¡Habla memoria!

1981. Bauza, el símbolo de Central

El Patón venía de ser campeón del Nacional de 1980 donde fue goleador con 12 tantos. En esta nota hace un repaso por su infancia, su adolescencia y también el gran presente que estaba teniendo.

Por Redacción EG ·

22 de julio de 2019

Las imágenes aparecen en hilera. Desfilan una tras otra. Se entremezclan, pero todas y cada una están muy ligadas a pequeñas o grandes cosas del protagonista de esta historia. De Edgardo Bauza. Símbolo de Central. Campeón Nacional con Central, el sueño de su vida. Allí están todas. A veces se chocan. Pero aparecen. Están vivas, y por eso importan. Su pueblo, Granadero Baigorria. Su club, Alumni. La Plaza y la primera pelea. Los torneos libres. La familia, sus aliados. Las "rabonas" al Industrial. Rosario Central. La música, su pasatiempo preferido, escuchar a Serrat. La Selección Juvenil. El padre Manuel. Su presente. El mañana, que ya está cerca. Todo está allí, al alcance de la mano. Es su vida. Ni más ni menos...

 

Su pueblo, Granadero Baigorria

"No lo cambio por nada del mundo. Acá soy feliz, y en serio, no me quisiera ir nunca. Ya es ciudad desde hace algunos años, pero por las costumbres tan arraigadas en todos sigue siendo un pueblo. Donde todos se conocen. La vida se vive a otro ritmo, sin el apuro de las ciudades grandes. Donde todavía es un culto la siesta, las charlas largas. Lo que más me gusta de Granadero es su tranquilidad. Aquí tengo todo. La gente que me apoya, que me quiere desde siempre. Acá soy el 'Patón'. Y eso es lo que me gusta y necesito para vivir."

Imagen Su clásica sonrisa, un distintivo que lo caracteriza hasta los días que corren.
Su clásica sonrisa, un distintivo que lo caracteriza hasta los días que corren.
 

Su club, Alumni

"Es otro pedazo grande de mi vida, porque me crié en el club. Desde los cinco años me entreveraba en los torneos de baby fútbol. Ahí están mis amigos. Aprendí a jugar al billar, a las cartas. A fumar el primer cigarrillo, a escondidas... A conocer a la gente. El club Alumni es mi segunda casa, cuando no tengo que entrenar me paso todo el día ahí, con Omar Scoponi, mi amigo de siempre. Con mi hermano Daniel, el Gordo Ambrusetti, Cady, Lechita, Tortuga, el Ñato, el Cordobés, que es el dueño del buffet. Pasamos las horas charlando o jugando. Es una necesidad, es mi refugio preferido, donde me escapo de todos los compromisos. Ahí no soy Bauza, el jugador de fútbol. Quizás por eso me siento más cómodo. Claro que si perdemos soy el centro de todas las cargadas. Cuando nos ganó Newell's 1 a 0 con el gol de Talavera, hicieron una cena, como todas las semanas. Colgaron una bandera arriba mío y me enloquecieron con la marcha de Newell's. Deben haber rayado el disco de tanto que lo pusieron..."

 

La plaza, la primera pelea

"Se llama 9 de Julio. Está frente a la Escuela N° 127, donde hice la primaria. La directora se llamaba Blanca de Tamagno y, la verdad, no me perdonaba una. Era bastante revoltoso, pero como cualquier pibe, y sólo me interesaba jugar. Siempre me mandaba de vuelta a mi casa, y ahí empezaban los problemas con mi vieja. En esa plaza, frente a la iglesia, también fue mi primera pelea. Cobré bastante, y todo fue por defender a un primo. El rival se llamaba Roberto Porta, ahora vive en Brasil y siempre nos carteamos. Ahí aprendí que los golpes y las peleas callejeras no sirven. No es la forma de solucionar los problemas. Creo que nunca más me peleé..."

 

Los torneos libres

"Empecé cuando tenía 12 o 13 años. Como siempre fui grandote me daba vergüenza jugar en el baby. Entonces me mezclaba con los de más edad. Jugábamos por toda la zona, en canchas terribles, y eso te enseña mucho. Contribuye a formar el temperamento, te va moldeando. Después de jugar en esos lugares, nadie se puede asustar de jugar en la cancha de Boca, por ejemplo. Donde el público está muy cerca e influye con sus gritos, pero nada más. Nadie se mete a la cancha, y estás muy seguro. En cambio, en esos torneos podía pasar cualquier cosa."

 

La familia, sus aliados

"Siempre tuve el apoyo de todos. De mi papá, Héctor, que jugó en Central en los años '46 y '47. En esa época estaban los hermanos Vairo y también Zof. Después dejó porque se lesionó en un tobillo y en el Ferrocarril, donde trabajaba, no le pagaron el mes. Central tampoco quiso. Se enojó y se fue. Pero es hincha fanático y siempre me siguió por todas las canchas. Igual que mi mamá, Gladys Edith. Nunca se perdieron un partido. Mi hermano Daniel, que es cuatro años mayor que yo, también jugaba al fútbol. No tuvo constancia y dejó. Ellos siempre me alentaron, pero nunca se metieron ni intentaron condicionarme."

Imagen Edgardo Bauza emocionado, celebra el Nacional de 1980 abrazado a su padre.
Edgardo Bauza emocionado, celebra el Nacional de 1980 abrazado a su padre.
 

Rosario Central

"Me 'rateaba' para ir a Central. Ya antes, en 1970, jugaba en la sexta de Sparta. Estuve un año y para poder irme debí permanecer un año sin jugar. Un día, en vez de concurrir al Industrial de San Lorenzo, fui a probarme a Central. Se hizo un partido y ganamos 2 a 0, con dos goles míos, aunque jugaba de seis. Tuve que ir un par de veces más antes de firmar, y entonces tenía que hacerme la 'rabona'. Así ingresé a Central. Allí conocí a las dos personas que más me han enseñado. Un noventa por ciento de lo que soy futbolísticamente se lo debo a Carlos Griguol, un maestro para mí. Y un noventa por ciento sobre comportamiento, educación y formación como hombre y deportista, se lo debo a Francisco Erauzquín. Nunca voy a olvidar sus charlas. En ese momento me cansaban, me aburrían, pero con el tiempo aprendí a darles valor. Siempre nos decía que debíamos cuidarnos, que había que trabajar, la constancia que hace falta. Todo eso fue muy importante para mí. Así hice toda la carrera en las inferiores. Dos años en quinta, en la más floja. Sobresalía por físico, más que nada. En lo demás nunca me destaqué demasiado. Empecé a madurar y crecer como jugador cuando llegué a la primera local. Casi nunca jugué en tercera, tan sólo algunos partidos. En primera debuté en 1977, frente a Quilmes. Entré en el segundo tiempo de un partido que ganamos 4 a 0. Después volví a la local. En 1978 ya empecé a practicar con los profesionales. Antes del receso por el Mundial, frente a Vélez, en cancha de San Lorenzo, fue mi primer partido completo en primera. Después actué en tres partidos más y luego jugué todo el Nacional. Ese Mundial me dejó muchas cosas. Miraba todos los partidos por televisión, para aprender. Me fijaba cómo se paraban los equipos, cuáles eran las variantes para atacar que más usaban. Me encanta la dirección técnica, y algún día haré el curso, cuando me sienta con la madurez suficiente para ello. Aún me falta aprender muchas cosas. Recién el año pasado fui profesional. Estaba contento porque implicaba estar cerca de lo que siempre había soñado, pero en el fondo estaba triste porque dejaba atrás una etapa hermosa, y también muchos amigos en las inferiores. Jugué bastante. Siempre digo que estoy tocado por una varita mágica, porque para llegar también hay que tener suerte, y yo la tuve. Sin ser titular fui incluido en muchos partidos de primera como marcador central, por lesiones de Van Tuyne y Craiyacich, y también de volante, cuando se lastimó Gaitán. Y este año, al irse José (Van Tuyne), quedé como titular. Fue un año muy importante: me afirmé en primera, anduve bastante bien, salimos campeones y Menotti me incluyó en la lista de intransferibles."

 

Imagen El Patón en la Bombonera enfrentando a Boca.
El Patón en la Bombonera enfrentando a Boca.
 

 

Imagen Frente a Vélez, se puede observar su voz de mando.
Frente a Vélez, se puede observar su voz de mando.
 

 

La Selección Juvenil

"Estuve en 1977, en el Sudamericano Juvenil, en Venezuela. Había muy buenos jugadores, pero las cosas no nos salieron. Fue un fracaso que me dolió muchísimo. En ese equipo estaban Maradona, el "gallego" Pérez; Ramos, el de Newell's; Delgado, Gurrieri, Candedo... Era un buen equipo, pero se jugó mal. En cambio lo de Toulon, el año pasado, no creo que fue fracaso. Al equipo le faltó trabajo, competición. Para mí fue útil, porque saqué conclusiones importantes del juego europeo. Era un equipo de primer nivel, con todos jugadores de primera división: Sergio García; Olarticoechea, Simón, yo y Hugo Alves; Gaitán, Gáspari y Ramón Díaz; Delgado, Fortunato y Barberón. También estaban Garecca y Córdoba. Muy buen equipo."

Imagen En la selección mayor integró el plantel que disputó el Mundial de Italia 90.
En la selección mayor integró el plantel que disputó el Mundial de Italia 90.

 

El Padre Manuel

"Es una de las personas que más quiero de Granaderos. Es el cura párroco. Un hombre sensacional. Que se ganó el respeto y el cariño de todos por lo que vale como persona. Por su simpleza y llaneza. Es uno más entre nosotros... Juega al fútbol, viene al club a jugar a las cartas, participa de los asados. Es todo un personaje. El Padre Manuel también nos enseñó mucho a toda la barra. Con sus actitudes, que es lo que realmente vale."

 

Imagen En plena charla con el Padre Manuel.
En plena charla con el Padre Manuel.
 

 

El presente

"Es la alegría del campeonato ganado. Creo que por distintas circunstancias llegó antes de lo esperado. Central es un equipo con un enorme futuro. Es un plantel joven y capaz. Me parece que el título llegó uno o dos años antes de lo calculado. Aún no somos un gran equipo, creo que para ello nos falta jerarquía, ser más equilibrados. Esto es valioso como motivación y responsabilidad, fuimos campeones con justicia, pero todavía nos falta. Como locales somos una cosa, pero cuando jugamos de visitantes otra muy distinta. Adentro es un equipo ordenado, con variantes, con muy buen fútbol. Falta experiencia y madurez para jugar igual afuera. Por ejemplo, Racing de Córdoba es un rival duro, difícil, complicado, pero no puede ser que nos lleve por delante como lo hizo en el primer tiempo en Córdoba. En nuestra cancha le jugamos sin problemas a River completo más Maradona, pero de visitantes... Material hay, y el tiempo me va a dar la razón."

Imagen Fue campeón del Nacional de 1980. Pieza clave del canalla en aquella conquista.
Fue campeón del Nacional de 1980. Pieza clave del canalla en aquella conquista.
 

El mañana, que ya está cerca...

"Ahora viene bien el compromiso de la Copa Libertadores. Futbolísticamente no me interesa, porque lo que menos se hace es jugar al fútbol. Los partidos de River y Vélez este año y los de River en Perú lo demuestran. Siempre fue igual. Creo que podemos llegar a tener posibilidades si levantamos el nivel de visitantes. Y será así, podemos llegar lejos. Central tiene mucho futuro..."

Las imágenes ya están acomodadas. Este es Edgardo Bauza, 22 años. Esta es su vida. Ni más ni menos.

 

 

Por JUAN LUIS BERROS

Fotos: ENRIQUE LUIS BOERI.