Las Entrevistas de El Gráfico

Santiago Solari, a paso firme en la Casa Blanca

Lleva casi tres años dirigiendo en la cantera del Real Madrid con particular éxito, mientras continúa formándose como entrenador. Una charla llena de conceptos y nombre propio con un hombre que estuvo muy cerca de ser el ayudante de Zidane en la Primera y que promete un futuro inmenso.

Por Diego Borinsky ·

13 de mayo de 2016
Imagen Santiago, a los 39 años, dirige el Juvenil A, al que acaba de clasificar a semifinales en la Youth Champions.
Santiago, a los 39 años, dirige el Juvenil A, al que acaba de clasificar a semifinales en la Youth Champions.
“No creo que hubiera tenido otra alternativa que ser entrenador. Desde muy chico no he visto otra cosa que fútbol”.

Santiago Solari suelta la confesión en la charla telefónica desde España, después de un día largo de trabajo en la cantera del Real Madrid, y no es que uno no le crea, al contrario: Solari no es de los que usan las palabras con ligereza. Las piensa y luego las suelta con extremo cuidado. Ocurre que entre esa convicción de futuro entrenador que internalizó desde chiquito y el momento en que finalmente lo concretó, bueno, digamos que en ese intermedio algunas cositas hizo con la pelota en sus pies vistiendo camisetas de clubes modestos como River Plate, Atlético de Madrid, Real Madrid (208 partidos oficiales), Inter, San Lorenzo, Atlante, Peñarol y la Selección Argentina. Se podría decir que no dejó que el tiempo transcurriera burocráticamente y nada más, esperando el momento para meterse de lleno en esa vocación que adoptó de muy pequeño, sino que nos regaló 15 años de fútbol muy bien jugado. Y, de paso, también muy bien hablado.

“Cada uno de mis recuerdos de chico está conectado con el fútbol directamente. Crecí en Renato Cesarini, el club fundado por los hermanos Onega, Luis Artime, los Spirandelli y mi familia, un club donde se jugaba y se enseñaba. Y después, cuando viví en otros países, recuerdo que mi vieja nos pasaba a buscar por el colegio, en Barranquilla o en Guadalajara, y nos llevaba a la cancha a esperar que terminara el entrenamiento, para meterme al campo a jugar. Tendría 8 o 9 años y les pateaba a los arqueros en esos estadios enormes… son recuerdos maravillosos. En Barranquilla fui alcanzapelotas en la inauguración del estadio Metropolitano, en 1986, justo antes del Mundial. Se hicieron partidos amistosos del Junior con Uruguay primero y luego con Argentina, y les alcancé la pelota a Enzo y a Maradona. Diez años después, jugaba con Enzo en River. ¡Tirar paredes con el ídolo de la infancia! A veces la realidad supera todo lo que uno ni se atrevió a soñar…”.

Hay más. El fútbol también se metía en su propio hogar: “El living de casa nunca era un living, era una isla de edición casera con mi viejo haciendo cortes de partidos. Tenía una cámara de VHS enorme y la conectaba con 2 o 3 videocaseteras. En el televisor se veían bastante menos dibujitos animados que la pelota parada del Newell’s de Yudica o la altura de la defensa del Ferro de Griguol”.

Bien, después de todo eso vino lo demás, lo que sería el relleno para Solari, empezando por una pretemporada con el Estudiantes de Verón, Capria y Calderón, cuando tenía 15 años, una carrera espléndida, y mil conocidos por el mundo, por esa vida de gitano que tuvo hasta instalarse en Madrid, que pasó a ser su lugar en el mundo. Allí vive hoy Santiago, a los 39 años, mientras dirige el Juvenil A del Real Madrid, lo que sería la Reserva en el fútbol argentino, el último eslabón en la cadena de producción de la cantera merengue, porque luego de ello ya llegan los equipos profesionales: el filial (Real Madrid Castilla) y la Primera, con Cristiano y compañía.

Santiago Hernán Solari hoy ocupa un lugar de elite en la institución más importante del mundo, o al menos la que tiene la camiseta más cara (el nuevo contrato del Madrid con Adidas ronda los 140 millones de euros anuales, contra 94 del Manchester United, el que le sigue, y 60 del Bayern Munich). Lo logró no solo por su gran campaña como futbolista del Madrid durante 5 años, sino porque es capaz y está preparado: es Profesor de Educación Física e hizo el curso de entrenador UEFA en España, donde no te aprueban por la carita, por portación de apellido o porque te chamuyás al director de la Escuela para que te pase el carnet por debajo de la mesa. Y lo consiguió, también, porque vive su profesión con muchísima pasión y con un alto sentido pedagógico. Desde chiquitito, sí, como nos contó. La charla con El Gráfico nos permitirá entender cómo se trabaja en un monstruo como el Madrid y cuál es su ideario como entrenador.

Trabajo de base
Retomemos brevemente la línea de tiempo de Solari como futbolista. Después de su paso por San Lorenzo en 2008, siguió en Atlante de México y se retiró en Peñarol, de Uruguay, en 2011. A los pocos meses, arrancó el curso de entrenador que se dicta en la Real Federación Española, un curso de elite que pudo realizar por haber jugado al menos 8 años en Primera División como ciudadano español. “La parte teórica se dicta en tres bloques de un mes cada uno -explica-. Cada bloque contiene jornadas que van desde las 8 de la mañana a las 8 de la noche, con fines de semana incluidos. Vivís ahí adentro. Después del primer bloque, vienen 5 meses de prácticas. Si pasás esa primera parte, te dan la licencia UEFA B, que te habilita a dirigir en inferiores. Luego viene un segundo bloque teórico intensivo con otros cincos meses de práctica en campo y sacás el UEFA A y, por último, con otro bloque y el consiguiente período de prácticas, sacás el título UEFA Pro, que te habilita a dirigir en Primera”.

Mientras realizaba sus trabajos en campo, comenzó a incursionar en los medios de comunicación. Ya había probado escribiendo artículos en el prestigioso diario El País de España y durante el Mundial 2014 comentó partidos y participó de programas para ESPN Cono Norte… en inglés, junto al holandés Ruud van Nistelrooy, al brasileño Gilberto Silva y al inglés Steve McManaman. “Eso, para mí, fue más dificil que jugar en Primera, joder -suelta, con latiguillo clásico español-, el nivel de dificultad es total, y el de exigencia, brutal. Eran por ahí cuatro horas seguidas al aire. La playa ni la pisé”.

Pues bien, terminó el curso y arrancó enseguida a trabajar en el fútbol, a mediados de 2013. En el Real Madrid. Hizo la escalerita en su medida y armoniosamente: arrancó en el Cadete B, con chicos de 14 y 15 años, y fue campeón, luego siguió en el Cadete A y otra vez logró un título que el club no conseguía desde hacía 4 años. En la actual temporada arrancó con el Juvenil B y marchaba primero, pero cuando echaron a Rafa Benítez y el entrenador del Real Madrid Castilla, un tal Zinedine Zidane, subió al primer equipo, a Santiago lo nombraron en el Juvenil A. Lo tomó en el cuarto lugar y al cierre de esta edición estaba segundo, a un punto del Atlético de Madrid y en cuartos de final de la UEFA Youth League, la Champions Juvenil. En octavos, su equipo venció 3-1 al Manchester City con un gol fabricado tras una jugada de 23 pases que reflejó con nitidez lo que busca el DT. Ese gol lo llena de orgullo. El mismo que siente por estar en el lugar en el que está, en un club regido religiosamente por la meritocracia (“Los cargos se adjudican en función de los méritos personales”, según la Real Academia Española). Nadie le regaló nada.

Hoy, Santiago va a la Ciudad Deportiva de Valdebebas a las 9 de la mañana para arrancar el entrenamiento dos horas después, al lado de donde lo hace la Primera. Los juveniles entrenan y juegan muchas veces con el filial o a veces es el mismo Zidane el que le solicita algo para el primer equipo, como sucedió con Borja Mayoral, el último canterano en debutar. Con Zizou fueron compañeros (ver recuadro). “Siempre me llevé muy bien con él en la cancha y aunque es muy introvertido, también afuera”, sintetiza. Almuerza en el club y luego a veces se queda a mirar movimientos del próximo rival, a trazar mejoras por líneas, o a diseñar tareas. “Este trabajo te demanda el tiempo que le quieras dedicar, si querés hacerlo por 24 horas, las llenás muy rápido”, asegura. Solari tiene un despacho con vestuario para el cuerpo técnico, y también a disposición salas de fisioterapia, psicología, recuperación, gimnasio y un Departamento de Metodología, donde el encargado del área y un grupo de entrenadores del club dan charlas frecuentemente para marcar las pautas a los cerca de 30 técnicos de la cantera. Todas las divisiones viajan dentro y fuera de España, y el canal de televisión del club pasa todos los partidos de las inferiores.

-¿Vos decidiste arrancar la profesión en inferiores para ir probándote o es lo que se dio?
-Para mí es fantástico y altamente recomendable, creo en la formación del futbolista de la misma forma que creo en la del entrenador. Es un ámbito ideal para disfrutar del deporte, en todos los niveles, como lo disfrutaste como futbolista en inferiores, porque como profesional ya tenés otras responsabilidades, con situaciones que te hacen enojar (risas). Las inferiores te dan otras cosas, otros tiempos de disfrute. Pero ojo, también tenés una gran responsabilidad. Con los chicos, en el proceso formativo, hay que tratar de no errar en nada, porque les podés arruinar la carrera.

-¿A qué te referís?
-Estoy en un lugar en el que se termina la cadena de formación del club más importante del mundo. Estos chicos, seleccionados, vienen con 12 años de formación y desde aquí pasarán a ser profesionales en este club, en otro, o no lo serán nunca. Se toman decisiones que influirán para siempre en sus vidas. No es sencillo.

-¿No tenés apuro por dirigir en Primera?
-La verdad que no, estoy disfrutando muchísimo de esta etapa. Además, conozco perfectamente todo lo que acarrea la locura del fútbol profesional en la que también entra en juego la estabilidad laboral y familiar. Una locura que me encanta y que viví durante mi carrera, pero que, como entrenador, llegará cuando tenga que llegar. Todo a su tiempo.

Imagen Con Zidane fueron compañeros en el Real Madrid y ganaron la Champions League del 2001/02, entre otros títulos. En la foto, Zizou alza a Santiago.
Con Zidane fueron compañeros en el Real Madrid y ganaron la Champions League del 2001/02, entre otros títulos. En la foto, Zizou alza a Santiago.
-¿Pero te interesa en el futuro ser DT de Primera?
-Por supuesto, claro que quiero dirigir en Primera, pero no tengo desesperación por hacerlo mañana. Ya te dije: estoy disfrutando este momento. Las cosas maduran solas, ya veremos, por lo pronto estoy feliz y muy agradecido al Madrid por la oportunidad que me da.

-¿Aconsejarías trabajar con chicos a cualquiera que empieza en esto, como para ir midiéndose en un ámbito sin tantas responsabilidades?
-Las herramientas que uno utiliza son las mismas que en Primera, pero cuanto más chicos son los futbolistas, más responsabilidad tenés. Los entrenadores que más conocimiento y vocación deben tener son los que forman a los benjamines, a los más pequeños. Son realmente admirables esos entrenadores: una delicadeza, cuidado, amor, paciencia y conocimiento para poder manejar esos grupos con herramientas de pedagogo. Admiro muchísimo a los formadores que entrenan a diario chicos de 6 o 7 años.

-¿Qué se siente que los pibes te revoleen por el aire, como te pasó cuando salieron campeones con Cadete A?
-Eso no se compara con nada, eso es impagable, como cuando tu hijo viene y te da un abrazo. La inocencia con la que chicos de 13 o 15 años viven el fútbol ya no es igual unos años después. Cómo reciben lo que les diste, cómo se genera y perdura ese vínculo y con qué frescura lo expresan. Después, cuando empiezan a ser más grandes, contienen más sus emociones. ¡Ya no lloran!

-¿Ganar o formar jugadores?
-Es que son cosas que no están reñidas para nada entre sí. En el fútbol, la formación nunca se acaba, ni siquiera en Primera, y la competencia existe siempre cuando se forma para la elite, incluso con 10 años. Siempre respetando las etapas, claro. El objetivo es formar jugadores de forma integral. Si no llegan a Primera, que uno haya ayudado a prepararlos en la vida, que respeten al compañero y al rival y que hayan disfrutado el camino. Pero en Real Madrid se forman jugadores para la alta competencia. Claro que importa el resultado ¿cómo no me va a importar? Yo le quiero ganar al Atlético y salir campeón. Y formar a estos chicos significa también que aprendan a competir, no que les dé lo mismo. En ese sentido, te digo que el éxito más grande del año pasado, en Cadete A, para mí y para el club, no fue haber ganado el título ni que nos hayan metido solo 6 goles en todo el campeonato, sino que todos los futbolistas del plantel promocionaran al Juvenil C, la siguiente categoría. No es común que ocurra eso. En realidad, una cosa está relacionada con la otra, como te decía al comienzo: formar a los jugadores y tratar de obtener resultados no es una contradicción, al contrario.

-¿Cuál es el principal déficit de los juveniles hoy?
-El cambio fundamental que marcaría desde mi época a la actual son las redes sociales, la conectividad. Los chicos hoy tienen muchas opciones de distracción. En Rosario, en los 80, teníamos solo dos canales de televisión, el 3 y el 5, y entonces te aburrías fácil y era mejor ir a jugar a la pelota. Hoy, hay un montón de cosas a disposición: la tele, la Play, internet, whatsapp, instagram, facebook. El mundo se te abre con las redes sociales. No creo que sea un déficit, al contrario, es una ventaja, pero antes era mucho más fácil ser monotemático. Y en esto de jugar al fútbol, era clave para tener éxito.

-¿Cuáles son tus caballitos de batalla como DT?
-Intento hablar poco, intento que los entrenamientos hablen por mí. Creo que es la mejor manera de comunicar: a través de las tareas y de las estructuras que uno arma a lo largo del año, y que esas tareas y esas estructuras tengan sentido y coherencia con cada uno de los contenidos y de los objetivos que uno pretende mejorar. Al final, en la formación, pretendemos que los jugadores entiendan el juego en su totalidad y, a la vez, que se diviertan, porque no dejan de ser chicos.

-¿Quién sentís que fue tu mayor influencia como técnico?
-Hay muchas. Primero, mi infancia y haber visto tanto fútbol en casa. Después, en mi carrera, destaco a Arrigo Sacchi y a Del Bosque. Arrigo fue un entrenador que cambió la manera en la que se jugaba al fútbol. Una eminencia. Y a Del Bosque lo admiro y lo respeto muchísimo por su capacidad de gestión del grupo humano, que en el fútbol profesional es tan importante como el diseño de entrenamientos, la lectura del juego o tener buenos conocimientos tácticos, que también los tiene. Pero he aprendido de todos: Ranieri y Mancini le dedicaban muchísimo tiempo a la táctica, y me hicieron conocer otro tipo de fútbol. Bielsa es un detallista, muy minucioso, y entrena con una metodología completamente distinta al resto y logra mejoras específicas en aspectos del juego que son muy difíciles de conseguir con otros métodos. Ramón Díaz es un técnico muy intuitivo, muy astuto. Todos distintos, pero cada uno de ellos es una influencia.

-¿Cómo juegan tus equipos?
-Cuando miro fútbol, me gusta poder reconocer la idea y el trabajo del entrenador detrás del juego, más allá de si el equipo es más ofensivo o más contragolpeador. Si me das a elegir, siempre prefiero ser protagonista con la pelota, y ser ofensivo.

-¿Tenés algún sistema táctico preferido?
-No, no, los sistemas van al final de todo, es lo que viene último en todo esto, lo menos importante. Primero hay que ver qué capacidades y qué características tienen los jugadores, que son y serán siempre los dueños del fútbol, después saber a qué quiero jugar, el estilo. Luego influye la cultura futbolística de cada país, la competición, el rival, la cancha, la táctica, etcétera. Todo eso es más importante que el esquema. Se puede jugar con un 4-4-1-1 muy ofensivo y un 3-4-3 muy defensivo y viceversa.

-¿Sos tranquilo en el banco o te transformás tipo Simeone?
-No, no, como el Cholo no, es difícil igualarlo (risas), yo trato de que la procesión vaya por dentro, no siempre es bueno transmitir las propias emociones a los jugadores, pero este es un juego muy pasional y es difícil contenerse.

-¿Tenés contacto con el Cholo en Madrid?
-Sí, los dos vamos seguido al Restaurante De María y más de una vez nos hemos quedado charlando después de comer.

-¿Hablan de fútbol?
-¿¡Y de qué vas a hablar con el Cholo, si no es de fútbol!? Sí, claro, el Cholo es un fenómeno y siento por él máxima admiración, porque consigue lo que se propone. Está preparado para dirigir a los mejores equipos del mundo. Ahora, vos me decís: ¿lo ves para el Barcelona alguna vez o para el Real Madrid? No sé. No porque el Cholo tenga techo, que no lo tiene, sino porque lo veo muy identificado con el Atlético y su estilo. Para el Chelsea, el Manchester United, la Juve o el Inter, sí, sin ninguna duda.

Imagen Con Zidane, en la actualidad, tienen diálogo fluido y ven partidos juntos, como es lógico esperar entre un técnico de la Primera y el de la Reserva.
Con Zidane, en la actualidad, tienen diálogo fluido y ven partidos juntos, como es lógico esperar entre un técnico de la Primera y el de la Reserva.
Metas a la vista
A Solari le toca defender el escudo madridista que tan bien ha representado como futbolista en una era casi imposible, con el Barcelona dándole vida al que para muchos es el mejor equipo de la historia. Con un futbolista que no afloja ni piensa bajarse del olimpo. No debe ser fácil hinchar por el Madrid en estos años…

-¿Por qué te quedaste a vivir en España y no en la Argentina, que es tu país?
-Es que yo siempre viajé mucho desde chico: estuve en Colombia, México dos etapas, España (Tenerife), Estados Unidos. En Argentina, aunque siempre volvíamos a Rosario, viví varios años en La Plata, pero mi máxima estadía en una ciudad fueron mis 4 años de River en Buenos Aires. Luego me instalé 7 años en España y, entonces, al momento de tirar el ancla, lo hice aquí donde tengo más raíces y amigos.

-¿Tu idea es dirigir en la Argentina en algún momento?
-¿Por qué no? Soy español por adopción, pero argentino de nacimiento. He jugado en muchos clubes, no solo a nivel profesional en River y San Lorenzo, porque estuve en inferiores de Newell’s, Platense y Estudiantes. No lo descarto para nada, pero hoy estoy acá.

-¿San Lorenzo te buscó un par de veces? Eso se dijo por aquí…
-Hubo algún tanteo informal y nada más. Tengo una muy buena relación con Marcelo (Tinelli) desde mi etapa de jugador, y muy agradecido.

-¿Tiene sentido trabajar en las inferiores del Madrid cuando en el primer equipo casi no hay jugadores de la cantera?
-¿Cómo no va a tener sentido? Primero, en el plantel hay 9 jugadores de la cantera, aunque no todos sean titulares. Es un montón. Después, te puedo decir que a Morata, el Madrid lo vendió en 30 millones, que los dos laterales del Atlético de Madrid, Filipe Luis y Juanfrán, pasaron por nuestra cantera y que hay más de 100 jugadores en la Primera División de las ligas europeas y otros 50 en Segunda formados en el Real Madrid. Pasa que el nivel de exigencia para saltar a la Primera del Madrid es extremadamente alto.

-Pero la cantera del Barcelona los superó ampliamente…
-No sé qué criterio utilizás. La Masía tiene otro modelo. Forman futbolistas para encajar con un sistema predeterminado. Son modelos diferentes. Lo respeto, pero me quedo con el nuestro, lo veo menos dogmático, más abarcativo, más integral. Y el número de futbolistas promocionados no miente. Es muy superior y es muy difícil competir con el Real Madrid, también en eso.

-Ahora, ¡qué difícil ser entrenador del Real Madrid en estos últimos diez años, con semejante Barcelona del otro lado!
-La exigencia en un club como el Madrid es máxima, por eso es el club más grande de la historia, pero estos años, es cierto, han coincidido con un Messi espectacular, reluciente, histórico. Más meritorio aún para el Real Madrid que sigue siendo protagonista año tras año frente a un Barcelona en su mejor etapa, con un jugador increíble. Barcelona presenta a Messi para el Balón de Oro todos los años y Real Madrid pone a Cristiano también todos los años, y lo ha ganado tres veces.

-¿Cómo lo vivís vos siendo hincha y parte del Madrid, con un fútbol tan encantador practicado por el clásico rival?
-A nuestra afición le gusta el fútbol. De hecho, Messi y Ronaldinho han salido aplaudidos del Bernabéu, se los ha reconocido in situ. Lo único que puede generar Messi es admiración. Y sin embargo, hay algunos argentinos que todavía lo resisten, no entiendo…

Entender. Para el cierre, queda planteado el interrogante de si podrá acceder en el corto o mediano plazo al banquillo grande del Real Madrid. Sonó muy fuerte el rumor, cuando fue despedido Rafa Benítez, de que Solari iba a asumir como ayudante de campo de Zidane, aunque finalmente esto no ocurrió. A Santiago no le agrada hablar del tema, se advierte ante la primera consulta, pero indagando en la prensa española llega la confirmación: Florentino Pérez lo quería al lado de Zidane, aunque el francés terminó conservando el cuerpo técnico que tenía en el Castilla, David Bettoni y Hamidou Msaidie.

Diego Torres, periodista mendocino que lleva casi 20 años siguiendo al Real Madrid en el diario El País, aporta su mirada cercana al trabajo cotidiano de Solari y a la vida interna del Madrid. “Santi es un obsesivo del trabajo, tiene un entusiasmo juvenil llamativo -lo describe-. Está muy preparado y es muy inteligente. Y posee un don de gente que me da la sensación de que le juega en contra, porque en esta profesión hay que tener un punto maquiavélico. La mayoría de los que llegan arriba son así, carecen de escrúpulos, son tipos agresivos, con un sentido del liderazgo más territorial”. ¿Y entonces, puede llegar al último eslabón de esta cadena? “Yo creo que es el entrenador prefecto para el Madrid en cualquier momento. Tiene una energía que lo va a ayudar a compensar la falta de experiencia. Y tiene otra ventaja: es un tipo sensible, se hace querer por los jugadores porque les soluciona problemas. Es hábil en eso. Ahora, así como te digo esto, también te digo que es tremendamente complicado que Santi llegue a ser el técnico de la Primera, porque el Real Madrid suele ser bastante conservador, y solo pondrá un entrenador con fascinación mediática. El ganador de la última Premier, o de la última Champions, un entrenador con Copas”.

Así es el Real Madrid, pero quién sabe, al fin de cuentas el fútbol suele ofrecer soluciones inesperadas. De todos modos, está claro que este muchacho nacido en Rosario, gitano del fútbol, apasionado y obsesivo del buen jugar y el buen decir, va a dar que hablar cuando agarre una Primera División. Si lo viene soñando casi desde que empezó a caminar, pobrecito, no le dejaban ver ni La pantera rosa ni a Tom y Jerry…

Imagen Los chicos del Cadete A revoleando a su DT tras coronarse campeones.
Los chicos del Cadete A revoleando a su DT tras coronarse campeones.


Cartón lleno
Roberto Carlos, el inolvidable lateral izquierdo brasileño que valorizó como casi nadie un modesto puesto en un equipo (“¿Quién te creés que sos, Roberto Carlos?”, pasó a ser frase en los picados para los laterales que subían todos los tiros) se sumó en 2016 al organigrama del club blanco y colabora con Santiago Solari en el cuerpo técnico del Juvenil A del Real Madrid. Ahora sí: en la Casa Blanca ya están los tres protagonistas (vaya uno a saber por cuánto tiempo) de uno de los más bellos goles de las finales de Champions League, el convertido por Zinedine Zidane al Bayer Leverkusen el 15 de mayo de 2002 en Hampdem Park, de Glasgow. La jugada la inició Roberto Carlos por izquierda, se la dio a Solari, quien se la devolvió con un pase en profundidad por encima del marcador, luego el brasileño la centró y Zizou la empalmó con una exquisita volea de zurda para clavarla en el ángulo. El Real Madrid ganó 2-1 y conquistó así la Novena Orejona (la anteúltima hasta aquí).

Un monstruo
“Bienvenidos a la Ciudad Real Madrid, el mayor centro deportivo jamás construido por un club de fútbol”, anuncia la web de la Casa Blanca. Más allá del autobombo que cualquier club hace de sus bienes, se trata del mayor proyecto urbanístico de la historia de la Comunidad de Madrid. Ubicado cerca del aeropuerto de Barajas, el Parque de Valdebebas posee 1067 hectáreas (o sea: 1067 manzanas), y un predio que es 40 veces el Santiago Bernabéu. Posee un edificio de 9000 metros cuadrados con vestuarios, gimnasios, aulas, salas de conferencias, despachos, zonas de hidroterapia y cuerpo médico, salas de prensa. Hay 10 canchas de fútbol con graderías para 11.000 espectadores sembradas con el mismo césped del Bernabéu, traído desde Holanda. Allí se levanta el estadio Alfredo Di Stéfano, donde juega sus partidos el Real Madrid Castilla (el filial). Después del primer equipo y del filial (ambos profesionales), le siguen 12 categorías juveniles que, en orden decreciente de edad son: Juvenil A, B y C, Cadete A y B, Infantil A y B, Alevín A y B, Benjamín A y B y Prebenjamín. Todos estos equipos cuentan con un primer y segundo entrenador y algunos comparten PF.

Conexión River
Santiago Solari debutó en la primera de River el 12 de mayo de 1996 y le bastaron un par de partidos para dejar boquiabiertos a los hinchas con su talento y desparpajo. Fue tan explosiva su aparición que seis meses después ya se había ganado un lugar para viajar a Tokio a jugar la Intercontinental con la Juventus. Marcelo Gallardo contó que su gran preocupación, de cara a ese partido, era no quedar al margen del banco de suplentes. El que se quedó afuera, al final, fue Solari. “Yo lo tomé como un premio, tenía 19 años y la verdad es que me colgué del ala del avión. Fueron corriendo a hacerme un traje, que encima me quedó enorme, y me lo tuvieron que ajustar de apuro. Lo recuerdo como un viaje maravilloso más allá de la derrota, que fue muy triste. Es el trofeo con el que siempre había soñado desde mis 7 u 8 años, me apasionaba, quizás por lo exótico. Por suerte, en 2002 la pude ganar con el Madrid”, resalta Santiago, quien cuenta que le hubiera gustado tener un paso final por River, antes de retirarse. Con Gallardo mantiene el vínculo, incluso lo ha felicitado por sus logros en el club: “Antes de agarrar como técnico de River vino con sus ayudantes a ver entrenamientos a la Ciudad Deportiva del Madrid y estuvimos charlando. Un fenómeno Marcelo, siempre tuve buena onda con él. Eramos jóvenes como compañeros en River, no sabía si iba a ser técnico o no, pero con la visión de juego que tenía, con su calidad y su madurez no me extraña para nada que le esté yendo como le va”.

Por Diego Borinsky / Fotos: Diario As

Nota publicada en la edición de abril de 2016 de El Gráfico