Alemania 7 - Brasil 1: Mineirazo

La clave
La regularidad, la disciplina y también la tenacidad alemana, todo ello sumado a una calidad fulgurante que el fútbol teutón empezó a moldear desde los inicios del siglo XXI. Esas son las razones de la goleada histórica, de la epopeya de Alemania y de la catástrofe de Brasil, que hoy vivió el momento más duro desde el Mundial de 1950.
El 7-1 de Alemania, además, es histórico porque relega al Maracanazo. Es cierto que alrededor de aquella final se tejieron miles de anécdotas y un sinfín de secuelas signaron la suerte del partido y lo marcaron a fuego en la inconsciencia colectiva futbolera, pero el encuentro de hoy, en el que por primera vez un equipo convierte siete goles en una semifinal, es aún peor y quedará eternizado como uno de los récords de los mundiales. A Brasil le costará recuperarse de este durísimo golpe, en su casa, ante su gente, y con el objetivo de superar la tragedia de 1950 dinamitado por el aire.
Toni Kroos dos veces, Andre Schurrle otras dos, Sami Khedira, Thomas Muller y Miroslav Klose fueron los autores materiales de la hazaña irrepetible. Oscar descontó sobre el final para Brasil, para que el 7-0 se transforme, aunque sea, en un 7-1 un poquito más decoroso con el testimonio del gol del honor.
El héroe
Thomas Muller. El delantero encarna en sí mismo este viejo-nuevo paradigma del fútbol alemán. Por un lado, es un toro que corre la pelota, que medio desgarbado se cuerea en cada jugada, si es necesario, para salirse con la suya, pero que por el otro hace gala de una calidad maestra que aggiorna todo el temperamento teutón con el talento de las nuevas generaciones. En él se edifican las dos Alemanias. En él se da la reunificación del fútbol. En él está la historia del futuro. Hoy hizo todo bien. Jugó e hizo jugar. Abrió la goleada y luchó hasta el último minuto. Es que es un artista nunca se siente del todo conforme con su obra, porque siempre puede perfeccionarse.
El villano
El equipo entero de Brasil. Todos los jugadores titulares, los suplentes y el cuerpo técnico. Los médicos, los kinesiólogos, los utileros y hasta los cocineros. Todos colaboraron un poco con la caída, por su complicidad frente las injusticias arbitrales del debut y por la pasividad ante los triunfalistas discursos de Scolari e incluso de algunos futbolistas del plantel. Brasil arrancó perdiendo prácticamente desde el vestuario y jamás logró recomponerse. No había fuerzas. Todas se habían ido con Neymar y esa maldita vértebra fisurada. 
¿Algo más?
Como si el 7-1 de Alemania no hubiese sido suficiente para agitar la historia, encima Miroslav Klose se convirtió con su gol (el del 2-0) en el máximo anotador histórico de la historia de los mundiales. Hasta Brasil 2014 acumulaba 14, uno menos que Ronaldo, sin embargo marcó ante Ghana y hoy ante los locales y batió todos los récords. A los 35 años su nombre ya ocupa un espacio privilegiado en la enorme marquesina futbolística.
El textual
“Es una lección para el futbol Brasileño. Debemos ser más humildes para aceptar que se debe cambiar y pensar en proyectos”. Ricardo Rocha, ex defensor de Brasil, campeón del mundo en Estados Unidos 1994.
El tweet
“Klose llegó a 16 goles y récord absoluto, pero también a 16 vicorias en Mundiales. Es el máximo ganador junto a Cafú”, Juan Pablo Varsky (@VarskySports).
Síntesis
Brasil (4-5-1): Júlio César; Maicon, David Luiz, Dante, Marcelo; Bernard, Fernandinho (ST 00’ Paulinho), Oscar, Luiz Gustavo, Hulk (ST 00’ Ramires); Fred (ST 24’ Willian). DT: L. F. Scolari.
Alemania (4-3-3): Neuer; Lahm, Boateng, Hummels (ST 00’ Mertesacker), Höwedes; Khedira (ST 32’ Draxler), Schweinsteiger, Kroos; Müller, Klose (ST 13’ Schurrle), Özil. DT: J. Low.
Amarillas: ST 23’ Dante (B).
Estadio: Mineirao, Belo Horizonte.
Árbitro: Marco Rodríguez (MEX).
[MR]