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Orsanic le dio una clase de tenis al surfista que lo aconsejó en el agua

A horas del repechaje de la Davis, el capitán argentino devolvió gentilezas: meses después de recibir consejos de surf, le dedicó una sesión privada de tenis a Santiago Muñiz.

Por Redacción EG ·

11 de septiembre de 2017
Imagen Orsanic y Muñiz, luego de la clase. "Fue una experiencia mágica", dijo Santi.
Orsanic y Muñiz, luego de la clase. "Fue una experiencia mágica", dijo Santi.
“La próxima nos vemos en Buenos Aires, pero en una cancha de tenis”. Daniel Orsanic acababa de salir del agua y, chocho de la vida, ya quería devolver gentilezas a Santiago Muñiz. Fue en enero de este año cuando el campeón de la Copa Davis 2016 se dio el enorme lujo de surfear siguiendo los consejos del mejor del país en el deporte que es su principal hobbie. El marplatense de 24 años, hoy 73° en el ranking QS del circuito mundial, resultó el anfitrión en Mardel, pero poco tiempo después fue recibido con todos los honores en el estadio del Parque Sarmiento y disfrutó de la clase de tenis que le dio nada menos que el capitán argentino de ese deporte. “Las promesas están para cumplirlas y darle la clase a Santi fue algo que hice con mucho placer. A mí me encantó estar en el agua con él, escuchando sus consejos, espero que a él le haya pasado algo parecido”, resaltó Orsanic, quien ya está en Kazajistán para arrancar este viernes la nueva serie de Copa Davis.

Las sensaciones de Santi



En el polvo de ladrillo, Muñiz no se sintió como pez en el agua aunque se fue feliz, como nene con chiche nuevo. “Que el mejor de todos me dé una clase exclusiva de un deporte que me encanta y que sea en el cancha en la que se disputó la Copa Davis son cosas mágicas, impagables. Sigo cumpliendo sueños”, contó Santi, quien hace poco fue a un entrenamiento de Del Potro para conocerlo y, desde el 2016, representa al club de sus amores (San Lorenzo) en el circuito mundial de surf. Fue una tarde soñada, desde el momento en que el surfista arribó al Parque Sarmiento y se encontró con una grata sorpresa... “Cuando vi los regalos de Dany, la raqueta, las zapas y todo el equipo de Argentina me sentí el nuevo convocado para la Copa Davis”, bromeó quien, a los 24 años, es el rider estrella de Quiksilver Argentina.

Imagen Santi admitió sus limitaciones. “Lo hizo mejor él en el agua que yo con la raqueta”, reconoció el surfista.
Santi admitió sus limitaciones. “Lo hizo mejor él en el agua que yo con la raqueta”, reconoció el surfista.

Su rendimiento en la cancha



Esta vez los roles enrocaron: el maestro en el mar fue el alumno en el polvo. “Yo la pasé muy bien, viéndolo del lado que él me observó en el agua. Él vivió esa curiosidad por aprender, por hacerlo lo mejor posible, y a mí me gustó estar el lado de la ayuda, para poder darle algunos tips a alguien que es tan bueno en lo suyo”, explicó Orsanic, quien buscará mantener a la Argentina en el Grupo Mundial. Santi fue de menor a mayor en la clase. “Al principio no le podía pegar a la pelota, pero terminé re suelto (se ríe)… Todo gracias a Dani, que se comprometió con la clase y me fue enseñando y, sobre todo, dándome confianza”, resaltó Muñiz. Santi aseguró que “el tenis es uno de mis  tres deportes preferidos (los otros, surf -lógicamente- y fútbol), me encanta ver y jugar”, pero admitió que “debería dedicarle más tiempo, o haberlo empezado de más chico”.

-Y, entonces, Daniel: ¿qué podemos decir de Santi como tenista?

-Diría lo mismo que él te diría de mí como surfista, que soy un gran capitán de tenis. Yo, entonces, debo decir algo así: Santi, como tenista, es un gran surfista.

Buena onda



La carcajada de Orsanic se escuchó en casi todo el predio y Santi, agarrándose la panza tras plegarse a la risa, fue más allá. “Y sí, tiene razón. Incluso debo admitir que Dani es mejor surfista que yo tenista. Sin dudas. El surf es un deporte muy difícil, de equilibrio, de coordinación motora y en una cancha que no es siempre la misma…. Por eso hay conocer las olas y sentirlas, y él lo hizo de primera, mucho mejor que yo con la raqueta”, aseguró Muñiz. Daniel, sonriente, agradeció el elogio. Y ambos se fueron charlando, con las raquetas en la mano pero planeando que seguramente el próximo encuentro será, otra vez, arriba de las olas...