Selección Argentina

Selección Argentina: cuando el sentimiento traspasa el fanatismo

La fiesta de la Scaloneta no se vivió sólo en el campo de juego: varias horas antes del partido ante Paraguay todo el color se apropió de la escena.

Por Bautista Gallego ·

13 de octubre de 2023

LA SELECCIÓN ARGENTINA volvió a jugar de local y a llevarse los tres puntos tras un excelente triunfo ante Paraguay por 1-0. Parece imposible, pero el partido comenzó a jugarse cuatro horas antes en los alrededores del estadio Monumental.

Esta frase no refiere a los jugadores, quienes para aquel momento aún descansaban en Ezeiza; en cambio hace alusión a los hinchas argentinos. El pitazo inicial tuvo lugar 300 minutos antes, casi tres partidos y medio previo a que la pelota empezara a rodar. Eufórica, la gente se acercó con banderas, camisetas, gorros y caras pintadas de celeste y blanco. Todos circulaban por las calles Libertador, Figueroa Alcorta y Udaondo; la marea de la Scaloneta inundaba, desde aquel momento, los principales accesos a la cancha de River.

Entre la muchedumbre se encontraba Tomás, un niño de siete años que vino desde San Antonio de Areco con su padre y su hermano. Sostenía un cartel dibujado por él mismo, en el que figuraban Enzo Fernández, Lionel Messi y Emiliano Martínez. Detrás de ellos la palabra "Argentina" estaba reflejada en el fondo de la cartulina.

"El cartel lo hice en Areco con mi hermano. Es la primera vez que vengo a la cancha", expresó ante el micrófono del cronista. No lloraba, pero tampoco hacía falta para advertir que sus ojos estaban iluminados por una sensación de alegría nunca antes vivida.

Minutos despúes una familia compuesta por padre, hijo y tío arribó a la escena y pidió contestar a las preguntas con firme convicción. Se sumaron con alegría. Los tres, no era para menos, llevaban algo de Messi con el número 10. Había dos camisetas y un buzo. Oriundos de Rosario y fanáticos del capitán argentino, sabían que su máximo ídolo no iba a ser titular y hasta mantenían la duda sobre su eventual ingreso en el segundo tiempo. En pocas palabras: no sabían si podrían verlo en la cancha.

Aun así, sin certezas, manejaron los 300 kilómetros que separan la ciudad santafesina de la Capital Federal para ver a quienes representan a su país. En el fondo parecía no importarles la presencia de la Pulga, ya que todos ellos remarcaron que "los goles los convertiría Julián Álvarez".

Las dos historias, paralelas y no tanto, demuestran lo que genera una Selección que, sin lugar a dudas, está encabezada por un muchacho nacido en la misma ciudad que esta familia, con el rol del líder, del referente y, sobre todo, del mejor jugador del mundo. Pero no se lleva todas las luces: detrás de sí hay otros 22 hombres que, con menos minutos de juego, menos trofeos y menor relevancia mundial, se llevan el mismo cariño, como si todos estuviesen fusionados en la imagen del capitán del equipo. La foto más amplia del equipo campeón del mundo.

 

Argentina 1 Paraguay 0
 

Messi hay uno solo y está más que claro, pero la unión que transmite este grupo de futbolistas y, por sobre todo, grandes personas, contagia a la gente como si todos y cada uno de ellos fuesen el propio Messi.

Toda esta alegría explotó a los cuatro minutos de juego. El gol lo hizo Nicolás Otamendi, sin la presencia del astro máximo en el campo de juego, pero siempre con el sentimiento de un público unido que se siente representado en la imagen, en el cuerpo y en la sangre de cada campeón del mundo. Cada pieza del equipo llega al corazón de la gente.

Imagen de portada: Fotobaires