Primera División
Boca ganó un partido épico para que River cierre su peor semana
En el Monumental, el Xeneize confirmó que es más líder que nunca. Cardona y Nahitán Nández anotaron los goles, mientras que había empatado Ponzio. Los dos terminaron con diez.
El domingo 5 de noviembre desmiente rotundamente aquello de que los superclásicos son partidos aparte. Boca ganó en el Monumental porque es el mejor equipo de Argentina y la tabla de posiciones lo confirma: 8 jugados y 8 ganados con apenas dos goles en contra. Esta vez, quienes se vistieron de héroes fueron los extranjeros: Edwin Cardona con un golazo de tiro libre y Nahitán Nández, apenas minutos después de que Ponzio empatara parcialmente para River.
El partido se dividió por bloques. El primero duró casi 40 minutos cuando River tomó el protagonismo y Boca se paró de contraataque. Pavón y Benedetto parecían tener una buena opción de romper el partido, sobre todo porque el local no llegaba a ponerse de frente con el arquero. Las más claras durante ese tiempo habían sido remates de afuera desde Cardona. Y el que avisa no traiciona.
En el complemento se profundizaron las posturas. Boca buscando más contraataques, liviano de cuerpo y dejándola la pelota –léase, el problema- a un equipo que tenía uno menos y pocas luces. Pero el Millonario empezó a jugar con el corazón y dio paso al segundo bloque. Primero, Enzo Pérez evitó un gol de Benedetto tras correr 50 metros y a la jugada siguiente inventó un codazo de Cardona que Pitana, culposo por un Monumental en ebullición, no dudó en comprar.
No podía ser otro que Ponzio quien concretara la levantada futbolística. Una vez más el capitán tomó las riendas y anotó un golazo. Pese a que no convertía desde febrero de 2015, pateó con una clase magistral y vulneró a Rossi. Cambió el escenario de vuelta: 10 contra 10 y resultado en tablas.
Duró poco. Cuatro minutos después, Pablo Pérez asistió a Nahitán Nández, quien definió de primera entrando por la espalda de Casco. De discreto partido, el uruguayo pagó con un gol como para que nadie haya pensado en Gago.
El estallido de alegría del banco de suplentes de Boca fue en simultáneo con el pitido final. Los reclamos se convirtieron en festejo y en River pesó la certeza de saber que el semestre está perdido. A doce puntos del líder y sin Copa Libertadores, la semana fue cruel para Gallardo y su gente. Boca, la antítesis, fue toro en rodeo ajeno.
Por Pedro Molina