100 años de El Gráfico

Antonio Legarreta, un orgullo de El Gráfico

Fue uno de los fotógrafos más importantes en la historia de El Gráfico. En 1996, a los 83 años, Antonio Legarreta seguía en actividad y repasaba su vida y su obra. Un inmortal.

Por Redacción EG ·

30 de mayo de 2019

Alto, flaco, nervioso ("te regalo el secreto: poca carne, apenas lo justo; mucha lenteja, sopa de verdura y una olla de arroz con leche todos los días"). Tiene 83 años. Es viudo ("mi mujer fue una santa, una vez me preguntó: ¿y vos a quién querés más, a la máquina o a mí? No le contesté. Las aguantó todas y me dejó dos hijos que ya me dieron cuatro nietos"). Vive solo ("¿Qué querés? No podría vivir con una vieja de mi edad, si fuera con una mujer de 25 entonces sí, lo pensaría..."). Se autodefine como un canalla. Y lo explica.

—Un tipo que primero marca una foto y recién después se emociona es un canalla. Una vez fui a La Pampa, a cubrir una carrera de Turismo de Carretera. Se produjo un accidente que dejó un tendal de muertos... ¡Qué sé yo! Seis o siete... Toda la gente corría para tratar de ayudar y yo meta sacar fotos. Era el único que no colaboraba.

— ¿Como si hubiera perdido la conciencia o un sentido humanístico?

—Exacto. Pero bueno, la profesión exige eso. Cuando estoy con la cámara fotográfica, primero disparo y después pienso en el objetivo. Primero me pongo loco y después razono.

UN FOTÓGRAFO DE RAZA

Imagen 1964. Ardizzone, Alfieri, Legarreta y Juvenal en la presentación de SPORT, un suplemento mensual de El Gráfico
1964. Ardizzone, Alfieri, Legarreta y Juvenal en la presentación de SPORT, un suplemento mensual de El Gráfico
 

El viejo Lega es un fotógrafo de raza. Está en el inventario de EL GRÁFICO. Ingresó el 12 de febrero de 1948 y se jubiló en 1980,  aunque en su caso la jubilación fue el cumplimiento de un requisito previsional, nada más que eso. —Uno nace y se muere fotógrafo. A mí la fotografía me sacó del pantano, por eso la quiero tanto. Yo no sé vivir sin una cámara al lado. La llevo colgando hasta cuando voy al almacén. Y cuando duermo, la apoyo en la mesita de luz. Por las dudas... Durante la guerra de Malvinas la revista "Gente" me envió a Ushuaia. Una madrugada sonó la alarma y yo salí a la calle en calzoncillos, como estaba durmiendo, pero con la cámara lista para sacar fotografías.

— ¿Por qué decís que te sacó del pantano?

—Sí, me sacó del pantano... Del pantano que era mi vida. ¿Te cuento?

—Dale...

—Yo nací en un caserío a cuatro leguas en Brandsen. Mis viejos eran vascos, y como todos los vascos del campo trabajaban de tamberos. Cuando yo tenía ocho años se separaron y a mi vieja nunca más la vi. Mi primera reacción fue dejar la escuela y a los 13 años me fui de casa. Conseguí trabajo en un bodegón que tenía un gallego frente a la estación Martínez. Me pagaba con un plato de sopa y un catre para dormir en el galponcito donde guardaba las botellas. Tenía tanta mala suerte que hasta me salvé del servicio militar. i Si lo hubiera hecho habría comido bien to-dos los días! En ese bodegón conocí a un tipo que trabajaba de cocinero en el San Isidro Golf Club. Me enseñó el oficio y me recomendó a Harrod's, que tenía una cocina de gran nivel. Entré como ayudante. Recién al año pude ahorrar los primeros pesitos y no dudé un instante: los gasté en una cámara fotográfica.

 

Imagen 1964 Rosario. Jugaban N.O.B. vs. Boca un 11 de noviembre de 1964. Algunos hinchas encontraron un lugar con muy buena visión pero un poquito peligroso. Foto: Antonio Legarreta.
1964 Rosario. Jugaban N.O.B. vs. Boca un 11 de noviembre de 1964. Algunos hinchas encontraron un lugar con muy buena visión pero un poquito peligroso. Foto: Antonio Legarreta.
 

— ¿Te acordás la marca?

—Era una Kodak, aquella primitiva que parecía un cajoncito negro. La tengo en casa. Nunca quise desprenderme de ella. Lo curioso es que no fui a ninguna escuela. Nadie me enseñó a sacar fotos. Cuando me preguntan cómo aprendí, no sé qué responder. Sólo sé que aprendí y listo.

— ¿Qué hacías con las fotos que sacabas?

—Nada.

— ¿Cómo nada? ¿No las vendías?

— ¿A quién? Si no conocía a nadie. Pero me sentía feliz de poder entrar a una cancha y estar al lado de Ricardo Alfieri, de Alberto Palazzo, a quien llamaban Garabito, del japonés Kikuchi. Para mí eran personajes legendarios porque sus fotos se publicaban en EL GRAFICO.

 

ALLA EN EL TREINTA

Legarreta está hablando de los años treinta. Del final de los treinta. De su ingreso a la fotografía a través de las imágenes que despertaba un fútbol distinto al actual. Un fútbol más plástico, más elegante. Con artistas que se llamaban José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Arsenio Erico, Vicente de la Mata...

—Adolfo (Pedernera) jugaba en la cuarta especial. Nos conocíamos de vista, nada más. Nunca habíamos hablado. Un día se acerca y me dice: "Necesitaría que me haga una foto porque River se va de gira y voy a debutar en primera..." Le hice veinte fotos y se las llevé. Pedernera me dio veinte pesos. ¡Me sentí el tipo más rico del mundo! Si hasta el momento de sacarle las fotos tenía veinte centavos en el bolsillo... ¡Me los gasté comiendo y chupando! No sé si fui más feliz por la plata que había ganado o porque ése había sido mi primer trabajo profesional. Y además, y esto lo agregó el tiempo, quién podía imaginar que Pedernera iba a llegar a ser lo que fue: ¡un crack extraordinario!

Convertido en un fotógrafo freelance fue imponiendo un estilo distinto al conocido. Estuvo entre los primeros que se subieron a la visera en la cancha de Independiente para sacar fotos desde otro nivel. Y uno más trepándose a las torres de hierro que tenía el Viejo Gasómetro de San Lorenzo para sostener los cables de la iluminación eléctrica... Allá por el '37, en un River—Racing, lograría una toma que, con el tiempo, se convertiría en una clásico de EL GRAFICO.  

Imagen 1937. La famosa foto del festejo del "Charro"Moreno frente a Racing de 1937.
1937. La famosa foto del festejo del "Charro"Moreno frente a Racing de 1937.

—El arquero de Racing era Novara, Carlitos Peucelle tiró un centro, pegó en el arquero, Moreno hizo el gol y lo festejó a su manera. Yo revelé la foto y la tuve en casa, sin publicar, durante más de diez días. Ese partido se jugó en la vieja cancha de River, en la avenida Alvear y Tagle y a Moreno se la vendí por un peso, cuando River ya jugaba en el Monumental. Como me pasó con Pedernera, tampoco entonces me di cuenta que le había sacado una foto hermosa a quien fue y seguirá siendo el mejor jugador del fútbol argentino. Ese no hablaba: ¡Jugaba! Y jugaba en toda la cancha.

A esta altura, Legarreta veía fotos en todos lados. Esa de Moreno se la pidió Dante Panzeri y se publicó por primera vez en EL GRAFICO allá por el '48.

—Trabajaba toda la semana de cocinero y el domingo me gastaba en fotos todo lo que había ganado. En la revista de Harrod's Gath y Chaves publicaron varias fotos mías. Yo estaba orgulloso. Las sacaba con placas de vidrio del tamaño de 9 por 12. Cargábamos un chasis con una película y otra del otro lado. Uno podía obtener una secuencia de hasta tres fotografías, pero había que correrlas a mano... El flash era de magnesio...

 

Imagen 1973. Atrápame si puedes. Foto: Antonio Legarreta
1973. Atrápame si puedes. Foto: Antonio Legarreta
 

EL DERECHO DE PISO

La gran oportunidad se le presentó a comienzos de 1948. Kikuchi le preguntó si conocía a algún fotógrafo que pudiera trabajar en EL GRAFICO. Había muerto Alberto Palazzo y necesitaban reemplazarlo. Legarreta le respondió:

—Ahora no se me ocurre ninguno pero si sé de alguien te aviso.

Un mes después volvieron a encontrarse. El puesto seguía vacante.

— ¿Y si voy yo? — se animó a insinuar Legarreta.

Kikuchi fue a la revista y habló con el director, que era Ricardo Lorenzo, Borocotó.

—Encontré el fotógrafo que necesitamos. Se llama Legarreta.

— ¿Legarreta? ¿Tiene algo que ver con el jugador de básquetbol?

—Es hermano.

—Si saca fotos tan bien como el hermano juega al básquetbol, tomalo nomás...

Y así empezaron a aparecer las fotos de Legarreta. Noches de basquetbol de Parque y Palermo, de River, de los "aviones" de Platense. Enseguida la temporada de automovilismo internacional...

 

Imagen Sucedió en 1968 y el protagonista fue Alberto Gómez, Su Peugeot perdió estabilidad y dio 5 vueltas Legarreta lo registró para siempre.
Sucedió en 1968 y el protagonista fue Alberto Gómez, Su Peugeot perdió estabilidad y dio 5 vueltas Legarreta lo registró para siempre.
 

—Esas eran las buenas, las que ayudaban a lucirte, pero estaban las otras, las jodidas. Esas que te dan como para que pagues el derecho de piso. Algún bolo por las noches, cubrir las regatas de remo en el Tigre... Yo trabajaba a full. Era mi oportunidad y no quería desaprovechada. Me hice fuerte pensando que, cualquiera fuera la nota, mis fotos tenían que ser buenas porque ese iba a ser el único respaldo con que iba a contar en el futuro. EL GRAFICO tenía una redacción de lujo. Borocotó era un escritor sabroso, un sentimental. Félix Daniel Frascara un lírico, un poeta, un hombre al que le gustaba la bohemia de la gente del teatro y el tango. Un noctámbulo empedernido. Y después estaban Dante Panzeri, Alberto Salotto, Hugo Mackern, el Mono Villa... Desde entonces todo lo mío está encerrado en imágenes. Todas las cosas de la vida las miro como a través de mi lente. Mi mente está entrenada para eso.

 

PERSONAJES INOLVIDABLES

Llegaron sus grandes fotos. Su cámara se convirtió en un testimonio, en un testigo privilegiado de los grandes sucesos. Los deportivos y los otros. Su lente y su ojo atravesaron la personalidad de los grandes protagonistas.

—Los hermanos Gálvez eran una imagen fotográfica ellos mismos. Oscar siempre extrovertido, sacando todas sus cosas hacia afuera. Juan era medido, sin afeitar y sin peinar en el momento de largar las carreras. Fangio, un tipo amable, accesible, sensato. Reutemann parco y serio. De Labruna tengo fotos cuando River estaba en la avenida Alvear y el viejo tenía un tallercito de relojería allí cerca, en la avenida Las Heras. ¡Carrizo! Amadeo se sabía y se sentía un tipo pintón. Los fotógrafos decíamos que era un plomo porque no se tiraba nunca. Lo espectacular no entraba dentro de su estilo y a nosotros nos convenían los arqueros voladores. Luisito Artime fue un tipo macanudo, siempre dispuesto a lo que le pidiéramos. El Beto Alonso era me-dio señorito. Bochini se mostraba, pero nada más. Era un tipo que hacía fácil lo más difícil. A mí me parece que fue uno de los últimos que sabía jugar al fútbol...

 

Imagen El strip-tease de Pelé. "Esta foto fue todo un suceso porque en aquel entonces los fotógrafos eran ariscos a usar maquina de 35 mm. La mía era una Contax y aunque Pelé tardó sólo unos segundos en cambiarse el pantaloncito en el centro de la cancha, lo tome con teleobjetivo. Fue en la final de Libertadores 1963"
El strip-tease de Pelé. "Esta foto fue todo un suceso porque en aquel entonces los fotógrafos eran ariscos a usar maquina de 35 mm. La mía era una Contax y aunque Pelé tardó sólo unos segundos en cambiarse el pantaloncito en el centro de la cancha, lo tome con teleobjetivo. Fue en la final de Libertadores 1963"
 

—Los fotógrafos tienen preferencias...

—Claro, como todos. Ahora no tanto, porque con los lentes modernos uno puede tomar cualquier sector de la cancha, pero antes nosotros éramos hinchas de los jugadores de área. De Peucelle, de Labruna, del Cuila Sastre, de Moreno, de Artime, de Sanfilippo. Ellos eran los que nos permitían lucirnos.

— ¿Y el boxeo?

—A mí nunca me gustó el boxeo. Si podía pedía que no me mandaran a cubrir las peleas pero a veces tuve que hacerlo. En general iba de relleno. Siempre sentí que ni EL GRAFICO ni yo íbamos a lucirnos a través de una foto mía de un combate de boxeo. Pero sí, desde luego, le saqué fotos a Monzón, un tipo macanudo para los fotógrafos. También a Bonavena. Ringo, una vez, me tiró vestido, con máquina y todo a la pileta de Sunset. ¿Te imaginás la bronca que me agarré? Me decía: tranquilizáte, cuando vuelva a Norteamérica te traigo una máquina nueva. Por chiquilinadas como esa le metieron el plomo en Estados Unidos.

— ¿Un personaje especial?

—El loco Gatti. Ese sí que tiene sentido del humor. Siempre decía: vení, quedate cerca que yo hago todas las atajadas divertidas...

— ¿Y fuera del deporte?

—Tres: Eva Perón, Fidel Castro y Julio Cortázar. Eva Perón y Fidel pertenecen a esa clase de hombres que cuando uno los tiene enfrente se siente como congelado. Con Cortázar viví una experiencia singular. Cuando le fui a hacer una nota para "Gente" me dieron mil prevenciones: tené cuidado que es un tipo medio raro, no sonríe nunca, es muy cabrón... No sólo hice la nota, logré que sonriera cada vez que se lo propuse, lo lleve a caminar por San Telmo y al final terminamos con tan buena onda que, cuando el regresó a París, cada tanto me enviaba una tarjeta desde allí.

 

Imagen 1957. “SE QUIEREN MUCHO ESTOS DOS” Eso escribió en el dorso de su imagen Legarreta, mítico fotógrafo de El Gráfico. En la escena dos gigantes de los 50: el defensor Alfredo Pérez de River y Ricardo Infante de Estudiantes de La Plata.
1957. “SE QUIEREN MUCHO ESTOS DOS” Eso escribió en el dorso de su imagen Legarreta, mítico fotógrafo de El Gráfico. En la escena dos gigantes de los 50: el defensor Alfredo Pérez de River y Ricardo Infante de Estudiantes de La Plata.
 

DOS MILLONES DE FOTOS

No puede precisar cuántas fotos sacó en su vida ("No sé, tal vez unos dos millones") pero sí que "todo se puede fotografiar, hasta la respiración de un pájaro". Dice que el fotógrafo nace, pero después se perfecciona y que mucho más importante que contar con una buena máquina es tener ideas. Su consejo para todos es muy simple: "apretar el botón disparador. Salir a la calle con la cámara colgada y mirar, observar, registrar todo lo que puede interesar. No escatimar rollo. Escaparle a la comodidad. Subirse a los techos, treparse a los alambrados, al palo del teléfono, tirarse al suelo, arriesgar la vida si es preciso, todo eso hace a la responsabilidad profesional".

Recorrió el mundo en mil misiones periodísticas. Conoció mil paisajes. Cuando se le pide el más lindo responde con picardía:

—No existe en el mundo un paisaje más lindo que el cuerpo de una mujer hermosa.

— ¿Desnuda?

—i Por supuesto!

—Y no le tiembla el pulso en el momento de sacarle la foto...

— ¿El pulso? i Me tiembla todo! Pero ahí aparece eso que para mí es fundamental: la responsabilidad profesional. Hace unos años, no importa cuántos, tenía que tomarle fotos desnuda a una señorita. La lleve al campo, a una estancia cerca de Mercedes. Cuando llegamos me dijo: " ¿Qué hacernos primero, el amor o las fotos?"

—Ya sé... —No, te equivocas. Primero las fotos, le dije.

Imagen Antonio Legarreta, a sus 83 años seguía sacando fotos con la misma pasión de siempre. FOTO: GERARDO HOROVITZ
Antonio Legarreta, a sus 83 años seguía sacando fotos con la misma pasión de siempre. FOTO: GERARDO HOROVITZ

UN ADOLESCENTE DE 83 AÑOS

Los compañeros dicen que es un viejo atorrante. Una vez, Rodolfo Braceli lo calificó de adolescente perpetuo y prócer en actividad. Acertó. Antonio Legarreta, hijo de vascos, es eso. Un chico que vive de asombro en asombro y lo registra con su cámara. Todo. Y en esa, su profesión de reportero gráfico, es el maestro de maestros, un artista capaz de convenir cualquier acontecimiento que dura un segundo en una imagen que ya no se borrará de la memoria.

Tiene 83 años y de la muerte ni hablar...

—No pienso en la muerte. Ahora no pienso, antes sí...

— ¿Antes? ¿Cuándo?

—Antes, cuando viajaba mucho en avión... Decía ¡qué lindo! Si el avión se cae la última foto la voy a hacer yo. Cuando salía de Buenos Aires siempre le recomendaba a mis compañeros que si llegaba a pasar algo trataran de encontrar mi máquina porque allí iban a encontrar la última foto.

Alto, flaco, nervioso, octogenariamente joven. Vive feliz porque sabe que todos los domingos la gente de EL GRÁFICO sigue esperando sus fotos. Alegre, pícaro, socarrón repetirá que "la vida está llena de cosas insólitas, sólo es cuestión de saber mirarlas y registrarlas". Es su filosofía de vida. Sólo se reconoce escéptico a un tema.

—Los OVNI no existen —dice.

— ¿Por qué?

—Porque si existieran yo ya los hubiera fotografiado.

EDUARDO RAFAEL (1996)