¡Habla memoria!

Cuentos del aro III

Oscar Ibáñez y su juego lírico. Prigioni y Milanesio, algunos de los mejores pasadores, la importancia de Argentina para que el básquet sea olímpico. La triste pérdida de Benjamín Arce, Campana un goleador feroz.

Por Redacción EG ·

16 de agosto de 2019

El juego de fantasía de Oscar Délfor Ibáñez, santafesino de Chovet, pateó el tablero del básquetbol. Se rió de la ortodoxia, destruyó los dogmas, aniquiló todo lo preestablecido. A cambio levantó la bandera de la habilidad, impuso el show, fabricó espectáculo, invitó a divertirse, regaló alegría. Su escenario fueron los años 60. "No lo hago por un fin espectacular. No lo realizo para la vista. Soy feliz así cuando logro engañar a un adversario con esos movimientos...", fue su explicación si es que su básquetbol distinto podía explicarse. El periodista Piri García lo comprendió y escribió una apelación para la gente, en un título de El Gráfico: "No le pida que cambie...".

Un cáncer de colon produjo su fallecimiento en Neuquén el jueves 19 de agosto de 2010. Tenía 74 años. Oscar se había radicado en el Alto Valle en la década del 70.

Una noche mágica -tal vez la más loca del Loco- se vivió el jueves 5 de agosto de 1965 en el mítico Luna Park. "Uno les ganó a todos" tituló esta revista, inmortalizando la hazaña.

Pasó que el Deportivo San Andrés se había quedado con tres jugadores en su partido contra el Club de Gimnasia y Esgrima cuando faltaban 4m 15s. Jugaban por el tercer puesto de la Copa Bartolomé Ramonel Roca que organizó la Asociación Porteña. Oscar Ibáñez, Oscar Punti y Manuel Alberto Espadas debían defender en ese tiempo los nueve puntos de ventaja (75-66) que llevaban. El rival, dirigido por Casimiro González Trilla, estaba completo con sus cinco hombres.
Pero el Loco hizo el milagro. Se adueño de la pelota, protagonizó la función y resistió para aguantar el resultado. Terminó con 36 puntos convertidos. San Andrés se llevó el triunfo por 87-82 y Ripley sumó otra rareza para su colección.

Pasar bien, en un deporte de equipo como el básquetbol, es una necesidad imperiosa para construir juego asociado. Por suerte, nuestro país siempre tuvo eximios modelos del pase a través de diferentes épocas. Basta citar como símbolo al bahiense Alberto Pedro Cabrera.

Pablo Prigioni fue el mejor pasador de Turquía 2010 y completa un ciclo que enaltece al básquetbol argentino: de los últimos siete Campeonatos Mundiales realizados, en cuatro un jugador compatriota encabezó la estadística respectiva. El riotercerense esta vez fue el primero con 58 asistencias en 9 partidos (6,4), superando al brasileño Marcelo Huertas (5,8) y al serbio Milos Teodosic (5,6). En la foto de apertura, Prigioni deja atrás a Marcelo Huertas.

 

Imagen Pablo Prigioni.
Pablo Prigioni.
 

Empezó el santiagueño Miguel Alberto Cortijo en España 1986 con 47 asistencias en 10 encuentros (4,7). Sumó más de la mitad que el total de todo el equipo (83). En esto de hacer convertir a un compañero fue superior a bases trascendentes como el soviético Valdis Valters (3,5) y el célebre yugoslavo Drazen Petrovic (2,9).

Siguió el cordobés de Hernando, Marcelo Gustavo Milanesio, en Canadá 1994. Su promedio en los 8 encuentros (6,9) es el mayor histórico en asistencias para un argentino en Campeonatos Mundiales. La última noche dejó en el segundo lugar a una figura mundial como el croata Toni Kukoc, pese a que estaba en desventaja por la programación, porque Croacia 78–Grecia 60 se jugó después por el tercer puesto. La cifra de Milanesio resistió en un electrizante cabeza a cabeza: 55 a 54.

 

Imagen Marcelo Milanesio es el mejor pasador con promedio récord.
Marcelo Milanesio es el mejor pasador con promedio récord.
 

En Japón 2006 se encaramó uno de los hacedores de juego de la Generación Dorada: Juan Ignacio Sánchez. Totalizó 52 pases-gol en 9 cotejos (5,8). Pepe estuvo por encima del portorriqueño Carlos Arroyo (5,2) y del norteamericano Chris Paul (4,9).

Nuestro país tuvo participación protagónica en la organización mundial de este deporte. El 18 de junio de 1932, en Ginebra (Suiza), fue la única nación americana en fundar la Federación Internacional de Básquetbol Amateur (FIBA) junto a siete países de Europa: Checoslovaquia, Grecia, Italia, Letonia, Portugal, Rumania y Suiza. El logotipo actual de la entidad se ve en la apertura. Como delegado argentino, estuvo Atilio Ponisio. Hoy se encuentran afiliados 213 países. En la primera Junta Directiva de seis miembros, que propuso el citado Ponisio, uno de los dos vocales fue el argentino Angel Braceras Haedo (el trofeo del Campeonato Argentino lleva su nombre).

 

Imagen Pepe Sánchez.
Pepe Sánchez.
 
 
En 1930 la Federación Argentina, por nota rubricada por su presidente Carmelo Calarco, solicitó la inclusión del básquetbol en el programa oficial de los Juegos Olímpicos, que solamente había sido deporte de exhibición en Saint Louis 1904. El 19 de octubre de 1934 un argentino, el nombrado Ponisio, hizo gestión ante el Comité Olímpico Internacional (COI) con el mismo objetivo. Se aprobó una vez que dicho organismo reconoció la independencia institucional del básquetbol, ya que inicialmente dependía de la Federación Internacional Amateur de Atletismo (IAAF). Esto ocurrió en la 33o Sesión del COI efectuada en Oslo en 1935. Se hizo realidad en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, donde se jugó por primera vez.

Lo de Atilio Ponisio cobra dimensión extraordinaria en la historia como dirigente mundial: fue uno de los fundadores de la FIBA y quien más luchó para incluir al básquetbol en el programa olímpico.

Hasta los Juegos Panamericanos de México D. F. 1955, Estados Unidos no había perdido ningún partido en el historial de dicha competencia ni en los Juegos Olímpicos.
Argentina consiguió la hazaña el jueves 17 de marzo de ese 1955 derrotándolo en final dramático por 54-53, en el estadio del Auditorio Nacional Mexicano.

El grupo que había sido campeón mundial en 1950 y semifinalista olímpico en 1952 comenzaba a tener recambio. Del plantel original de 16 hombres, esta vez fueron solamente 5. Diez hombres jugaban en la Capital Federal, de los 14 que viajaron: Horacio Colombo, Oscar Furlong, Juan Gazsó, Ricardo González, Alberto López, Adolfo Lubnicki, Rubén Pagliari, Edgar Parizzia (santafesino), Juan Carlos Uder y Roberto Viau. Dos lo hacían en Santa Fe: Juan Barea y Orlando Peralta. Uno vino de Corrientes: Genaro Lezcano. Uno era de Tucumán: Felipe Fernández.

 

Imagen 1955. Furlong va al rebote ante Estados Unidos.
1955. Furlong va al rebote ante Estados Unidos.
 

Como Brasil nos ganó 61-57, hubo empate en el primer puesto, que se definió por “goal average”. Así: primero, Estados Unidos (1,530) – segundo, Argentina (1,233) – tercero, Brasil (1,159).

Tras la medalla de plata, a la Argentina le llovieron invitaciones para jugar en el Interior mexicano. “No sabíamos que en el Sur se jugara tan bien…”, se sorprendieron de los nuestros. Lo que sigue es textual de nuestra colección:

”Lo mejor y más destacado de esta gira fue un triunfo obtenido sobre un conjunto norteamericano en Ciudad Juárez (que está pegada a El Paso, en Texas). Fue escenario de un partido extraordinario que los protagonistas y los pocos argentinos que lo vieron colocan a la altura del encuentro jugado por los Juegos Panamericanos.

Según todas las opiniones, la calidad del conjunto rival era similar al que se enfrentó en México D. F. Los argentinos ganaron 79-71 en una actuación extraordinaria. Al revés del otro partido, los nuestros fueron atrás en el resultado durante la mayor parte del tiempo. Antes de entrar en los tres últimos minutos igualaron el score, para obtener ventaja enseguida y terminar con una retención lujosa, habilidosa, que provocó el entusiasmo de los 6.000/7.000 espectadores.

Los norteamericanos representaban a una casa comercial, algo así como Muebleros Unidos, con un equipo que incluía a tres ‘All American’. Uno de ellos, Lester Lane (que sería campeón olímpico en 1960 en el excepcional equipo dirigido por Pete Newell), jugador de University of Oklahoma, famoso en gran parte de su país por un maravilloso tiro de salto sobre cabeza o jump-shot.
Fue una gran victoria, tanto que –apenas llegados de México- hablaron más de ese triunfo que del otro…”.

Eel martes 10 de agosto de 2010, a los 69 años, se apagó la vida de Benjamín Adolfo Arce  en su Santiago del Estero. Jugó 17 Campeonatos Argentinos para su provincia y estuvo en la Selección Nacional entre 1966 y 1969. El entrenador Casimiro González Trilla, una Biblia del básquetbol, siempre elogiaba que el Benja "sorprendía con su jump-shot girando al revés".

Luis Alberto Martínez, hoy presidente de ATEBARA, fue su base durante todo el ciclo que Arce jugó en Atlanta en la máxima categoría, desde 1964 a 1971. Enfatizó sobre ese lanzamiento, que fue totalmente innato, personal, sin un espejo previo: "Era un movimiento en el aire fuera de lo común, inverso a lo que dice la lógica que debe ser. El se sentía más cómodo parándose de espaldas al cesto, saltaba, giraba al revés y desorientaba a sus defensores. Ese jump-shot era inmarcable”.

No se comete ningún sacrilegio si proclamamos que Héctor Oscar Campana, sintetizado como Pichi, fue el goleador más feroz de la historia del básquetbol argentino. Durante un cuarto de siglo, entre 1986 y 2004, se erigió en el máximo anotador de la Liga Nacional con cifras para el asombro. Totalizó 17.359 puntos en 785 partidos jugados. Su promedio por encuentro mantenido en 19 temporadas es de fábula: 22,1. También tiene el récord de tantos convertidos para un jugador argentino en un solo cotejo: 62.

Antes de tan maravillosa producción, Pichi ya había revalidado su capacidad goleadora en el máximo nivel internacional entre los jóvenes. En 1983 participó con Argentina en el 2º Campeonato Mundial Juvenil que se realizó con 14 países en las islas Baleares, España. Nuestro equipo cumplió un buen papel, alcanzando el séptimo puesto, y Campana jugó a ritmo de espectáculo.

La estadística brindada entonces por la organización española fue incompleta, ya que computaron solamente la rueda final, y dejaron afuera los números de los tres grupos preliminares llevados a cabo en Ibiza, Mahón y Llucmayor. Por este error, a Pichi le birlaron su condición de máximo goleador del Mundial.

La revisión histórica para poner las cosas en su lugar se hizo 27 años después, gracias a que el periodista argentino Alejandro Pérez es poseedor de todas las planillas oficiales de juego de dicho torneo. El conteo corregido arrojó esta nueva tabla de goleadores, la total y verdadera: 1º) Héctor Campana (Argentina), con 31,7 puntos de promedio - 2º) Paulinho Villas Boas de Almeida (Brasil), con 26,8 – 3º) Jordi Villacampa (España), con 24,7 – 4º) Detlef Schrempf (Alemania) y Kenny Walker (Estados Unidos), ambos con 18,3.

Imagen Pichi Campana fue el auténtico goleador del Campeonato Mundial Juvenil de 1983. Aquí, contra España.
Pichi Campana fue el auténtico goleador del Campeonato Mundial Juvenil de 1983. Aquí, contra España.


Pichi estuvo intratable. En el grupo “B” de la rueda preliminar que Argentina disputó en la turística Ibiza, debutó convirtiéndole 44 puntos a Canadá, siguió con 29 a la Yugoslavia de Velimir Perasovic, Franjo Arapovic y Jurij Zdovc y cerró con su tope para un encuentro: 52 a República Dominicana, con José Grillo Vargas. En la rueda final, llevada a cabo en Palma de Mallorca, sucesivamente anotó: 18 a Brasil (Pipoka, Maury y Paulinho), 19 a España (Villacampa), 31 al campeón Estados Unidos (Kenny Walker, Walter Berry y Scott Skiles), 39 en el notable triunfo argentino por 91-87 sobre el segundo, Unión Soviética (¡Marciulonis, Tikhonenko, Volkok y Sabonis!), 30 a Italia (Binelli) y 24 a Alemania (Schrempf y Benkhe). Total general: 286 puntos en 9 partidos (31,7 de promedio).

Los apellidos intercalados en los diferentes países, de gente que luego trascendió con los mayores, son para demostrar la elevada jerarquía individual que tuvo aquel Mundial Juvenil.

 

Por O.R.O. (2010).

Fotos: Archivo El Gráfico.