Ricardo Bravo: “Yo arreglé un partido por 60 lucas”
El ex presidente de Argentinos Juniors aclara lo sucedido en el famoso empate entre el Bicho y River por la última fecha del Apertura 97 que hizo que los de Núñez salgan campeón y los de La Paternal se queden en Primera.
–Pasó el tiempo y quedó la curiosidad, ¿estuvo arreglado aquel Argentinos 1–River 1 de la última fecha del Apertura ’97?
–Para mí fue una cuestión de jugadores, aunque no podría asegurarlo porque no me consta. El fútbol es muy difícil porque hay dinero de por medio; y hay gente necesitada y gente no necesitada. Entonces, ¿qué ocurre? Vamos a poner un ejemplo ficticio. Un equipo que quiere comprar designa a dos tipos para hablar con otro par del rival, todos gente de trayectoria porque los pendejos tienen corazón. Unos le ofrecen a otros diez pesos. Los que reciben piden cinco por adelantado; si les dan el okey, todo está terminado, ya está... Pero eso, si pasa, es entre jugadores.
–¿Y en la B, cuando le tocó estar con Argentinos?
–Es distinto. Puede ser que intervenga algún influyente. Va y le dice al técnico que no ponga al Cuatro, que es el mejor jugador. “Pero mirá que es el más importante que tenemos”, le dice el DT. “Será para vos, para mí no, cuidalo para el próximo partido...” Y seguro que el Cuatro no juega.
–¿Eso pasa?
–¡Cómo no va a pasar!
–Volvamos al meollo. Fue un partido raro.
–River siempre ha sido un caso particular en sus partidos con Argentinos. No sé por qué pero es así. Tengo entendido que Chiche Sosa es socio de River. Esto sale de entrenador a jugadores, los dirigentes no tuvimos nada que ver. Habrá sido un arreglo entre jugadores, algo parecido.
–¿Usted supo del enojo del Polo Quinteros en el vestuario?
–Sólo por declaraciones. Decían que estaba caliente porque, según él, el resto de sus compañeros no se rompieron en la cancha. Pero Quinteros es un jugadorcito. Mete un gol y desaparece tres meses. Lo único que me llamó la atención, en el primer tiempo, fue lo “quedados” que estaban mis jugadores. El resto fue un partido normal.
–¿Normal? En el intervalo, ¿usted bajó al camarín a averiguar qué pasaba?
–No. ¿Les iba a ir a gritar en el vestuario para que Chiche Sosa me dijera que parara, que así lo único que iba a conseguir era que se pusieran nerviosos, y en el segundo tiempo perdieran 20 a 0? Debí hacerme el b..., no me quedaba otra cosa. Hay que tener tacto en el fútbol, esto no es un chiste. Los presidentes que hablaron fueron boleta. Fue un arreglo íntimo entre jugadores; ahora si ellos recibieron o no recibieron, no lo sé. Son declaraciones que escuché.
–¿Lo más sano que tiene el fútbol son los jugadores?
–Cuando un hombre va a la casa y la mujer le dice que no trajo plata, y que el taxista que vive enfrente gana más que él; ese hombre, la próxima vez que sale a la calle, lo hace a matar. Yo escucho a mi madrina que le reprocha al esposo, que es doctor en Ciencias Económicas, que tiene el mismo auto hace diez años y que el coso de al lado, que es extra en la tele, lo cambia cuando quiere. Esa persona, cuando sale de la casa, lo hace a robar. Para no ser el b... de la película.
–¿Esto es aplicable a un jugador de fútbol también?
–A cualquier ser humano. Cuando usted en un club no paga, espere cualquier cosa.
–¿Argentinos Juniors pagaba en ese momento?
–No recuerdo. La gente quiere que la incentiven. Si la incentiva otro, que es más vivo que uno...
–¿Es muy normal el incentivo?
–El incentivo corre mucho en el fútbol. Pero en el caso de Argentinos y River no les puedo decir mucho más que esto. Si supiera algo real y comprobado, lo diría sin problemas. Por ejemplo, digo que una vez, en un partido que Argentinos jugó en la B, fui yo y lo arreglé, sesenta calus (N. de la R.: lucas al revés, en lunfardo), las puse ahí. Pero de Argentinos-River no sé nada concreto, sólo suposiciones.
–¿Es casual que Chacarita Juniors haya recurrido a usted para viabilizar su deseo de ascender? Se lo ve siempre en San Martín.
–Es que mi papá era hincha de Chacarita y yo tengo una gran amistad con Luis Barrionuevo. Hablamos mucho, cambiamos ideas sobre nuestro equipo a partir de las características de los rivales de turno. No hacemos más que eso...
–¿Tiene muchos amigos más en el fútbol?
–Muchísimos, soy un hombre muy querido y muy buscado. Uno de ellos, Ríos Seoane. ¡No le hablen al Gallego mal de mí porque les pega! Me dio un 10 por ciento del bar Casablanca sin que yo tuviera que poner una moneda.
–Usted se acuerda cuando Quinteros denunció que usted había hablado de un presunto arreglo de un partido frente a Chacarita, por el Nacional B, y la gente los quiso matar?
–Quinteros es un f... pinchado. No hay que confundir la amistad y las bromas con las cosas reales. Una cosa es que jodamos: “Hoy nos dejan ganar, hoy les ganamos” y otra que eso sea la realidad. A mí, ese rumor me dejó sin auto. La hinchada de Argentinos me lo hizo bolsa.
Por RODOLFO CEDEIRA (1999).
Foto: DIEGO DIAZ.