¡Habla memoria!

SPORTIVO GANAR SIEMPRE

Juan Carlos Lorenzo fue uno de los técnicos más obsesivos de la historia del fútbol argentino. Campeón en San Lorenzo y hacedor del inolvidable Boca Juniors 1977-78. En un nuevo aniversario de su muerte, lo recordamos como lo que fue, un pícaro inolvidable.

Por Pablo Bomarito ·

14 de noviembre de 2020

Antes del Cholo, el Toto

El Atlético de Madrid había ganado la Liga de España 1972/73, obteniendo el derecho a jugar la Copa de Campeones de Europa, hoy conocida como UEFA Champions League. Sin embargo, el Presidente Vicente Calderón destituyó al entrenador Max Merkel, apodado “Míster látigo” por sus modos y férrea disciplina.
Del otro lado del Atlántico, Juan Carlos Lorenzo venía de triunfar en la Argentina con San Lorenzo de Almagro, al conquistar el bicampeonato en 1972 con los títulos en los torneos Nacional y Metropolitano. Los destinos se unieron y su regreso a España se hizo realidad, tras su debut como director técnico en el Mallorca a fines de los cincuenta.
El desafío de “Toto” Lorenzo era la Copa de Campeones. En su plantel contaba con Luis Aragonés, la gran figura, y no le faltaban jugadores argentinos: Iselin Ovejero, Rubén “Panadero” Díaz, Ramón Heredia y Rubén Ayala.

Imagen Juan Carlos Lorenzo en el banco, la "batalla de Glasgow" estaba en marcha
Juan Carlos Lorenzo en el banco, la "batalla de Glasgow" estaba en marcha
La Copa arrancó con victoria ante el Galatasaray de Turquía por 1 a 0 en tiempo suplementario. En octavos dejó en el camino al Dinamo de Bucarest y en cuartos de final al Estrella Roja de Belgrado. El trayecto había sido difícil, pero sin tantos sobresaltos. Sin embargo llegó la hora de jugar contra el poderoso Celtic de Escocia en semifinales. El primer partido se disputó en suelo "católico" ante 73.500 personas y Juan Carlos Lorenzo exportó el espíritu de la “vieja” Copa Libertadores a Europa. La batalla de Glasgow estaba en marcha.
El "Atleti" del “Toto”, lejos de apichonarse, salió a matar o morir. 51 faltas cometidas y 3 expulsados: Ayala, Quique y el “Panadero” Diaz, conocido por el Celtic de la derrota ante Racing Club por la Copa Intercontinental 1967. El encuentro terminó 0 a 0, pero significó casi una victoria. La revancha en Madrid fue para los "Colchoneros" y el primer objetivo de alcanzar la definición por el título era realidad.

La final ante el Bayern Munich fue en el estadio Heysel de Bélgica y Atlético de Madrid estuvo a un minuto de ganarla. “Íbamos ganando 1-0 con gol de tiro libre de Luis Aragonés. Faltando un minuto, de un lateral, Beckenbauer le dio un pase a un tal Schwarzenbeck, un zaguero que era muy torpe. Tanto es así que no supo qué hacer y se sacó la pelota de encima pateando al arco. Un tirito. ¿Saben lo que estaba haciendo Reina, el arquero? Dándole los guantes de recuerdo al fotógrafo de Marca. Por supuesto, fue gol. Nos agarró una desesperación terrible. El presidente del club, Vicente Calderón, casi se nos muere en el camarín. Salimos 1-1 y había que jugar un desempate a las 48 horas. A Reina no lo encontrábamos por ningún lado. Estaba refugiado en el vestuario del árbitro. Después apareció y me pidió la revancha. Se la di, pero no nos acompañó la suerte. El Bayern nos bailó y nos ganó 4-0” recordó Lorenzo años más tarde, tras aquella gran desazón.

Toto por parte de madre

Juan Carlos Lorenzo nació en Buenos Aires en 1922, en una Argentina de brazos abiertos a los inmigrantes y en la que el fútbol que hoy conocemos vino de la mano de los ferrocarriles ingleses.

“Toto” como lo bautizó su madre, Lorenzo no sabe porqué, debutó en Chacarita juniors en 1940, luego pasó por Boca Juniors, Quilmes, Sampdoria, FC Nancy de Francia, Atlético de Madrid, Rayo Vallecano y Mallorca.

Imagen "Toto" Lorenzo junto a Zanola, en sus inicio en Chacarita.
"Toto" Lorenzo junto a Zanola, en sus inicio en Chacarita.

El mismo cuenta en El Gráfico, que al llegar a Atlético de Madrid, Helenio Herrera le marcó el camino:
“Cuando Alfredo Di Stéfano ingresó al Real Madrid, debutó en un partido contra mi equipo francés. Ganó el Nancy 2-0, me vio jugar Helenio Herrera y me contrató el Atlético de Madrid. Allí estuve cuatro años, hasta 1958. Los primeros seis meses con Helenio Herrera, de quien aprendí cómo debe manejar un técnico las relaciones públicas y ser su propio agente de publicidad”.

El recorrido de Lorenzo estaba marcado. En 1958 arribó a Mallorca y allí arrancó una nueva etapa en su carrera: “En 1958 paso al Real Mallorca, como jugador y como técnico. Allí viví mis primeras grandes satisfacciones como conductor de un equipo. En la temporada 1958/59 ganamos el Campeonato de Tercera División y el ascenso. En la siguiente, 1959/60, lo llevé de Segunda a Primera. Y en 1960/61 salimos sextos en el Campeonato de Primera División”.

Todos los caminos conducen a Boca

La carrera de “Toto” Lorenzo como entrenador fue más que prolífica, el rigor italiano influido por Helenio Herrera, más las picardías argentinas a saber: dependiendo el rival, era el alto del pasto; inundar la cancha para hacerla más pesada; y otra con tinte de leyenda era pedirle a los comandantes de vuelos, que traían a la isla de Mallorca a los equipos rivales, que “sacudieran” un poco el avión antes de aterrizar.

Imagen Lorenzo, sabiduría y cábalas: hacer los "cuernitos" otra de las armas del técnico.
Lorenzo, sabiduría y cábalas: hacer los "cuernitos" otra de las armas del técnico.
No solo cosechó títulos en Mallorca, como jugador y técnico. En su paso por Lazio ganó la Copa Italia en la temporada 1963/64; más tarde dirigió a la selección Argentina en 1962 y 1966; obtuvo el bicampeonato con San Lorenzo en 1972. También dirigió a River Plate y realizó una interesante campaña con Unión de Santa Fe en 1975. Los logros deportivos, más el estilo definido, le abrieron las puertas de Boca Juniors.

Con hombres que él había llevado previamente a Unión de Santa Fe como Hugo Gatti, Rubén "Chapa" Suñé y Heber Mastrángelo, le sumó dos más que todavía tenían con que como Francisco “Pancho” Sá y Carlos “Toti” Veglio. Bajo su gestión, Boca Juniors ganó todo entre 1976 y 1979: Metropolitano, Nacional, dos veces la Copa Libertadores  y la Copa Intercontinental. En aquella época fue donde "Toto" Lorenzo acuñó la famosa frase: “Boca es sportivo ganar siempre".

Imagen Juan Carlos Lorenzo y Alberto J. Armando, sociedad exitosa en Boca Juniors.
Juan Carlos Lorenzo y Alberto J. Armando, sociedad exitosa en Boca Juniors.
Tras aquella brillante etapa en el "xeneize", dirigió a Tigre, Racing Club, Argentinos Juniors y San Lorenzo, donde descendió al perder el partido definitorio 1 a 0 con el “Bicho” de La Paternal en la última fecha: “Ahora más que nunca tendrá que seguir alentando esa gran hinchada a esta prestigiosa institución. Es el momento de estar más cerca que nunca. ¿Por qué puse juveniles en los últimos partidos? Porque los de más experiencia no estaban en condiciones físicas. No me interesa que haya gente que goce con mi caída, es una circunstancia del trabajo y de un año que vino mal barajado. En el análisis general, merecimos ganar. El árbitro fue el culpable de nuestro descenso al no sancionar el adelantamiento de Alles en la pena máxima”.
Imagen Lorenzo junto a Victorio Cocco en San Lorenzo, junto con Boca Juniors, sus dos amores.
Lorenzo junto a Victorio Cocco en San Lorenzo, junto con Boca Juniors, sus dos amores.

Los últimos años como entrenador

Se quedó en San Lorenzo para dirigirlo en aquella experiencia en la Primera B, pero se fue antes del ascenso a pesar de estar puntero. México fue su nuevo destino para dirigir al Atlante. Tras ese paso, volvió al país para hacerse cargo de Vélez Sarsfield; luego llegó a Atlanta para lograr que el “Bohemio” volviera a la Primera División y comenzó a transitar sus últimos años como entrenador. Independiente Santa Fe de Colombia en 1984, San Lorenzo en 1985 y Boca Juniors, en 1987, que significó el fin de su carrera.

Juan Carlos Lorenzo, “Toto” como le puso su madre Rosa Pereira y él nunca supo porqué, marcó una manera, un estilo de entrenador que aún hoy sigue vigente. Trabajo “europeo”, picardía argentina, obsesión por el detalle y fruición por la victoria.
Esté donde esté, seguramente, debe seguir pergeñando estrategias para vencer al rival de turno, dejando el pasto alto o diciéndole a algún piloto amigo que los asuste antes de aterrizar.

Diseño y edición de Fotografía:
Matias Di Julio