¡Habla memoria!

Inolvidables: Carlos Delcasse

Vivió hasta los 88 años este personaje polifacético de origen francés. Dedicado a cultivar su intelecto y a varias disciplinas deportivas, de las que se pueden destacar el boxeo y el esgrima.

Por Redacción EG ·

20 de noviembre de 2019

Vivió 88 años y le resultaron pocos. Existencia cambiante y variada, abarcó las más diversas actividades. Era hombre de biblioteca y de estadio, dejaba la espada en su sala de armas para ir a ocupar su banca en la Cámara de Diputados, componía un soneto inspirado por su profundo amor a la belleza y al rato se encontraba rodeado de amigos que eran discípulos, explicándoles la trayectoria de un uppercut o de un swing. Cultivaba por igual las artes y el deporte, simplemente porque para él eran lo mismo: hacía deporte con el arte y sentía como un arte al deporte. Su quinta de Belgrano, "la casa de los duelos", fue lugar concurrido por todos los jóvenes porteños que en la juntura de los dos siglos acudieron al llamado de la cultura física.

 

Imagen Carlos Delcasse
Carlos Delcasse
 

A la práctica deportiva se la consideraba aún como prolongación o preparación de las cuestiones caballerescas. El doctor Delcasse entendía que la juventud ha de ser fuerte para producir mejor, porque el cuerpo sano mantiene sana la mente, y también para responder cabalmente a la expresión de gallardía y vigor que se imponen al hombre como cualidades implícitas a su condición masculina. Precursor de la gimnasia metodizada, ferviente propagandista de la esgrima, del boxeo y del pedestrismo, demostró aptitudes singulares, alcanzando tan alto su entusiasmo que se constituyó en un auténtico "profesor de energía", valido de sus condiciones para transmitir a los demás sus pro-pios conocimientos. Delcasse, nacido en Burdeos, Francia, vivió desde niño en Buenos Aires y se había naturalizado ciudadano argentino en 1878. Caballeresco. arrogante, pleno de prestancia y luciendo la fineza de un espíritu superior, el doctor Delcasse llenó una época del viejo Buenos Aires y trajo hasta el presente toda la galanura y la nobleza del pasado. Fuerte personalidad la suya, fue también inconfundible su silueta — levita, sombrero de copa, barba corta — y si tuvo la generosidad de brindar por entero su corazón a la Argentina, es natural que siga viviendo en nuestros corazones agradecidos.