¡Habla memoria!

1967. Reconocimiento para “Hacha Brava”

Un zaguero rústico que se convirtió en leyenda de Independiente. Antes del encuentro en el que el Rojo se impondría ante Quilmes por 4 a 2, la dirigencia local rindió un merecido homenaje a Rubén Marino Navarro.

Por Redacción EG ·

17 de diciembre de 2019

Las repletas tribunas de Independiente se aprestaban a la habitual fiesta del gol dominguero. Los cinco goles del domingo anterior frente a Lanús y la agresividad de una línea delantera que ésta haciendo 4 goles por partido, han enfervorizado a la delirante hinchada roja que vive la euforia del encuentro con la red.  Artime, Tarabini, Yasalde son nombres familiares para ese gol.

 

Imagen 1967. Homenaje a Rubén Marino Navarro por parte de Independiente.
1967. Homenaje a Rubén Marino Navarro por parte de Independiente.
 

Pero antes de empezar el partido con Quilmes, una figura querida, popular, hondamente metida en esa misma hinchada, apareció por el túnel un ratito después que el equipo de la casa. Era el capitán de la Copa, el hombre fuerte, admirado por todos y respetado por los adversarios. Era RUBEN MARINO NAVARRO. Era HACHA BRAVA, ahora en Estados Unidos, prosiguiendo con la D. y con la T. en el buzo una carrera siempre exitosa.

Y fue entonces cuando el estadio se conmovió gritando esas cuatro sílabas guerreras. Navarro levantó los brazos, recibió su premio de manos del presidente de Independiente, y estamos seguros que alguna lágrima debe haber tocado el piso de ese estadio que más de una vez fue suyo. El "¡Ha-cha-bra-va! ¡Ha-cha-bra-va!" se fue más allá del Riachuelo y la ovación tuvo cuatro tribunas que lo corearon.

Más allá de los goles de Artime, de Yasalde, la gente de Independiente le otorgó a Navarro ese premio que no se paga con nada. El reconocimiento de una tribuna un jugador de fútbol no lo olvida jamás en su vida.

Navarro se fue con un ramo de flores y ese reconocimiento por todo lo que fue…

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