¡Habla memoria!

Historia del fútbol argentino, por Juvenal: Capítulo IX (1941-1945)

Comienza la época dorada del juego criollo. Nace “La Maquina”, aquella perfección futbolística. A la garra de Boca se le suma Severino Varela. Un período incomparable en cantidad y calidad de jugadores.

Por Redacción EG ·

07 de noviembre de 2019

La década del '40 comenzó con una buena noticia para los argentinos: el promedio de vida, que en 1935 era de 46 años creció hasta casi los 50. El país arrancó esos años con 13.129.723 habitantes, de los cuales 2.505.332 vivían en la ciudad de Buenos Aires. Todavía existían 51.063 baldíos, el 16,92 % de la superficie de la ciudad donde los purretes se iniciaban en el abecé del fútbol y muchos se recibían de maestros, en ese arte, a los quince o dieciséis años.

 

Imagen El rey de los fanas de El Gráfico de la década del '40: se hizo un saco con las tapas. Crack.
El rey de los fanas de El Gráfico de la década del '40: se hizo un saco con las tapas. Crack.
 

Mientras el mundo se dividía y trenzaba en guerra con los países del Eje (Alemania, Italia y Japón) por un lado y los Aliados (los europeos más los Estados Unidos) por el otro. También llegaban a la penicilina (1943) y un promedio de cien mil provincianos por año (el pico se alcanzó en 1947 con 117.000), que acompañaban el crecimiento industrial del país cuyos establecimientos industriales en 1945 sumaban 86.440, más del doble de los de una década atrás (39.054, en 1935).

Así como el fútbol marcó la década, porque ni antes ni después se pudo repetir el surgimiento de tantos cracks, Buenos Aires vivía y soñaba al compás de un tango. La noche del centro tenía sus dueños. Cada maestro con su estilo y su escuela propia. Durante años Aníbal Troilo fue la estrella del Tibidabo, D'Arienzo del Chantecler, Carlos Di Sarli del Marabú. Pugliese dictó cátedra en el Café El Nacional, D'Agostino-Vargas en cien salones. Los milongueros "recorrían el espinel": SansSouci, Imperio, Casanova, Lucerna, Goyescas. Alberto Castillo, con Tanturi o solo, revolucionaba los barrios. Hugo del Carril era el galán-cantor. La negra Sofía (Bozán), un sinónimo del Maipo.

Las películas argentinas paseaban el tango por toda América. Las radios trasmitían, entre un 25 % y 35 % de música en vivo. El público llenaba los estudios para aplaudir a sus artistas predilectos en las radios principales: El Mundo, Belgrano, Argentina, Splendid y Prieto. Todas ellas, al finalizar los domingos las transmisiones de los partidos de fútbol, inician los "bailables", con las orquestas en vivo.

 

Imagen 1945. La bomba atómica aliada explota en Nagasaki.
1945. La bomba atómica aliada explota en Nagasaki.
 

En 1945 estalló la bomba Atómica en Japón y en Europa se terminó la guerra. Aquí, simplemente, cambiaba la mano de circulación en las calles. El 10 de junio, a las 5,55 de la mañana se dejó de circular por la izquierda y a las 6 en punto se comenzó a hacerlo por la derecha.

 

1941: River se arma


 

"Pa' que bailen los muchachos" es el título de un tango de Enrique Cadícamo y Troilo que se impone al comienzo de la década del '40. Pero más que un título es la definición de esos años que no tendrán par ni en las pistas de baile ni en los estadios de fútbol.

 

Imagen Yunta Millonaria: Ángel Labruna, Anibal Troilo “Pichuco” y Félix Loustau.
Yunta Millonaria: Ángel Labruna, Anibal Troilo “Pichuco” y Félix Loustau.
 

"La vida es una milonga", dice en una de sus partes y el "¡qué milonga!, ¡qué milonga!, ¡qué milonga!" estalla en las tardes de domingos en tribunas repletas de admiración. Nunca, como en el cuarenta, surgieron tantos grandes jugadores de fútbol. Los hubo y los habrá en todas las épocas, pero será muy difícil que se repitan en tan alta cantidad.

 

Imagen René Pontoni
René Pontoni
 

En el arranque nomás, en 1941, aparecen en el fútbol grande nada menos que René Pontoni en Newell's, Lucho Sosa en Boca, Rinaldo Martino en San Lorenzo, Norberto Tucho Méndez en Huracán, Julio Cozzi en Platense y Rubén Bravo en Rosario Central. El campeonato comienza con 16 equipos porque descendieron dos y Argentinos Juniors, que ganó el torneo de segunda, optó por el premio en efectivo resignando el ascenso de categoría.

 

Imagen Argentina Campeón Sudamericano 1941 en Chile. Arriba: Stábile (DT), Salomón, Gualco, Minella, Colombo, Alberti y Sbarra. Agachados: Pedernera, Sastre, Marvezzi, el Charro Moreno y Enrique García, una de las mejores delanteras nacionales de todos los tiempos.
Argentina Campeón Sudamericano 1941 en Chile. Arriba: Stábile (DT), Salomón, Gualco, Minella, Colombo, Alberti y Sbarra. Agachados: Pedernera, Sastre, Marvezzi, el Charro Moreno y Enrique García, una de las mejores delanteras nacionales de todos los tiempos.

 La del '41 es una temporada plagada de hechos curiosos. La AFA contrata a un referee húngaro, Eugenio Barun, quien rápidamente demuestra que no tiene autoridad ni energía. Atlanta incorporó al arquero uruguayo Graneros, a quien le meten 18 goles en sus tres primeros partidos. "Piraña" Sarlanga, él solito, le convierte cinco para darle el triunfo a Boca 7 a 2.

 

Imagen Jaime Sarlanga
Jaime Sarlanga
 

El título de 1941 fue para River, con cuatro puntos de diferencia sobre San Lorenzo. El goleador del campeonato fue José Cantelli, un insider santafesino de Newell's: 30 goles, tres más que los de Erico. River comenzó a definirse como un gran equipo a mediados de la temporada cuando Adolfo Pedernera fue colocado como centreforward por el técnico Renato Cesarini a sugerencia de Carlos Peucelle. Entonces surge "La Máquina", cuando por primera vez juegan juntos, Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna, y Deambrosi. Eso ocurrió el 21 de setiembre, en Avellaneda, donde River venció 4 a 0 a Independiente con tres goles del gran Adolfo.

Imagen La primera versión de La Máquina de River Plate: Cedilla, Vaghi, Moreno, Ramos, Rodolfi, Labruna, Pedernera, Deambrossi, Yácono, Muñoz y Barrios posan para el fotógrafo de El Gráfico.
La primera versión de La Máquina de River Plate: Cedilla, Vaghi, Moreno, Ramos, Rodolfi, Labruna, Pedernera, Deambrossi, Yácono, Muñoz y Barrios posan para el fotógrafo de El Gráfico.

Cuando se iba a jugar la décima fecha, José Monjo, arquero de Tigre, denunció que ese domingo a la mañana le ofrecieron dinero, y él aceptó un adelanto para no esforzarse al enfrentar, por la tarde, a Banfield. El partido se jugó y lo ganó Tigre 5 a 0. El Tribunal de Penas investigó y condenó a Banfield a una suspensión por 60 días, con la consiguiente pérdida de puntos y recaudación. A la vez, se expulsó por "indeseable" al arquero Monjo por haber adoptado una actitud poco clara. Se autorizó a Tigre a contratar a un nuevo arquero para superar esa contingencia, ya que el libro de pases estaba cerrado, y Tigre adquirió a Antonio Rodríguez, que más tarde luciría en Lanús y Racing. Lo notable fue que, a pesar del descuento de puntos, Banfield se salvó cumpliendo una campaña excepcional. Descendió Rosario Central.

 

La Máquina en acción

Una tardecita del verano del '42, Lucio Demare se detiene a tomar una copa en "El Guindado", una confitería tradicional de Palermo. Mete la mano en el bolsillo y saca un papel que tenía olvidado. Son unos versos que, hace tiempo, le había entregado Homero Manzi. Los lee y ahí mismo se da cuenta que esa poesía ya tenía música. La lleva al pentagrama y una semana después todo Buenos Aires canta "Malena". Lo estrena el cantor de su orquesta, Juan Carlos Miranda, pero es Fiorentino quien la convierte en un éxito. Por las noches, en el Tibidabo, de Corrientes entre Libertad y Talcahuano, los muchachos de River le piden ese tango a Pichuco.

Imagen El festejo del afinado River multicampeón de los ’40. Arriba: Yácono, Di Stéfano, Labruna, Reyes y Loustau. Abajo: Rossi, Ferreira, Moreno, Ramos, Vaghi y Grisetti. ¡Qué nivel artístico señores!
El festejo del afinado River multicampeón de los ’40. Arriba: Yácono, Di Stéfano, Labruna, Reyes y Loustau. Abajo: Rossi, Ferreira, Moreno, Ramos, Vaghi y Grisetti. ¡Qué nivel artístico señores!
 
Los domingos por la tarde, Pichuco le pide a ellos: "¡Vamós, a bailar, a bailar..." Y los muchachos hacen bailar a los contrarios. Perdernera es el director, a la derecha Moreno, su viejo ex compañero de ala izquierda cuando jugaba de wing. Ellos bajan y se juntan con Rodolfi y el "Tuerto" José Ramos, para "hacer juego" en lo que en Europa llamaban "el cuadrado mágico". Moreno es un atleta de físico privilegiado. Un virtuoso, un cabeceador incomparable, un gran gambeteador.

 

Imagen José Manuel Moreno.
José Manuel Moreno.
 

  

Pedernera, el estratega. Para terminar las jugadas aparece por izquierda Angel Amadeo Labruna, implacable y certero. Por las puntas: Muñoz y Deambrosi, hasta que, en la undécima fecha de 1942, aparece allí, como wing izquierdo, la figura chaplinesca de Félix Loustau. Entonces sí, ¡cartón lleno! Muñoz es capaz de hacer, sobre la derecha, lo que el legendario Chueco García hacía por la izquierda. Loustau es valiente, travieso, veloz, posee un freno sorprendente y con un toque y manejo preciso de la pelota.

 

Imagen Quinteto histórico. Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Angel Labruna y Félix Loustau eran los delanteros del mítico equipo de La Máquina. Ganaron tres títulos en cinco años.
Quinteto histórico. Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Angel Labruna y Félix Loustau eran los delanteros del mítico equipo de La Máquina. Ganaron tres títulos en cinco años.
 

Juegan como de memoria. Inventan otro fútbol. Se desmarcan, cambian de posiciones. Es "La Máquina", como la bautizó Borocotó en EL GRAFICO. Y, además, son campeones. River grita ese título en la penúltima fecha, cuando con un hombre menos, porque Yacono había salido de la cancha herido por un proyectil, empata en la Bombonera un partido que Boca iba ganando 2 a 0. Dos goles de Pedernera y una fecha, la última, de regalo. River es campeón con 46 puntos, 79 goles a favor y 37 en contra. Segundo, a seis puntos, San Lorenzo. Al descenso se va Tigre, que el domingo 6 de junio se "comió" en la Bombonera la goleada más grande hasta entonces: 11 a 1. El goleador del torneo: Rinaldo Martino, de San Lorenzo, con 26 goles, dos más que Pedernera.

 

Imagen Rinaldo Martino.
Rinaldo Martino.
 

 

1943-1944: Un Boca contundente

Los semilleros siguen dando frutos. En 1943 aparecen, en primera división, el Beto Infante en Estudiantes de La Plata, Llamil Simes en Huracán, Mierko Blazina en el arco de San Lorenzo, mientras que Boca, sin mucho ruido, compra a Mariano Sánchez, un puntero izquierdo de Newell's Old Boys y trae de Montevideo a Severino Varela que, a los treinta años, parecía haber entrado en el ocaso después de siete temporadas triunfales en Peñarol. Varela era el prototipo del goleador, un excelente cabeceador, buen gambeteador y preciso en los remates.

 

Imagen Severino Varela.
Severino Varela.
 

En esa pareja izquierda, Varela-Sánchez, Boca encontró el complemento ideal para el gran equipo que venía buscando desde 1940. Empezaron a salir a la cancha Claudio Vacca; Marante y Valussi; Sosa, Lazzatti y Pescia; Boyé, Corcuera, Sarlanga, Varela y Sánchez. Uno de los más grandes equipos de Boca de todos los tiempos, el mejor intérprete de lo que su tribuna exigió siempre: garra. Vacca reemplazó a un gran arquero como Estrada. Marante, que había iniciado su carrera en las inferiores del club pero necesitó pasar a Ferro para triunfar, volvió a Boca y se constituyó, por años, en el patrón del área. Lucho Sosa y Lazzatti eran todo técnica, elegancia, habilidad. Pescia compensaba con su despliegue, con su esfuerzo, con sus ganas de correr todo y a todos. Muy pronto fue "el leoncito". Boyé irrumpió con su potencia avasalladora y un cabezazo impresionante.

 

Imagen Mario Boyé con la azul y oro.
Mario Boyé con la azul y oro.
 

Corcuera era el peón, Sarlanga el estratega de siempre. El duelo estaba escrito: el campeonato de 1943 tenía dos protagonistas, River, con su exquisitez técnica, con su fútbol de lujo. Boca, con su bravura y empuje. Con la fuerza del "Atómico" que hace cantar a su tribuna: "Yo te daré/ te daré niña hermosa/ te daré una cosa/ una cosa que empieza con B: Boyé". Se encuentran en la primera rueda en Núñez y gana River 3 a 1. También en la revancha, en la Bombonera, se pone en ventaja con un gol excepcional convertido por Félix Loustau después que la pelota viajó desde su área hasta la red rival a través de siete pases perfectos que ningún adversario consiguió interceptar. La tribuna de Boca brama con su aliento. Hay un tiro libre. Sosa le pega chanfleado y largo, vuela un hombre en palomita y esa noche "Crítica 6"" llenará su primera página con la foto —para la historia— de uno de los goles más espectaculares: el boinazo de Varela. Después, un entrevero en el área de River y Severino que levanta polvo y convierte el segundo. Ganó Boca y ya fue imparable. La vuelta olímpica fue en cancha de Ferro, en la última fecha, ganándole 2 a 0 con goles de un hombre surgido de esa misma gramilla: Jaime Sarlanga.

 

Imagen El delantero de Platense Raúl Frutos fue el goleador del torneo en 1943, junto con Labruna (River) y Arrieta (Lanús).
El delantero de Platense Raúl Frutos fue el goleador del torneo en 1943, junto con Labruna (River) y Arrieta (Lanús).
 

Boca, con el mismo equipo, se adjudicó también el campeonato de 1944. Otra vez la puja con River. Y otra vez gana Boca. Empatan el primer partido 1 a 1, y en la revancha, en el Monumental, nuevamente la boina de Varela le da la victoria a Boca. Faltaban 10 fechas, pero el golpe psicológico estaba dado. A Severino Varela le bastaron dos temporadas para convertirse en uno de los ídolos más permanentes de la hinchada de Boca. Hizo méritos para ellos: metió todos los goles de su equipo cuando enfrentó a River en 1943 y 1944, cinco en total.

 

Imagen El emblema de Estudiantes (LP) Ricardo Infante, no sólo fue el inventor oficial de la rabona, también era un goleador temible. En la foto convierte frente a San Lorenzo en un 5 a 1 de 1944. El Beto ese día hizo tres.
El emblema de Estudiantes (LP) Ricardo Infante, no sólo fue el inventor oficial de la rabona, también era un goleador temible. En la foto convierte frente a San Lorenzo en un 5 a 1 de 1944. El Beto ese día hizo tres.
 

 

El éxodo a México


 

Imagen Jose Manuel "el Charro" Moreno
Jose Manuel "el Charro" Moreno

 

A partir de Libonatti, en la década del veinte, el éxodo de los jugadores argentinos al exterior se convirtió en una cosa permanente. Sin embargo, en 1944 se presentó el primero que podría considerarse masivo. Se fueron a jugar a México 17 futbolistas, entre ellos quien siempre está en la discusión cuando se trata de elegir al mejor jugador de todos los tiempos; José Manuel Moreno. No fue el único de River, junto a él viajó Bruno Rodolfi, abriendo paso para la incorporación a la Máquina de Néstor Rossi, un centrehalf largirucho, de mucho juego, que venía de las divisiones inferiores. Se fueron también a México cuatro jugadores de San Lorenzo: Ignacio Díaz, Nicolau, Enrico y Luis Heredia. Tres de Banfield: Caffaratti, Scavone y Avallay. Tres de Vélez Sarsfield: su arquero Miguel Rugilo, Angel Fernández y Aurelio. También uno de Ferro: Lazcano; uno de Independiente, Paranza. Uno de Boca, J. G. Pérez; otro de Newell's, Chico, y Boero, de Platense.

 

Durante el desarrollo del torneo de 1944 se produjeron otros dos hechos: una huelga de árbitros, en el mes de agosto, y una tragedia en la cancha de River que dejó el saldo de 7 muertos (por presión durante una avalancha) y 18 heridos. Eso ocurrió el 2 de julio, la tarde que River le ganó 2 a 1 a San Lorenzo.

 

1945: El desquite de River

Un nuevo año para que Boca y River siguieran pugnando por la hegemonía en el fútbol local. Cada uno con su estilo. Sin embargo, ellos y otros clubes se lanzan a la compra de refuerzos como pocas veces se había visto. River se lleva al colorado Manuel Giudice, de Huracán, y a Eduardo Rodríguez, zaguero izquierdo de Estudiantes de La Plata. Boca contrata a Rodolfo De Zorzi, fuerte zaguero de Rosario Central, y a Albella, un centreforward cordobés. Además aparece un apellido que después hará historia: Lorenzo, Juan Carlos, "el Toto".

 

Imagen Juan Carlos "Toto"Lorenzo de Boca , festejando un gol frente a Racing de Boyé. Lo sufre Salomón.
Juan Carlos "Toto"Lorenzo de Boca , festejando un gol frente a Racing de Boyé. Lo sufre Salomón.
 

San Lorenzo compra a Farro (Banfield) y a René Pontoni (Newell's) para armar con Rinaldo Martino un terceto central inolvidable. Independiente adquiere a Pedacci (El Porvenir) y Lemmi (Banfield), Huracán a Videla (River) y Gualco (Ferro), pero deja el fútbol Herminio Masantonio. Racing se refuerza con Strembel (Lanús) y Cramer y Fiore, delanteros de Newell's. El destino lo lleva a Chacarita Juniors a mudarse a San Martín, dejando el barrio de Villa Crespo, y el crecimiento del Gran Buenos Aires se refleja en el aumento de socios en los clubes. San Lorenzo, con estadio y sede en Boedo, es el que más tiene: 33.485. Le siguen River (27.040), Independiente (26.226), Boca (23.495), Huracán (23.083) y Racing (19.955).

Imagen Centro para Huracán, en el salto Rodolfo De Zorzi le va con codo y pierna al delantero del Globo, mira Natalio Pescia. Fue el primer partido disputado en el Ducó y Huracán le ganó a Boca 4 a 3.
Centro para Huracán, en el salto Rodolfo De Zorzi le va con codo y pierna al delantero del Globo, mira Natalio Pescia. Fue el primer partido disputado en el Ducó y Huracán le ganó a Boca 4 a 3.

El éxodo de Moreno y Rodolfi a México desarticuló la Máquina. Aquel "uno entra y otro sale/ y la defensa contraria/ dale que dale/ dale que dale" que coreaba su tribuna ya no era un fiel reflejo de lo que se veía en la cancha. Al equipo le seguía sobrando calidad pero esa rotación memorizada y la aparición sorpresiva de cualquiera de los delanteros para definir fue perdiendo vigencia. A Moreno lo reemplazó Alberto Gallo, un buen jugador. Giúdice y el juvenil Pipo Rossi cubrieron el lugar de Rodolfi. En el arco apareció el peruano José Soriano —un señorazo— y jugó dos partidos un chico de las inferiores: Amadeo Raúl Carrizo. A River le costó mucho más llegar al gol porque esa función quedó casi exclusivamente en los pies de Labruna. Pero lo hizo y Angelito terminó como goleador del año con 25 goles, cuatro más que Waldino Aguirre, de Rosario Central. River fue al campeonato con una luz de cuatro puntos sobre Boca y 5 sobre Independiente.

 

Imagen Team de River Plate que se clasificó campeón. Parados: Yácono, Vaghi, Soriano, Rossi, Ramos y Rodríguez. Agachados: Deambrosi, Gallo, Pedernera, Labruna y Loustau. También jugaron Giúdice, Muñoz, Martínez y otros en diferentes matches.
Team de River Plate que se clasificó campeón. Parados: Yácono, Vaghi, Soriano, Rossi, Ramos y Rodríguez. Agachados: Deambrosi, Gallo, Pedernera, Labruna y Loustau. También jugaron Giúdice, Muñoz, Martínez y otros en diferentes matches.
 

 

 

Por Juvenal (1990).