El sistema planetario de la Scaloneta alrededor del astro rey
En la galaxia de la Albiceleste, el sol Messi brilla más que ninguno, pero los planetas que orbitan a su alrededor aportan su luz si es necesario.
LA SELECCIÓN ARGENTINA es como un sistema planetario de fútbol conformado por galácticos cuyo astro rey, Lionel Messi, jamás deja de brillar. Pero si por un momento se nubla, la luz del resto de las estrellas es suficiente para darle energía a una dinámica que no se resiente.
Lionel Scaloni estableció un universo casi perfecto, a prueba de cualquier peligro y que arranca con Dibu Martínez, cuyas manos atenazan todo tipo de meteoritos, vuela de palo a palo desafiando la ley de gravedad y es a prueba de cualquier agujero negro. Este jueves ante Paraguay estableció un récord de imbatibilidad con 621 minutos sin recibir goles.
Pero tal como él mismo lo dijo, nada sería posible sin el respaldo de otros cuerpos celestes y blancos que orbitan a su alrededor, como el tándem de satélites imponentes que componen Nicolás Otamendi y Cuti Romero, un verdadero escudo protector que repele la basura interestelar de los rivales.
En el medio de la galaxia el polvo de estrellas encandila con las constelaciones de Alexis Mac Allister y Enzo Fernández, que en sus movimientos de rotación y traslación, nunca pierden categoría ni efectividad. Todo lo contrario: no son Saturno pero no se les cae ningún anillo si tienen que cambiar de lugar en la estratósfera y generar un verdadero big bang futbolístico con sus explosiones de talento.
El escenario no está exento de bólidos que surcan la inmensidad del firmamento a inusitada velocidad, estrellas para nada fugaces que dejan su estela permanente de cometas majestuosos como Ángel Di María como abanderado más Julián Álvarez y Lautaro Martínez siempre a salvo de cualquier eclipse futbolera.
Entonces, el Monumental es como un multitudinario planetario en el que el público asiste al frenesí de los vaivenes espectaculares de esa energía cuántica de tintes espaciales en el que los planetas nunca chocan pero se alinean en función de la armonía galáctica de la Scaloneta en el que el Astro Rey, con el 10 refulgente en la espalda, jamás es eclipsado, sino abastecido de luminiscencia por el resto de los elementos.
A años luz del resto, el sistema planetario de la Scaloneta no emprende un viaje a lo desconocido porque ya conoció la gloria universal, pero sí se embarca en un traslado a otras dimensiones de un fútbol que busca la evolución infinita.
Como un Carl Sagan del siglo XXI, las maravillas del cosmos se rinden ante los descubrimientos del astrónomo con observatorio en Pujato que primero que nada entendió que la Tierra es redonda. Y la pelota también.
IMAGEN DE PORTADA: MATÍAS DI JULIO