¡Habla memoria!

Fin de gloriosas carreras del boxeo

En 1940, El Gráfico narró algunos casos emblemáticos de boxeadores que no supieron poner punto final a sus carreras deportivas cuando debieron hacerlo.

Por Redacción EG ·

13 de febrero de 2020

Hace muy poco tiempo, un pequeño gran boxeador cantó su canto del cisne en el Madison Square Garden. El excelente pugilista Tony Canzoneri quiso tentar al destino una vez más. Deseaba convencer al público de que todavía contaba con energía suficiente como para aspirar al título de Henry Armstrong y no vaciló, para demostrar que aún era alguien, en aceptar a Al Davis como oponente. Davis es uno de los jóvenes pugilistas que surgen, que no ha sido nunca vencido.

Canzoneri realizó una tarea asombrosa al mantener a raya a Davis durante dos rounds; hasta que Davis consiguió aplicar su, famoso hook de izquierda a la mandíbula, poco antes de la terminación del segundo round. Se produjo entonces una increíble transformación. A raíz de ese impacto Tony pareció envejecer en cincuenta años. Eso es lo que ocurre siempre cuando los "viejos" del ring quieren ponerse a nivel con los jóvenes.

 

Imagen Valentín Campolo.
Valentín Campolo.
 

Digamos, sin embargo, en  honor de Tony, que su carrera no concluyó sobre la lona. Logró levantarse después de dos knockdowns, y Donovan, el referee, se le acercó, pasó su brazo por encima de los hombros de Tony y le dijo algunas palabras amables. Sin duda algo a propósito de su bravura. Sea lo que fuera, Tony lo miró en silencio y se volvió trastabillando a su rincón. Todavía tenía deseos de luchar, y ya vestido confesó a los reporters que él creía estar en condiciones de haber seguido.

No; Tony no estaba ya en condiciones. Aquel que fue antaño cuatro veces campeón era sólo una pobre sombra de sí mismo. Antes tenía consigo el poder y la fuerza de la juventud; ahora ha pasado ya la marca de los 30 años. No podía esperarse otro fin. Tony quiso insistir, se creyó capacitado para proseguir en el rudo deporte, y la naturaleza ha sido su mejor juez. Ella es quien ha bajado el telón sobre la brillante carrera del pequeño pugilista.

Tony Canzoneri no es el primer héroe del ring que haya terminado así; ni será tampoco el último. Son pocos, ¡y tan pocos!, los que han tenido el tacto de retirarse a tiempo, Jim Jeffries lo hizo, pero... volvió seis años más tarde para pelear… Jack Johnson. Debió ser sólo una seca de Jeffries la que sostuvo el encuentro, cerebro estaba lúcido, pero el cuerpo no respondía.

Jack Dempsey permaneció alejado de ring durante tres años, y cuando volvió para pelear con Gene Tunney, Jack también era una sombra de aquel atleta que derribó de su trono a Jess Willard. En Unión de Hype Igoe, Tunney no hubiera durado ni un round con Dempsey, de haber sido él en vez de Willard quien subiera al ring en Toledo. Aquel Dempsey fue el más grande de todos los peso pesados que han existido, sin exceptuar a nadie.

—Yo no olvidaré nunca — dice Mr. Igoe — la mañana aquella en White Sulphur Spring, Saratoga, cuando Dempsey comenzó a prepararse para su pelea con Tunney. Yo había estado con él en Toledo y conocía perfectamente su cuerpo magnífico. Cuando la "robe" que le cubría cayó de sus hombros en Saratoga, no podía creer que aquel que tenía ante mis ojos fuera el mismo. La grasa cubría la magnífica musculatura que luciera al sol de Toledo, antes de la pelea con Willard. Era la obra que el tiempo y tres años de inactividad habían hecho con el que fuera una vez un espléndido atleta. Ese fue el Dempsey que Tunney tuvo la fortuna de enfrentar.

 

Imagen Depmsey.
Depmsey.
 

El boxeo deberá respetar siempre a John Sullivan por su determinación de permanecer en retiro después que Corbett lo destronara en Nueva Orleans. Un boxeador de nuestros días hubiera vuelto para hacer otra prueba. John era un campeón orgulloso, pero comprendió perfectamente que él se había concluido para el deporte. Su pelea con Corbett le convenció de que su estrella se había puesto ya, y que nunca estaría en condiciones de volver a pelear. Corbett, como Tunney, tuvo la suerte de enfrentar a un hombre acabado.

Imagen Valentín Campolo ha sido bien "trabajado" en Estados Unidos desde su llegada. Su director, Jimmy Johnston, que lo acompaña en esta original fotografía, ha sabido explotar para la publicidad el tamaño del quilmeño, y la potencia de su punch, pero sobre todo la circunstancia de ser compatriota de Luis Angel Firpo.
Valentín Campolo ha sido bien "trabajado" en Estados Unidos desde su llegada. Su director, Jimmy Johnston, que lo acompaña en esta original fotografía, ha sabido explotar para la publicidad el tamaño del quilmeño, y la potencia de su punch, pero sobre todo la circunstancia de ser compatriota de Luis Angel Firpo.

"En toda mi actuación como cronista de box, continúa Hype Igoe, no creo haber visto nunca una resistencia tan formidable como la que opuso Bob Fitzsimmons a Jeffries en su segunda pelea. Bob había perdido frente a Jeffries en once rounds el título conquistado de manos de Corbett. Volvieron a enfrentarse en San Francisco y jamás un peso pesado recibió el castigo que Fitzsimmons propinó a Jeff. Bien pudo significar una victoria para Bob de no haber sido por la fragilidad de las manos, que se contraían doloridas a efecto de sus propios golpes sobre la cabeza de Jeff. Privado de sus manos ya nada podía hacer Bob. Un golpe en el estómago fue suficiente para hacerlo caer sobre una rodilla; y así quedó hasta que se le contaron los puntos. Se levantó luego, y quitándose sus guantes verde oliva los arrojó a tiempo, que exclamaba con aquella extraña vocecilla suya: — "¡He realizado mi última pelea, señores!". — Pero no fue así. Volvió a renacer en él el amor propio, la creencia de que todavía era bastante fuerte como para ganar una o dos peleas. Yo lo vi a Jack Johnson vencerlo en Filadelfia, Y fue algo realmente doloroso. Creo que la última vez que peleó fue contra Bill Lang, en Australia. Conservo una fotografía de aquel K. O.; ¡el glorioso Bob tendido en el suelo, tan plano como una alfombra! final penosísimo para uno de los más grandes "fighters" que hayan vivido nunca!".

 

 

El Gráfico (1940).

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