficio, y cuando flaqueó el trabajo procuró hallarlo por intermedio del fútbol. Jugaba en Sportivo Palermo. Había sido winger derecho. ¡Qué aburrido jugar en ese puesto y en un team flojo! Pasaba partidos sin saber si era redonda o cuadrada. Y tan luego a esa edad en que se va por la calle haciendo combinaciones con una caja de fósforos, en que se patea lo que se halla al paso, y es por eso que uno se clava contra el sombrero bajo el cual un pebete rana puso un adoquín.

 

Imagen Bidoglio en el match entre los campeones de 1926 Boca e Independiente.
Bidoglio en el match entre los campeones de 1926 Boca e Independiente.

 Vico quería que lo pasaran a la defensa. En una gira al Paraguay le dieron el gusto de ponerlo de half. Era mucho mejor. Se corría, pero entraba en contacto con el cuero. Luego, vino a su puesto, a aquel que él deseaba y en el que tenía la certeza absoluta de encontrarse bien. Corría el año 1923. En Sportivo Palermo se originó un conflicto de elecciones. Bidoglio se enojó. Un hincha de San Lorenzo lo llevó, este club en el cual Omar se encontraba lesionado. ¿Qué pedía Vico? Que le aseguraran el trabajo. Nada más. Un puesto de su oficio en algún lugar, una ocasión para ganarse la vida sin el fútbol. San Lorenzo no lo quiso y fue a Boca, en donde se le prometió el empleo que conserva merced a su capacidad de obrero y a su condición de cumplidor. No pidió el trabajo para ir a firmar. Pero debió esperar durante once meses ese puesto y... cobraba diez pesos por partido. ¡Qué lástima haber nacido a destiempo! Si Vico hubiera podido sacudirse de encima seis o siete años, si no hubiera tenido la mala suerte de que su carrera se tronchara por un golpe, este muchacho, nacido el cinco de febrero de 1900, sería aún el mejor back derecho argentino y habría ganado algunos pesos que se llevaron otros con menos condiciones. Pero ¡qué importa! Tiene un hijo y con eso sólo es millonario.

—¿El match de tu surgimiento fue aquel contra los olímpicos uruguayos?

—Sí; por la trascendencia. Entré a reemplazar a Adolfo Celli. Yo no sé lo que ocurrió ese día. Estábamos concentrados en el hotel Roma y se decidió que los jugadores titulares ya fueran vestidos de fútbol, mientras que los suplentes no tenían esa necesidad. Sin ninguna idea de actuar, no sé por qué se me ocurrió ir de fútbol y con un sobretodo encima. Ocurrió que Celli sufrió la fractura de una pierna y yo debí entrar para consagrarme; pero no vayas a creer que esa fue mi primera buena performance. Antes ya había jugado internacionales contra varios teams, y hasta intervine en el sudamericano del 23, que se efectuó en Montevideo. Antes de eso jugué en la vecina orilla un match en el que ganamos por dos a cero y que fue el último en el cual los uruguayos formaron con sus viejos cracks. Ya en el 23 presentaron un team completamente modificado y aparecieron elementos como Nasazzi, Arispe, Andrade, Cea, Petrone y otros. Pero, como ya te dije, aquel cotejo fue trascendental y eso motivó mi consagración.

 

Imagen Ludovico con Adolfo Celli, a quien reemplazó en la selección cuando El Alemán sufrió una grave lesión frente a los olímpicos uruguayos
Ludovico con Adolfo Celli, a quien reemplazó en la selección cuando El Alemán sufrió una grave lesión frente a los olímpicos uruguayos
 

Recuerdo, a propósito, lo ocurrido en Montevideo en el partido final del sudamericano del 24 y en el cual Tesorieri tuvo una actuación descollante. Ese día fue un fenómeno el back rosarino Cokrane, pero la actuación de Américo resultó tan extraordinaria que llenó el field y tapó a todos sus compañeros y adversarios. Semanas antes, en un match entre Boca y El Porvenir, cuando en este último jugaban el negro Seoane, Ronzoni y otros, debimos haber perdido por diez goles y salimos ganando injustamente por cuatro a uno. En ese partido Tesorieri jugó tanto o más que en Montevideo, pero faltó el marco que le diera trascendencia a su actuación Y el quedó encerrada en el recuerdo de tos pocos. A propósito de ese match, te voy a decir que hice un lindo goal. Me adelanté y viendo que todos esperaban el pase seguí accionando hasta terminar en la Conquista que cito. Busqué al negro Seoane y le dije: "Chupate esa". En tono amable Seoane me contestó con una expresión yo te la digo, pero estoy seguro que no la vas a escribir.


—Dala por dicha, y pasemos a otro asunto: ¿De dónde viene tu amistad tan íntima con el negro Seoane y Adolfo Celli?

—Es cosa vieja. Con el alemán tenés que reírte siempre. Te cuenta algo y no sabe hacerlo sin empujarte, sin manosearte y hacerlo te rías a la fuerza. Cuanto menos te reís más te sacude. Somos amigos desde antes de fracturarse él la pierna, y  hasta llegamos a ser socios comerciales en la representación del botín de fútbol marca Taponazo. Con Seoane la amistad data de muchos anos. Le tengo muchísimo aprecio por ser un muchacho excelente. ¡Que vivo era! Una luz en el pensamiento. Recuerdo aquel partido entre Juventus de La Boca y de Avellaneda que no era otra cosa que Boca e Independiente. Salió el negro lastimado y estaba al costado del arco boquense con el botín en la mano. De pronto se ejecutó un comer en contra nuestra. Seoane entró, puso la cabeza y goal, todo sin largar el botín que tenía en la mano.

 

Imagen Argentina campeón sudamericano 1925. El cuadro nacional que disputó el primer partido del torneo: Médici, Bidoglio, Vaccaro, Tesoriere, Muttis y Fortunato. Agachados: Tarascone, Sánchez, Irurieta, Seoane, Bianchi y Hanai (masajista).
Argentina campeón sudamericano 1925. El cuadro nacional que disputó el primer partido del torneo: Médici, Bidoglio, Vaccaro, Tesoriere, Muttis y Fortunato. Agachados: Tarascone, Sánchez, Irurieta, Seoane, Bianchi y Hanai (masajista).
 

 

COMO DEBE JUGAR UNA DEFENSA

Dame una explicación acerca de tu juego.

Bidoglio queda un poco asombrado. De pronto responde:

—¿Vos no me viste jugar ? ¿Sí?... Entonces, ¿cómo me pedís las explicaciones a mí siendo vos el espectador? No obstante, te puedo decir algo. En primer lugar, que no creo en la eficacia de las teorías. Esto de "vos marcas a aquél y yo mareo a éste" son macanas. En la cancha se hacen las cosas de acuerdo a las circunstancias. Creo que el half de ala no debe plegarse a uno ni a otro, sino que salirle al jugador que nene con la pelota si es uno de los integrantes del ala que está a su cui-dado. El back, que está detrás, es el que debe de moverse de acuerdo a los desplazamientos de su haif. Cuando yo tenía que marcar al winger porque Médice le había salido al insider, Mutis me cubría el puesto y Elli ocupaba el de Mutis. Gran trabazón y no dejar a un hombre entre dos o más. En un match contra Estudiantes de La Plata el pobre Silenzi iba a marcar a Scopelli y este se la pasaba a Nolo Ferreira, y cuando el Gaita corría para ese lado, Nolo se la volvía a Scopelli, mientras los backs de Boca estaban replegados contra el arco. El público protestaba contra el centre hall sin ninguna razón. Dos chiquilines agarran al mejor, lo colocan en el medio, y lo marean. si se deja al defensa sin colaboración. Por eso Mutis y yo nunca dejábamos al centre half solo en esas condiciones.

 

Imagen Bidoglio en el balcón de su casa.
Bidoglio en el balcón de su casa.
 

 

LAS GRANDES LÍNEAS

La charla varía hacia otros aspectos y Vico me declara:

—En el reportaje que le hiciste a Gabino Sosa, el rosarino dijo una gran verdad. Por a un centre forward se le denomina director del ataque. Entiendo que corresponde al eje del quinteto el distribuir el juego y actuar como lo explica Gabino. Por algo el negro tuvo a su lado los scorers, y fueron las líneas así constituidas las que dieran más trabajo a las defensas. Las mejores líneas delanteras fueron para mí las rosarinas, las uruguayas, la de Independiente cuando tenía a Lalín, Ravaschino y Seoane y la de Estudiantes de La Plata de 1929. Nunca concentraban el juego en un solo hombre como acontece ahora con los shoteadores. Si bien es cierto que Bernabé Ferreyra es un jugador excepcional en ese aspecto, no cabe duda que las defensas cuentan con la chance que les significa el saber que el juego ha de concentrarse en ese hombre. El back que ve avanzar a Lago con la pelota ya sabe adónde irá a parar y no hace otra cosa que cerrar-se contra Bernabé. En cambio, cuando son los tres centrales los habilitados para re-matar y vienen avanzando en una misma línea, ya el trabajo de los backs y los halves es más difícil. En ese aspecto el quinteto de Boca posee ventajas porque cual-quiera de sus hombres tiene chance en el remate y todos saben hacerlo. Además, en-tiendo que cuando un centro es de las características de Bernabé necesita insiders ligeros que cuando le corten la pelota el centro ya esté embalado; pero me inclino al otro tipo de línea, que para mí fue siempre el más difícil de detener.

 

Imagen Medio sofocado por la solicita opresión de los hinchas, entre los cuales hay varias damas, Bidoglio estampa su firma en las láminas que le extienden a su vista. Conjuntamente con el público llegaban láminas por correo.
Medio sofocado por la solicita opresión de los hinchas, entre los cuales hay varias damas, Bidoglio estampa su firma en las láminas que le extienden a su vista. Conjuntamente con el público llegaban láminas por correo.
 

—¿Vos crees que la modificación impuesta por los shoteadores perjudicó nuestro fútbol?

—En belleza, sí; en lo demás, hay que discutir porque existe un jugador que es único en su modalidad y que ha sido objeto de malas imitaciones. Me refiero al de River, por cuanto Varallo ya no es igual. Podrá parecérsele en la arremetida, pero tiene otras fases que le permiten jugar en distintos puestos. Además, la línea de Boca es distinta a la de River. Pero no todos los cuadros tienen centros en los cuales ha de converger el trabajo de los demás. Ya hablé de Varallo; puedo citar a Petronilho, Naón, Benítez Cáceres, Sánchez y otros que no son así, que se parecen más a los centre forwards que nuestro fútbol tuvo toda la vida. Ya ves que el cambio no se ha generalizado. Hay teams con modalidades distintas. Ahora bien: ¿cuál es la mejor? Tengo que repetirte lo que ya te dije: que a mí me ha costado más trabajo detener a los quintetos como los dirigidos por Ravaschino, Nolo Ferreira y Gabino Sosa que a los otros. Sin duda, ello se debió a que yo tuve siempre una ventaja en mi velocidad. Vos sabés que estando en Lima para el sudamericano yo les ganaba a correr a casi todos, aun a aquellos que, como Orsi, tenían fama de veloces. Y creo que frente a los teams de pases largos se luce el half o back que tenga velocidad.

 

RECUERDOS

Lo mejor que me ha dejado el fútbol son  recuerdos de viajes. Perú, Paraguay, Chile, Montevideo, Brasil, Portugal, España, Francia, Suiza, Alemania... ; cada vez que me encuentro con un compañero que haya participado de esos viajes nos ponemos a recordar cosas y más cosas. Es muy lindo eso, pero da cierta pena. Al final, uno dice: "mejor sería no haber ido nunca". Sí, che: vienen nostalgias de viajes y son muy tristes. Me consta que nunca más iré a Europa, y cuando pienso en eso no sé si siento la satisfacción de poder morir luego de haber visto ese continente o me entristece el saber que no volveré a verlo. Se le llena a uno la cabeza de recuerdos y, al final, te hace mal. Pero la vida ayuda por otro lado. Llego a casa, veo sonreír al pibe... y el mundo es chico. No vale nada.

 

Imagen Uno de los viajes de Vico con la selección,en la foto sobre la cubierta del barco que los lleva a Chile para el sudamerciano 1927. Bidoglio, tercero desde la derecha, mira como el “negro” Luna, de gorra, le gana a todos al sapo.
Uno de los viajes de Vico con la selección,en la foto sobre la cubierta del barco que los lleva a Chile para el sudamerciano 1927. Bidoglio, tercero desde la derecha, mira como el “negro” Luna, de gorra, le gana a todos al sapo.
 
 

Cambiamos la onda y me dijo:

—Guardo para siempre admiración a una gran figura del pasado: Watson Hutton. Hoy sería igualmente bueno. Tenía todas las condiciones; pero en aquel tiempo existieron internacionales que hoy no podrían actuar en segunda. También recuerdo mucho a Elías Fernández. Jugaba bien y yo era hincha de San Isidro; así lo veía mejor. Chiappe también podría jugar hoy.

Después me confesó que en Mutis tuvo la más absoluta confianza y que Cuello es el mejor back de estos momentos. Y cuando ya lo dejaba, hablamos de ciclismo. Vico siempre anduvo en bicicleta. Luego, al ser lesionado, dejó el fútbol y colgó la máquina.

—La tengo desarmada en la casa de los viejos. Ahora ya puedo andar. Si querés, un domingo de estos nos vamos a hacer una pedaleada. Volverá a pasear en bicicleta por Palermo, pero no volverá a parar rivales sobre la gramilla.

 

Imagen Bidoglio y su familia.
Bidoglio y su familia.

 

 

Por Borocotó (1934).