¡Habla memoria!
1956. Los Globetrotters: Lanús subcampeón
El subcampeonato de Lanús en 1956 fue una hazaña. Entonces, la supremacía de los grandes era un escollo insalvable para los clubes más humildes. Este equipo pasó a la historia como Los Globetrotters.
SUBCAMPEON DEL 56, el Lanús que pasó a la historia sin haber sido campeón. Su mediocampo, Guidi, Nazionale y Daponte, se destacaba por la elegancia de su juego.
Aquellos fueron los tiempos de Héctor Guidi, José Florio, Nicolás Daponte, José Nazionale y tantos otros que dejaron su huella. Fue el momento del Lanús protagonista, en el centro de la escena, ese rato histórico que distingue a los clubes más importantes de la Argentina. Desde las raíces, el ascenso, la conquista del primer campeonato oficial, hasta el último tallo, la derrota ante River en octubre del 56 construyó un prestigio que el paso de los años reforzó.
Para llegar a los Globetrotters, el producto final de esa década exitosa, es necesario repasar los antecedentes inmediatos. A su regreso a Primera, Lanús se convirtió en la revelación del fútbol argentino. Finalizó la primera ronda del campeonato de 1951 como líder junto a Independiente y vendió a su estrella y goleador del campeonato, José Florio, en 1 millón y medio de pesos al Torino de Italia. Esa transferencia, con números récord para la época, lo perjudicó notoriamente. El equipo no supo cómo reemplazar los goles del Pepe, que, tan apegado a su barrio y a su país, pondría fin a la aventura europea dos años más tarde.
No pudo mantener el ritmo de la primera rueda. Perdió partidos claves que lo hubieran posicionado como candidato al título. El quinto puesto final, a siete puntos de los líderes Racing y Banfield, que definieron el campeonato mano a mano, fue entonces la mejor ubicación de su historia en la Primera División.
Esa época coincidió con el surgimiento de varios jóvenes que hoy figuran en el listado de máximos ídolos del club. Como suele ocurrir en la actualidad, Lanús, respaldado por el trabajo de una institución ordenada y prolífica, cargada de vida social, nutrió el plantel con juveniles que enseguida se adueñaron del equipo. Aunque no todos se habían formado en las entrañas granates.
A los 19 años, Guidi cambió el Club Unidos de Piñeiro, de Avellaneda, por Lanús. Integró el equipo que consiguió el ascenso a Primera y desde entonces nunca más abandonó el club. A Nicolás Daponte, quien años más tarde sería uno de sus mejores socios, la oportunidad le llegó en la siguiente temporada. Ellos dos y José Nazionale formarían el mediocampo del 56, una de las mejores líneas media que recuerde el fútbol argentino.
Nazionale llegó al club en 1954. Aquel desembarco, en realidad, fue un reencuentro. Es que Pepe, que había nacido en el barrio y jugado en Lanús hasta la quinta división, a los 20 años tuvo que interrumpir su carrera como futbolista para hacer el servicio militar. Al término de la conscripción firmó para Gimnasia y Esgrima de La Plata y en el 51 se sumó a Huracán. Su llegada fue el impulso final que le permitió a Lanús romper la barrera de la mitad de tabla, renovar las aspiraciones. Ese mismo año, el 54, el Granate repitió la que hasta entonces había sido su mejor ubicación histórica. El 5to puesto lo concretó en la última fecha de ese campeonato, en el triunfo 3 a 2 ante Banfield, el clásico del sur, condenado a jugar en la segunda categoría por esa derrota. Mejor, imposible. En la siguiente temporada, otra vez 5to, revalidó sus credenciales.
GUIDI, UNO DE LOS máximos ídolos del club. La antigua calle General Hacha, sobre la que se emplaza el estadio de Lanús, lleva su nombre.
Hubiera sido imposible tal campaña sin una base de jugadores como la que tenía Lanús. Al mediocampo ya citado se le sumaban nombres como el del cordobés Dante Lugo, goleador del equipo con 17 conquistas, Emilio Prato o José Ramos Delgadp, histórico defensor argentinos, más tarde integrante del Santos de Pelé, entonces un jovencito de 21 años que daba sus primeros pasos. El técnico Juan Cevasco merece un capítulo aparte. A las varias lesiones que sufrió el equipo durante el campeonato respondió con ingenio y acierto táctico.
La primera rueda, prueba de fuego para cualquier equipo con aspiraciones de campeón, fue un anuncio de que Lanús daría pelea hasta el final. Nunca bajó del tercer puesto, el nivel de juego creció a la par de las aspiraciones. En esas primeras fechas, aunque empató demasiados partidos, se recuerdan los triunfos ante Huracán (2-4) como visitante y ante San Lorenzo 4 a 0 en el estadio de General Arias y General Hacha.
La fecha 21 fue determinante. El 7 de julio Lanús derrotó a Boca 2 a 0 en la Bombonera y se consolidó en la cima del torneo. Ya nadie dudaba que el equipo era uno de los mejores del país. Clase y elegancia lo distinguían. Los periodistas de la época reconocían sin disimulos los méritos del humilde club de barrio. Lorenzo Molas, del desaparecido diario Crítica, bautizó a Lanús con el nombre de los Globetrotters, el famoso equipo norteamericano de básquet que ese mismo año visitó la Argentina.
River visitó la fortaleza granate a seis fechas del final, el 28 de octubre. El duelo de punteros, sin duda, definiría en gran porcentaje las aspiraciones de uno y otro equipo de ser campeón. Sin Rossi ni Amadeo Carrizo, bajas por lesión, el visitante sacó a relucir su historia en el sur. Terminó el primer tiempo uno a cero abajo, claramente superado por Lanús. Lo dio vuelta en el complemento con goles de Félix Loustau, José M. Sánchez y Ángel Labruna. Muchos hinchas de Lanús, en señal de protesta, rompieron sus carnets de socios. El equipo finalizó segundo con 41 puntos, dos menos que River.
La Selección argentina echaría sus ojos en Lanús. Guidi y Nazionale serían citados por el entrenador Guillermo Stábile. El primero, que había participado del Campeonato Panamericano de 1956, disputado en México, íntegro el famoso equipo de los Carasucias de Lima, campeón en el Sudamericano del 57, como suplente de Pipo Rossi. El segundo disputó la Copa Roca, ida y vuelta frente a la Selección brasileña, en 1957.