Primera División

EL DIABLO NO ASUSTA, EL SANTO NO REZA Y LA ACADEMIA NO DA CÁTEDRA

Mientras River lidera el campeonato con autoridad y Boca de la mano de Battaglia se acerca, Independiente, Racing Club y San Lorenzo están en medio de una crisis futbolística.

Por Pablo Bomarito ·

18 de octubre de 2021

Santos desatinos

El presente de San Lorenzo de Almagro es una caída eterna. La derrota con River Plate en el día de ayer no es más que un escalón más hacia ninguna parte. El inicio de la crisis es claro y está basado en las malas decisiones y onerosas contrataciones que aportaron poco y nada. Desde su llegada Horacio Arreceygor puso el caballo adelante del carro y normalizó el desmadre: nombró un manager, acomodó el plantel y trajo un nuevo entrenador. Pero la mejora no llega y cuando lo hace son grageas que no alcanzan. ¿Puede ser River un mojón de continuidad?: La respuesta es no. La vida del entrenador no puede depender de esa medida, porque el equipo de Marcelo Gallardo es un verdugo implacable.

La suerte de Paolo Montero al parecer es Lanús en el Bajo Flores, lo cual tampoco es justo para el entrenador. Hoy el equipo de Luis Zubeldía es la expresión de un trabajo de años y una lógica dirigencial, algo que San Lorenzo no tiene.

La Academia perdió el exámen

Nada de lo que pase en Racing va a poder quitarle a Victor Blanco y su entorno el mérito de haber puesto de pie al club. La tríada que formaron junto a Diego Milito y Eduardo Coudet fue lo mejor de la gestión, más el trabajo de inferiores y la política de contrataciones. Pero el tiempo deshilachó ese triángulo perfecto: Eduardo Coudet emigró como fruto de su buen trabajo, la relación con Diego Milito se desgastó y su salida fue una consecuencia casi lógica. A pesar de mantener el plan de tener un manager y que éste elija al entrenador, las cosas no salieron del todo bien. Los refuerzos no fueron tales, Juan Antonio Pizzi nunca pudo entrar en la piel del hincha, incluso antes de perder dos finales por goleada: 5 a 0 ante River por la supercopa Argentina y 3 a 0 ante Colón por la Copa de La Liga Profesional. La estocada del adiós se la dio el rival de toda la vida, una noche de lluvia que será recordada por la pelea de Pizzi con su paraguas.

Claudio Úbeda fue el elegido para comandar el equipo hasta diciembre y poder elegir un entrenador definitivo. ¿El problema?. El equipo no funciona, no transmite y pierde más de lo que gana, poniendo a los hinchas en alerta. Los que peinan canas y no tanto, no quieren volver a vivir el club del pasado.

Un Rojo desteñido

La realidad de Independiente es comparable a la de San Lorenzo, las malas decisiones en el seno de la comisión directiva derivaron en el presente deportivo del equipo. La inesperada designación de Julio Falcioni fue lo más acertado en el último tiempo, en donde se dilapido presente y futuro para tapar los baches económicos del pasado.
De los últimos siete partidos Independiente ganó tan solo uno, empató 3 y cayó en tres oportunidades: 6 puntos sobre 21 posibles. Números inviables para quien quiere al menos insinuar meterse en la pelea por el título.

La derrota de ayer frente a Aldosivi no es una más, no solamente por el rival que venía de ocho derrotas consecutivas, sinó por la manera en la que se perdió: sin ideas, sin enjundia y con mucha confusión. Los indicios no son buenos, y la partida en el más absoluto de los silencios no es por lo que la prensa pueda preguntar, sino por lo que los protagonistas no pueden responder.

El River Plate de Marcelo Gallardo sigue como siempre, Sebastián Battaglia tomó las riendas de Boca Juniors en el puesto 24 y lo catapultó a la tercera posición. En definitiva, los de siempre pelean, mientras que el Diablo no asusta, el Santo no reza y la Academia no da cátedra.