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Juan María Traverso, mirada de experto

A los 67 años continúa más activo que nunca, al frente de la Asociación Argentina de Volantes y como pieza importante en el proyecto de recuperación del Autódromo de Buenos Aires. Su particular visión del automovilismo actual, la inserción de la tecnología y todo lo que el Flaco es capaz de generar.

Por Redacción EG ·

28 de septiembre de 2017
Imagen Si bien se retiró hace doce años, el Flaco se las ingenió para seguir vigente dentro del mundo motor.
Si bien se retiró hace doce años, el Flaco se las ingenió para seguir vigente dentro del mundo motor.
-¿Qué significa para vos este resurgir del Autódromo?
-Todo lo que signifique que el Autódromo vuelva a ser rentable, obviamente que me parece bárbaro. No me permitiría quedarme de brazos cruzados y no hacer nada por recuperarlo. Para mí, como apasionado y fanático del automovilismo desde que tengo uso de razón, no me entra en la cabeza la posibilidad de perder el Autódromo. Desde donde se lo mire, significó muchísimo para la Argentina. Fijate lo que fue en la historia de la F1, durante décadas nos visitaba la mejor categoría del automovilismo y nuestro país era conocido mundialmente. Y no estoy hablando de lo que fueron Fangio, Froilán o Reutemann, sino de un gran paquete de cosas y en ese paquete el Autódromo fue una parte muy importante. La Argentina y el Autódromo de Buenos Aires son parte de esa historia grande de la F1. Significó mucho y eso va más allá de un trazado o de una pista y así como se recuperó el teatro Colón, que si bien no es mi mundo, me parece totalmente correcto y buenísimo, no podés perder el Autódromo por todo lo que es y significó. No es el solo hecho de movilizarnos por ser fanáticos de las carreras de autos, yo me metí a colaborar junto con el Automóvil Club y todas las categorías porque no podemos perder el Autódromo. Y es verdad cuando dicen que estuvo a punto de desaparecer.
-¿Y qué hayan confiado en vos para esa recuperación?
-En realidad, confiaron en un grupo y yo represento a Volantes y la Asociación nuclea a todos los pilotos de la Argentina. Tiene 85 años de historia y hoy me toca a mí estar al frente. Nosotros y el ACA, apoyados inclusive por la FIA, estamos haciendo todo lo que podemos para recuperarlo. Se confió en dos instituciones que son parte de la historia del automovilismo argentino. No se trata de una persona en particular, es Volantes y es el ACA. La idea es que el día que cambien las personas, el que quede a cargo siga apoyando por esa recuperación. Por eso, sí o sí tiene que tener la misma pasión que nosotros por el automovilismo. Vos fijate que la Asociación fue creada para que los pilotos se cubran sus propios accidentes, es decir, todos los accidentes en carrera no los paga el sistema de salud. ¿Sabés cuántos accidentes tenemos promedio? El año pasado, por ejemplo, tuvimos 1000 en todas las categorías del país, una locura… Hubo de todo tipo, desde el que se quebró el dedo hasta un accidente mayor. El corredor de autos se paga sus propias piñas desde hace más de 80 años, una institución a la que todas las clínicas del país respetan y le dan crédito automáticamente. Y esto del Autódromo es lo mismo, las instituciones están haciendo todo lo posible para recuperarlo.
Imagen Piloto de leyenda, siempre yendo al frente, jugándose entero por el triunfo, como en General Roca 1988.
Piloto de leyenda, siempre yendo al frente, jugándose entero por el triunfo, como en General Roca 1988.
-¿Alguna vez te habías imaginado una vida de dirigente como la que estás teniendo?
-A ver, alejarme del automovilismo no lo iba a hacer nunca, no sabía de qué manera iba a seguir ligado, pero no me veo fuera de este mundo, porque el automovilismo es mi vida. Fui vicepresidente de Volantes durante décadas y un día en un accidente pierde la vida el presidente y yo, como era el vice, me tuve que hacer cargo. Vi todo lo que se podía hacer y me quedé… Y hace 15 años que estoy acá. Desde ya que no es la parte más linda del automovilismo, porque acá todos los lunes pasamos revista de todos los accidentes que hubo en el país. Pero bueno, alguien tiene que hacer esa tarea y me sirve para seguir metido dentro de este mundo, que es el que me gusta.  
-¿Se desprende entonces que la Asociación Argentina de Volantes goza de buena salud?
-Sí, efectivamente. Se trata de una institución con una gran historia. A veces cuando vienen directivos de alguna red de clínicas y quieren saber quiénes somos, les muestro el estatuto y no lo pueden creer, porque tiene una sola página y dice: será creada para cubrir económicamente los accidentes de los pilotos que sean o no socios. Es una entidad sin fines de lucro, en la que se trabaja mucho ad honórem. La FIA la respeta, le informa y le regala cosas como las pulseras con la historia clínica de los pilotos. Acá se valora a todas las categorías por igual. Generalmente trascienden los accidentes de las categorías nacionales, pero no se enteran de que un pibe corriendo un zonal de cuatriciclos en medio de la montaña se pegó una piña y costó tres millones de mangos. Rescatarlo con avión sanitario y atenderlo tuvo un costo grande, pero se enteran solo el pibe, la familia y cuatro más.   
Imagen En el TC de 25 de Mayo, en 1973.
En el TC de 25 de Mayo, en 1973.
-¿Cómo ves el automovilismo actual?
-Está asociado a una tecnología exagerada y a los que nos gusta el automovilismo no nos parece bueno, porque esa tecnología es carísima, casi imposible de financiar. Estamos sufriendo las consecuencias de ese costo y también que no genera demasiado entusiasmo en la gente. La verdad es una mezcla peligrosa. La F1 tuvo que dar un paso atrás y el año que viene volverá a dar otro más para el mismo lado, con lo cual evidentemente no es un invento nuestro, es algo que lo ven en todos lados. Los únicos que al final de cada temporada ven el reglamento y dicen se nos coló esto y esto otro y lo sacan son los americanos con el Nascar y con la Indy. Ellos siguen entrando a boxes, cambian las gomas, se llevan al mecánico con la manguera puesta, le vuela todo a la miércoles, se prenden fuego, y ellos seguramente tendrían una tecnología para cargar combustible de otra manera y cambiar las gomas de otra manera y, sin embargo, respetan el origen y ves que no les merma la cantidad de aficionados y tienen un rating bárbaro por la tele. El que está en contra de mi opinión enseguida me va a decir que yo busco que se mate alguno… Y no, no pretendo eso, pero sí te puedo contar que cuando yo corría y venía por el medio de la montaña, veía un poquito de gente por acá, otro poquito más allá y de pronto había un lugar con un montón de gente. Automáticamente tomaba más precauciones porque estaba seguro de que del otro lado había un precipicio de 500 metros, con un lago con cocodrilos, y bueno la gente iba ahí, no para ver que nos matemos, pero sí para ver nuestra destreza, el coraje, quién se animaba más, quién frenaba menos y ese es el automovilismo…
-¿Qué te divierte y qué te aburre del automovilismo actual?
-Me divierte, como siempre, la pasión que despierta. Hace unas semanas vi una carrera en Rafaela que hacía rato no veía. Me gustó, porque empecé a ver pilotos que van para arriba en el curvón y el que va para arriba es el que va más rápido, el que menos chances tiene, el que se pega más fuerte, pero es el que dobla más ligero. Entonces, empecé a ver una cantidad de cosas que hacía tiempo que no veía y me gustó. Pero no es lo común, porque lo común es una carrera, entre comillas, aburrida y que todos los que están en la tribuna dicen si yo tuviese la guita, haría eso mismo. Y el único que va cagado en las patas es el que va arriba del auto. Todo el resto cree que eso que está viendo es muy fácil. Y bueno, eso me aburre, no me gusta...

Imagen Buscando el título de TC 2000 en 1991.
Buscando el título de TC 2000 en 1991.
-¿Creés que la tecnología se devoró la estrategia, la picardía y el talento del piloto?
-Sí, totalmente. Hacé una encuesta entre los hinchas de la misma edad de los que están practicando este deporte y vas ver qué pasa. Al preguntarles qué opinan del automovilismo actual, te van a decir que es perfecto, porque ven en pista el auto que se ve en la calle o en una agencia de ventas. Pero si voy a una carrera de autos, el auto perfecto no me interesa, porque lo veo en la calle. En pista quiero ver un auto que lo puedan manejar como sea. Los autos perfectos están en el salón del automóvil, en pista no, y por eso la F1 tuvo que dar el paso atrás que te mencionaba. No solo por la tecnología, son muchas cosas, porque aparecieron más atracciones. El automovilismo en la Argentina era top y hoy ocupa un lugar que no es justo, porque tiene 25.000 corredores registrados en las 300 categorías en todo el país y merecería estar mejor. Y eso es porque se perdió la esencia, el piloto debe ser el 50% y el auto el otro 50%, en cambio, ahora el auto es el 90 y el piloto el 10. Y yo que estoy en la tribuna y soy hincha de una marca y me gustan los autos, también quiero saber quién va sentado arriba del auto, cómo se llama y cómo maneja.
-¿Por qué hacés tanto hincapié en la F1?
-Porque es claro que la F1 de este año no es perfecta, es mucho más complicada que la del año pasado. Tiene más potencia, menos aerodinámica, más cubiertas, pero menos adherencia, son autos más difíciles de conducir y eso automáticamente la convirtió en más interesante. Keke Rosberg cuando vio el reglamento que se venía le dijo al hijo “festejá el campeonato que ganaste y te vas para casa, porque el año que viene olvidate de andar bien”. Hay una tecnología que es fantástica y que es la que va a extender la vida hasta los 100 años, pero hay una tecnología que se mete de tal manera en el deporte que anula prácticamente al deportista y, en nuestro caso, a los pilotos. Los deportes en los que la tecnología pudo entrar se fueron todos para abajo. El día que la tecnología se meta más en el fútbol, se arma una guerra mundial, jejeje. ¿A cuanto estamos de matar un referí? En el fútbol no juegan 22, lo hacen 23 porque el árbitro juega su papel importante también. Y si de pronto la tecnología empieza a tomar decisiones, se acabó la autoridad del árbitro. Lo van a tener que sacar porque si no, lo van a matar. La tecnología verá lo que él tal vez no puede ver. La tecnología te mostrará si fue o no gol. No será fácil manejar eso…
-¿Y en las carreras?
-A veces hablamos más de los comisarios deportivos que de los pilotos y es exactamente por lo mismo. El comisario tiene 25 cámaras, incluidas las de adentro del auto, más los veedores. Analizar algo les lleva una hora. Entonces, lo que les digo a los comisarios es “ustedes tómense todo el tiempo que quieran, pero cuando van al podio, todo lo que es deportivo tiene que estar resuelto, no me hagas subir un tipo al podio, que festeje a lo loco y media hora después le decís que por determinada maniobra está sancionado”. Con esa decisión seguramente decepcionás a todos. 

-De tus palabras se interpreta que la tecnología es el peor enemigo del automovilismo…
-La tecnología bien usada es fantástica, en cambio, mal usada es peligrosísima. Para mí tiene dos extremos, está la que es genial y está la que le tengo terror. La tecnología mal usada en un deporte lo fusila. Y el automovilismo es número 1 en esto que estamos hablando. Con el motociclismo no se pueden meter mucho porque la moto se maneja con el cuerpo, entonces, por más que le metas la tecnología que vos quieras, los que van arriba la manejan con el cuerpo, frenan con la pata, la traen de costado, se inclinan... La tecnología no puede hacer maldad, porque el cuerpo es fundamental. En el F1 vos fijate que no lo dicen, pero si no frenaba en el lugar correcto, si el piloto se desmayó, el auto hace 10 metros más y se frena. Yo quiero ver que se desmayó y se la puso. Eso es el automovilismo. Y estamos hablando de una tecnología que avanza por horas. La Fórmula E, 10 días después de que pasaron por el circuito de Puerto Madero, en total secreto, fueron al autódromo y giraron sin nadie arriba. Un tipo desde la torre lo manejaba a control remoto, sin piloto. ¿Eso es automovilismo? Para mí, no… Eso es otra cosa, no lo mezclen, no me digan que es automovilismo. Yo soy un fanático del futuro, del auto eléctrico, de la no contaminación... Me parece genial ese camino, pero no es automovilismo, no lo mezclemos... El automovilismo va para un lado y esto va para el otro. Si queremos que convivan, se arma un despelote bárbaro.
-La muñeca del piloto es irreemplazable, sino cualquiera podría ser piloto...
-Lógico. Mirá, yo corrí con Keke Rosberg en Fórmula 2 y al año siguiente él fue campeón de F1. En esa F2 se mezclaban pilotos de renombre con otros en ascenso, hasta el viejo de Clay Regazzoni venía a correr. Y Keke era rápido de verdad, casi no lo podíamos seguir. Y el hijo heredó solo el apellido, estaba muy lejos de tener el talento del padre. Manejar el F1 del año pasado o del anteaño era una estupidez, en cambio, este año la cosa fue diferente. Por eso, cuando Keke vio los cambios le aconsejó al hijo: “Nene, volvé para casa...”. Damon Hill sí es un caso que superó al padre al ser campeón del mundo, y ojo que Graham Hill era buenísimo. Vos podés heredar varias cosas de tu viejo, pero otras no. Yo discutía cuando era pibe con mi viejo, porque él era un loco de la agronomía y no podía entender que a mí me importara tres pepinos, yo quería otra cosa, el automovilismo. Mi hijo empezó ingeniería y a los 2 años me dijo que no seguía. Le pregunté qué le gustaba y me contestó la música. Ah, bueno, perfecto, ¿qué música te gusta? Y me respondió que quería ser DJ y que iba a tocar. No lo entendí, pero nunca le hice la contra, al revés, le dije contá conmigo... Y resulta que es buenísimo, lo contratan de todos lados y hace lo que le gusta. Si lo hubiese metido desde chico como piloto, hoy seguro estaría corriendo, porque tenía todas las posibilidades, pero no nació para eso. Conclusión: le hubiese cagado la vida...

Imagen Junto al legendario Oscar Alfredo Gálvez.
Junto al legendario Oscar Alfredo Gálvez.
-En una nota de hace más de 10 años, me dijiste que Matías Rossi era el piloto con más proyección y acertaste…
-Lo que ahora veo es que prevaleció un sistema en el que el piloto no es tan fundamental, antes estaban a la par, ahora el auto es más importante. Y por eso la campaña del piloto es más corta. El automovilismo no tiene límite de edad, yo me bajé a los 55 y podría haber corrido 5 años más. Y hoy es todo más corto, porque el piloto que llega y triunfa se hace más caro y hoy sacan y ponen pilotos sin problema y siguen ganando, y el nuevo que pusieron les cuesta mucho menos. Eso es lo que provocó el exceso de tecnología. Este era un deporte que tenía la virtud que lo podías disfrutar 30 años, y lo han transformado en un deporte que ahora lo podés disfrutar, como mucho, 15. La otra vez justamente Matías (por Rossi) me preguntaba si yo había corrido con Copello. Y le conté que debuté precisamente en una carrera en Pergamino que ganó Copello. El auto que yo manejaba era de Marito García y Copello iba en uno del equipo oficial Chevrolet. Largan la final en la primera fila Copello y García, y yo último. La vuelta de Pergamino eran 15 kilómetros, con lo cual, cuando yo largo, los punteros ya habían hecho más de la mitad del circuito. Y resulta que cuando faltaban 2 o 3 vueltas me alcanzan Copello y Marito, mi ídolo y el dueño de mi auto. Entonces, me quedé en el medio para no quedar mal con ninguno de los dos. Y pasaron cada uno por su lado y al final, ganó Copello. La verdad es que estaba más contento porque había ganado Copello, que porque yo había empezado a correr. Tuve la suerte de entrar al automovilismo en ese momento que venía todo ese grupo de grandes pilotos. Imaginate entrar ahí y alcanzar a estar 6 o 7 años con ese grupo, no tiene precio. Es más, durante 3 años, el director deportivo de mi equipo fue nada menos que Oscar Gálvez.           
-Conviviste con pilotos que hoy los circuitos llevan sus nombres...
-Y sí, porque fueron grandes pilotos y personas. Roberto Mouras, por ejemplo, fue un campeón, pero, además, un tipo bárbaro. Su pueblo recién se enteró cuando perdió la vida que él bancaba la salita de primeros auxilios, el jardín de infantes, la escuelita. Más grandeza, imposible.
-Para el último número de El Gráfico en el homenaje a Roberto De Vicenzo, surgió que él había ganado de manera notable torneos importantes en 4 décadas diferentes. Y vos fuiste campeón en 4 décadas distintas…  
-Sí, exacto, es que 35 años es mucho en la vida de un piloto, más en el período que yo entré. Si hubiese llegado 8 años después, me hubiera perdido una generación increíble. Yo heredé de casualidad la posibilidad de correr siendo muy joven y aproveché la oportunidad.

Imagen Con Luis Rubén Di Palma. Derroche de talento y cosecha de victorias, en sinónimos del automovilismo grande de la Argentina.
Con Luis Rubén Di Palma. Derroche de talento y cosecha de victorias, en sinónimos del automovilismo grande de la Argentina.
-Como siete veces campeón de TC2000, ¿qué sensación te dio que la categoría se haya convertido en Súper TC2000?
-No me parece bien el cambio de nombre, no estoy para nada de acuerdo. La palabra súper no tiene una explicación. Superman no existe, quedate bien tranquilo que no vuela, que es todo mentira. El TC2000 se llama TC2000, es como si mañana te enteras de que la Fórmula 1 se empieza a llamar Súper Fórmula 1. No da, y vas a ver que la gente no lo compra... Los títulos son como las carreras de autos, tienen cosas fundamentales que no se pueden cambiar. Las carreras de autos grosas se largan parados y por más que me digas que es peligroso, es así, sino dedicate al baile clásico. Entiendo que solamente en los óvalos, por un problema de relaciones de caja, se largan en movimiento. Y el que llega primero gana y el que sumó más puntos en el campeonato es el campeón. No me vengan con los playoffs, porque no lo entiendo. Hay cosas que son el ABC y cuando vos las tocás, el mundo ese ya deja de ser el mismo. El show del automovilismo es todo lo que inventes hasta el momento que largás y todo lo que vos hagas después que bajó la bandera a cuadros; en el medio, no hay show, hay carrera.
-En el 95 tuviste un gran año y te decepcionó no ganar el Olimpia de Oro...
-Y aún hoy sigo caliente, porque si bien me tocaba a mí y todo era muy lindo, el automovilismo se lo merecía y no se lo dieron. Campeón de TC, TC2000 y Desafío de los Valientes, además, en los otros deportes no había pasado nada. Scioli en motonáutica era otro de los candidatos y al final se lo dieron a Nora Vega, que se enojó mucho conmigo, pero yo no tenía nada contra ella, seguramente había sido brillante lo que hizo. Solo Fangio lo ganó y ese año me tocaba a mí. ¿Si me invitaran a la fiesta? Sí, por supuesto que aceptaría por una cuestión de respeto, pero no me pidan que me olvide de lo del 95.

Imagen El podio parecía su hábitat natural, tanto en TC como en TC2000 y Top Race. En el exterior, el Flaco probó suerte en Fórmula 2 y Turismo Italiano.
El podio parecía su hábitat natural, tanto en TC como en TC2000 y Top Race. En el exterior, el Flaco probó suerte en Fórmula 2 y Turismo Italiano.
-¿Cómo te convencieron para hacer la publicidad de Manaos?-
Me divertí mucho. Resulta que ninguno de los 4 (Martín Palermo, el Tano Ranni, Adolfo Cambiaso y Traverso protagonizaron Vamos Manaos) sabía qué gaseosa era hasta que nos juntamos a grabar la publicidad. Cuando me llaman para proponérmelo lo nombran a Palermo, entonces, antes de aceptar, me comuniqué con él para no jodernos entre nosotros y bueno, acepté. Llegamos y una vez que estábamos ahí, yo hice de Traverso, no actúo, soy siempre el mismo. Cuando mi viejo me mandó al La Salle de pupilo en Buenos Aires era todo fenómeno, estudio y deporte, salvo que me la pasaba en el pasillo porque me sacaban del aula por putear o contestar mal. Y parece que fui un precursor, porque hoy todo el mundo putea y más en las redes sociales. Si yo te digo a vos que sos un pelotudo tardé 10 segundos en hacerte notar que te equivocaste, en cambio, si te tengo que explicar por qué sos un pelotudo, tardó como mínimo 10 minutos y no tengo tiempo. La otra vez fui a dar una charla de seguridad vial a la Universidad Católica de Paraná. Había como 1000 alumnos, el gobernador, obispo, jefe de policía, jefe de bomberos y una monja. Iban 10 minutos de charla y la monja levanta la mano y me pregunta si yo no decía malas palabras porque estaba ella. Y le contesto que sí, entonces, me dice: “Yo vine acá a escucharlo decir malas palabras”. Entonces, le digo: “porque no se va a la mierda”, y me responde: “muchas gracias”. Así fui siempre, y ahora discuto con mi hijo porque él me dice que no puedo responder así en las redes sociales, pero lo que pasa es que no sería yo si respondiera de otra manera. La vez pasada me escribe un fanático diciéndome que yo soy su ídolo y que quería que le mandara un feliz cumpleaños. Entonces le puse: “Feliz cumpleaños Raúl, y no me rompas las pelotas”. Estoy seguro de que se quedó contento con ese mensaje, porque se dio cuenta de que el que le respondía no podía ser otro que yo.

Imagen Al volante de un colectivo en 1991, celebrando el título de TC2000.
Al volante de un colectivo en 1991, celebrando el título de TC2000.
 En El Gráfico
Nuestra revista acompañó la prolífica campaña de Traverso, con producciones fotográficas que hicieron historia. En un karting del recordado Italpark a mediados de los 80, en el que sobresalían sus piernas largas; como soldado preparado para el combate con el Chino Rodríguez Canedo, o como colectivero (foto) fueron algunas de las tantas ideas a las que el Flaco se prestó con el mejor sentido del humor. “La del colectivo fue mortal, encima, mi hijo no tuvo mejor idea que subirla a la página y me cargan con mensajes: ‘Nunca tendrías que haberte bajado del colectivo’. La tapa de El Gráfico siempre fue consagratoria y el automovilismo tenía un espacio increíble. Cuando yo empecé, las dos o tres provincias por las que pasaba la carrera declaraban asueto, se paraba todo”.

Por Walter Napoli / Fotos: Archivo El Gráfico.

Nota publicada en la edición de Agosto de 2017 de El Gráfico