LA DERROTA de Boca en la final de la Copa Libertadores provocó, entre otras cosas, la renuncia del entrenador Jorge Almirón, que fue reemplazado de manera interina y hasta fin de año por Mariano Herrón.

El entrenador campeón de la Reserva, de extrema confianza del vicepresidente Juan Román Riquelme, comenzará su ciclo este miércoles en la visita ante San Lorenzo, con la meta clara de volver al triunfo para recuperar terreno en la tabla anual y acercarse a los puestos de clasificación a la Copa Libertadores del próximo año.

El aviador de tempestades de Boca, que ya tuvo un pequeño paso en primera como interino tras la salida de Hugo Ibarra, en marzo-abril pasado, ya definió el once inicial para jugar en el Nuevo Gasómetro por la fecha 13 de la Copa de la Liga.

Respecto del equipo que Boca paró en la final en el Maracaná el nuevo técnico interino perderá a Frank Fabra, quien no está entre los convocados porque terminó con un golpe en Río de Janeiro. Lo reemplazará el uruguayo Marcelo Saracchi.

En la mitad de la cancha Herrón tuvo que tomar decisiones: Equi Fernández arrastra una molestia en el gemelo desde el duelo ante Fluminense y será sustituido por el colombiano Jorman Campuzano, quien completará la línea de volantes con Pol Fernández, Cristian Medina y Valentín Barco.

Sergio Romero estará en el arco; Nicolás Valentini seguirá en la dupla central en reemplazo de Marcos Rojo y junto con Nicolás Figal; y en el lateral derecho estará el peruano Luis Advíncula.

Ya en el frente de ataque xeneize habrá un doble 9, al igual que en la final de la Copa Libertadores: Edinson Cavani y Miguel Merentiel.
 

El once de Boca ante San Lorenzo

Sergio Romero; Luis Advíncula, Nicolás Figal, Nicolás Valentini, Marcelo Saracchi; Cristian Medina, Jorman Campuzano, Guillermo Fernández, Valentín Barco; Edinson Cavani y Miguel Merentiel.

El gran desafío de Herrón

Así como le tocó hacerse cargo del fierro caliente este año luego de la salida de Ibarra, hacia la transición de la llegada de Almirón, Herrón tendrá que afrontar otro gran desafío. Acaso el más relevante de su trayectoria.

Como buen piloto de tormentas, dueño de la confianza de Riquelme, deberá cumplir un objetivo no menor para las aspiraciones de Boca con vistas al próximo año: conseguir la clasificación a la Copa Libertadores.

Con la derrota en la final ante Fluminense, el Xeneize perdió la chance de asegurarse su lugar en la próxima fase de grupos como campeón vigente -además de otras clasificaciones de suma importancia- y tendrá que buscar un camino alternativo.

Las opciones son dos: ganar la Copa Argentina, certamen en el que ya está en las semifinales y se medirá ante Estudiantes de la Plata, o repuntar en la Copa de la Liga, en la que se encuentra en puestos de clasificación a la Copa Sudamericana.