Tenis

EN PRIMERA PERSONA: LA HISTORIA DE TERROR QUE VIVIÓ TOMÁS ETCHEVERRY

El platense estuvo alejado del circuito tras haber sido deportado de Alemania y haberse contagiado coronavirus en su vuelta a la Argentina. El drama, la "desaparición" y la odisea.

Por Redacción EG ·

14 de octubre de 2021

TOMÁS ETCHEVERRY es uno de los tenistas con mayor proyección del mapa argentino. El platense de 22 años inició la temporada 2021 en el puesto 256 del ranking ATP y hoy se ubica en el escalón número 144, con la ilusión intacta de meterse en el pelotón que juega los cuadros de Grand Slam: el top 100.

Etcheverry venía en levantada y ya se había acostumbrado a ganar de manera sistemática en el circuito Challenger, sobre todo en los torneos en Europa, pero de un día para el otro "desapareció". El 11 de septiembre pasado, poco más de un mes atrás, jugó su último partido en la derrota en las semifinales de Banja Luka, en Bosnia, ante el zurdo de 19 años Juan Manuel Cerúndolo.

El siguiente torneo de Etcheverry debía ser el de Szczecin, en Polonia, donde ya estaba sorteado el cuadro y el debut le había arrojado un cruce con el británico Jay Clarke, pero no pudo asistir. Esta semana, con la cabeza puesta en el Challenger de Buenos Aires, mientras se entrena en el Racket Club, contó su historia en el diario El Día de La Plata y desnudó las razones por las que desapareció del circuito

"Después de jugar en Banja Luka tenía que ir a Polonia y debía cruzar por Alemania. Hasta ahí era todo normal hasta que, en el aeropuerto, cuando me pidieron el pasaporte, me apartaron de la fila de pasajeros y estaba solo. No entendía lo que pasaba", comenzó su escalofriante relato.

Y siguió: "Estaban los de migraciones pero en un momento vi que se acercó personal de la policía militar. No entendía nada por el idioma y por todo lo que sucedía. Tenía mucho miedo. Pasó un rato y, entre inglés y alemán, me explicaron que había sobrepasado el límite de permanencia, que era de 90 días en países que pertenecen a la Comunidad Económica Europea. Me dijeron que me tenían que deportar y entré en pánico".

Aquel momento marcó el inicio de una película de terror. Etcheverry fue esposado y trasladado a una comisaría de Köln, en Alemania, y pasó más de 24 horas encerrado en un calabozo. En pocas palabras estaba preso. En el interín pudo contactarse con parte de su familia y entonces intercedieron las autoridades de la ATP.

"Cometí un error sin querer: superé por 23 días el límite de tiempo ininterrumpido que se puede permanecer en la Comunidad Económica Europea, que por la pandemia se redujo a sólo tres meses. Mi falla estuvo en que pensé que haber ido a jugar el US Open interrumpía el conteo pero no fue así. Los días siguieron corriendo", expresó.

Entonces contó lo que sintió mientras atravesaba uno de los peores momentos de su vida: "Me trataron bien pero me sentí un delincuente. Ni bien me dejaron en libertad tomé el primer avión y me vine para Argentina. Con la pandemia no es fácil pero encontré uno que de Estambul con escala en Río. En Turquía estuve once horas esperando el vuelo. El tiempo no pasaba más: dormí en el piso y todavía tenía miedo".

La pesadilla, sin embargo, no terminó ahí. Apenas aterrizado en Ezeiza el platense se sometió al usual testeo de covid y su resultado arrojó positivo. "Llevaba siete meses sin ver a mi familia. Me sorprendí cuando me dio positivo. En Europa y en Estados Unidos me hice un sinfín de hisopados por covid y fueron todos negativos. Estaba asintomático pero, como indica el protocolo, me llevaron a un hotel de Buenos Aires en un taxi especial".

Después del aislamiento correspondiente de diez días Etcheverry volvió a la normalidad: ya se entrena fuerte en el Racket con su entrenador Carlos Berlocq de cara al Challenger de Buenos Aires. Pensaba ir al Challenger de Santiago esta semana para jugar dobles y tomar ritmo pero decidió, dadas las circunstancias, quedarse y trabajar la parte física. La odisea y el sufrimiento, por fortuna, ya quedaron atrás.