¡Habla memoria!

1968. ¡Estudiantes de América!

El Pincha de La Plata se alzaba con su primera Copa Libertadores, el 16 de mayo de ese año, con un triunfo por 2 a 0 ante Palmeiras de Brasil en el tercer y definitorio juego en Montevideo. El recuerdo de aquel hito histórico del conjunto de Osvaldo Zubeldía.

Por Redacción EG ·

16 de mayo de 2022

 

1968 || ¡Estudiantes de América!
 

El maestro Osvaldo armó un equipo desbordante de coraje, temple y sacrificio, que también tenía su cuota de talento y una inteligencia suprema para manejar los partidos. Así, conquistó América y se hizo mito.

Estilo propio. Eso fue lo que distinguió al Estudiantes de Osvaldo Zubeldía en la Libertadores del 68. Porque impuso su sello, sin imitar nada, sin parecerse a ningún otro. Como suele suceder con los grandes campeones. Carácter, disciplina, coraje, sacrificio, entrega total... Algunas de las características que sobresalieron en ese Pincha histórico, al que además no le faltaba su importante cuota de talento y juego de jerarquía, sobre todo surgidos de los pies de Juan Ramón Verón.

Un debut con goleada (4-2) sobre el Rey de Copas fue el mejor augurio de lo que vendría. A partir de entonces, el equipo de Don Osvaldo fue forjando su identidad y empezó a hacerse conocer en el continente.Así, uno a uno fueron pasando los partidos y los rivales, mientras el Pincha se iba haciendo cada vez más fuerte.

Independiente, Deportivo Cali, Millonarios, Universitario, Racing (por entonces campeón del mundo) y Palmeiras fueron sus víctimas.

La Plata fue un delirio total pintado de blanco y rojo. La fiesta en las calles de la ciudad se estiró por casi un día sin interrupciones. El equipo chico, desconocido por muchos, había conquistado América. Era apenas el comienzo de una historia que luego se haría más grande aún. Mucho más grande…

Las perlitas de la final

                                     

La definición del título tuvo que ir a un tercer partido, que después del triunfo de Estudiantes en La Plata y el del Palmeiras en San Pablo, se disputó en el Centenario de Montevideo. Allí, el Pincha jugó un partidazo, no les dio chances a los brasileños y se impuso 2 a 0 después de dos jugadas espectaculares.

En la primera, Pachamé tomó la pelota en su campo y realizó una notable maniobra para habilitar a Ribaudo, quien abrió el marcador. El segundo tanto fue una obra maestra surgida de la calidad de la Bruja Verón, que la hizo toda y definió el partido y la Copa.