Historia del fútbol argentino, por Juvenal. Capítulo X (1946–1950)
Con Farro, Pontoni y Martino llega la hora de San Lorenzo. Con Di Stéfano, un River distinto vuelve a salir campeón. Argentina reina en Sudamérica. Huelga y éxodo. Racing comienza su tricampeonato.
1946: La hora de San Lorenzo
Fue una espera larga pero tuvo su premio. Cuando en 1945 los dirigentes contrataron a René Pontoni y a Farro la intención estaba clara: San Lorenzo quería entreverarse en la conversación por el campeonato que, a lo largo de la década, parecía restringida a River y Boca. En general, hubo poco movimiento en el mercado de compra y venta. River, por ejemplo, no gastó un solo peso. Es más, cedió en préstamo a Huracán a un centrefoward que tenía como característica su pique y su inalcanzable velocidad: Alfredo Di Stéfano. Boca buscó en el uruguayo José Vázquez el reemplazante de Severino Varela, pero estos dos uruguayos lo único que tenían en común era la nacionalidad. De Central Córdoba de Rosario llegó Gregorio Pin, un puntero izquierdo. Racing, en cambio, comenzó a pensar en el futuro: compró al arquero Ricardo, a Yebra y a Rubén Bravo, todos de Rosario Central. Trajo al arquero Favalli, a Juan Carlos Fonda, de Platense, a Nicolás Palma, de Estudiantes.
El acontecimiento del año lo constituyó el regreso a River de José Manuel Moreno. Ese día, el 28 de julio (13' fecha) se vendieron 30.000 entradas en la cancha de Ferro para ver River-Atlanta (los socios de Ferro y Atlanta no pagaban). El público no encontró lugar, derribó los alambrados y el partido terminó jugándose con ellos en el campo. Ganó River 5 a 1 y, como correspondía, Moreno —que tras su paso por México ya era "el Charro"— respondió a tanta expectativa convirtiendo tres goles.
Por otra circunstancia similar, exceso de público, se suspendió el 8 de setiembre el partido entre Chacarita Juniors y Boca, en San Martín. Allí se habían vendido 29.867 entradas —record absoluto para esa cancha hasta hoy—, el partido se estaba jugando con público adentro del campo de juego pero cuando Boca se puso en ventaja 2 a 1 la avalancha se hizo incontrolable y Bartolomé Macías, el referee, suspendió el partido. Otro acontecimiento singular se vivió en Rosario, cuando hinchas de Newell's estuvieron muy cerca de linchar, en el Parque Independencia, al árbitro Cossio, que dirigió contra San Lorenzo. Ocurrió que, con el partido 2 a 2, Cossio anuló un gol de Newell's convertido por el puntero izquierdo Moyano y en la jugada siguiente Nieres, centrehalf, venció a su propio arquero cuando los simpatizantes rosarinos todavía estaban protestando. Faltaba medio minuto de juego, el público entró a la cancha y después esperó la salida del juez, que se salvó de milagro. También en 1946, el 1° de diciembre, Racing jugó por última vez en su estadio de madera. Perdió con Rosario Central 6 a 4 y los jugadores académicos que pisaron por última vez el viejo césped fueron: Ricardo; Yebra y Palma; Fonda, Strembel y Calzone; Danza, Di Pace, Bravo, Carrera y Sued.
Los méritos del San Lorenzo campeón del '46 son muy fáciles de explicar: convirtió 90 goles, a un promedio de tres por partido. De esos 90 goles 20 fueron obra de Pontoni, mientras Farro y Martino colaboraron con 18 cada uno. Esto también da indicios del juego que desplegaban. Ninguno se estacionaba, los tres bajaban para iniciar el juego desde el medio campo, y si Farro era el fogonero, Pontoni y Martino tejían combinaciones con una precisión absoluta. Pontoni fue uno de los jugadores más elegantes del fútbol argentino, dotado de una riqueza técnica excepcional para dominar y manejar la pelota. Martino también fue un superdotado. Con Antuña o Imbelloni en la punta derecha y Silva o Francisco De la Mata en la izquierda, resultaron realmente temibles.
El Ciclón en Europa
Todo el prestigio que aún mantiene el nombre de San Lorenzo en España y Portugal se lo debe a ese equipo campeón de 1946. Sucedió que, catorce días después de la consagración viajaron a Europa para jugar diez partidos en un mes y medio.
El equipo debutó el 22 de diciembre en Madrid, venciendo al Atlético Aviación por 4 a 1. El día de Navidad perdieron ante el Real Madrid 4 a 1. El primero de enero de 1947 en Barcelona, derrotaron al Combinado Español por 7 a 5; el 5 de enero empataron con el Bilbao 3 a 3; el 16, vencieron en Madrid a la selección española; el 22, igualaron con Valencia 1 a 1 y el 26 con La Coruña 0 a 0. Pasaron a Portugal y le ganaron 9 a 4 al Oporto y 10 a 4, en Lisboa, a la selección portuguesa. Volvieron a España y el 6 de febrero se despidieron con un 5 a 5 ante el Sevilla. En síntesis: jugaron 10 partidos, ganaron 5, empataron 4 y perdieron 1. Convirtieron 46 goles y le hicieron 28. Como en la Argentina, Pontoni y Martino, con 12 tantos cada uno, fueron los goleadores.
1947: Otro River, el mismo campeón
La temporada de 1947 comenzó con una "revolución" protagonizada por Atlanta. Por primera vez un chico pretendió vestirse como grande y se dio el lujo de comprar a dos hombres de la ex Máquina de River: Adolfo Pedernera, por quien se pagó el precio record de 140.000 pesos, y el "Mono" Deambrosi. Ellos fueron parte de los 12 futbolistas adquiridos a comienzos de la temporada con una inversión de 550.000 pesos (un obrero ganaba 150 por mes). Entre otros cracks pasaron a los "bohemios" Soriano, arquero de River; Higinio García y Strembel, de Racing; Antuña, el wing derecho de San Lorenzo, y dos cracks uruguayos: el negro Burgueño y Artigas.
Con ellos, más el árbitro Bartolomé Macías como técnico, se fue al descenso en el último partido cuando River, ya consagrado campeón, lo iba derrotando 1 a 0 en la antigua canchita de Villa Crespo. Ocurrió que a los 31 minutos del segundo tiempo el público agredió a Di Stéfano, que había sido el autor del gol, y el referí Dottori suspendió el partido que, después, fue dado por terminado por el Tribunal de Penas.
Ese mismo año dejaron de jugar tres "monstruos": Arsenio Erico, que estaba en Huracán; Ernesto Lazzatti, poniendo fin a 13 años en la primera de Boca, y Jorge Alberti, un extraordinario zaguero de Huracán y de las selecciones argentinas que era el único futbolista que se mantenía jugando desde 1931, año de la instauración del profesionalismo. Además, el 7 de setiembre Huracán inauguró su nuevo estadio con un triunfo sobre Boca por 4 a 3. El primer gol lo hizo Ferreyro a los 15 minutos.
River fue campeón con seis puntos de ventaja sobre Boca, con una campaña basada en el gran poder ofensivo, ya que, como San Lorenzo el año anterior, sumó 90 goles, a tres de promedio por partido. Con la defensa habitual: Grisetti, Vaghi y Ferreyra; Yácono, Rossi y Ramos, incorporó a un buen ex wing de Racing, Reyes, para completar con Moreno, Di Stéfano, Labruna y Loustau su ataque demoledor. Fue otro River. Di Stéfano, entonces, era sólo velocidad y definición, muy lejos todavía del jugador total en que después se convertiría, y muy distante, como estratega, de Adolfo Pedernera. Pero su importancia quedó reflejada en los 90 goles que señaló su equipo y en los 27 que lo convirtieron a él en el goleador del campeonato, cuatro más que los marcados por René Pontoni.
La aparición de Alfredo Di Stéfano produjo en River una variante táctica que luego aplicaron otros equipos: la doble punta de lanza, que completaba Angel Labruna. Durante todos los años del '40 la mayoría de los conjuntos se habían aplicado al sistema que creó el inglés Herbert Chapman, después de la modificación del offside: la WM, que en el medio campo dibujaba un cuadrado entre los dos volantes de apoyo y los dos entrealas de enlace que muchos calificaron como "cuadrado mágico" porque ahí se "fabricaba" el fútbol. La introducción de la táctica de la WM en la Argentina se produjo a comienzos de la década, a través de San Lorenzo 1941, con Oscar Tarrío como back centro, equivalente al "centrehalf policía" del sistema creado por Chapman en el Arsenal de Londres.
Los años de vacas gordas
Argentina participó en cinco de los seis Sudamericanos que se jugaron en los años cuarenta (no intervino en el organizado por Brasil en 1949). De los cinco ganó cuatro —todos, invicto— y en el restante (1942, en Montevideo) perdió el único partido de los 27 que disputó en los cinco torneos. Ese único partido perdido (contra Uruguay 1 a 0) también significó para Argentina el único título Sudamericano que se le escapó en la década. De aquellos 27 partidos se ganaron 23 y en tres oportunidades hubo un rival que se llevó el empate, curiosamente el mismo: Chile. Los delanteros argentinos convirtieron 98 goles y a su defensa le marcaron 22.
Hasta 1942 los sudamericanos se definían entre Argentina y Uruguay. El partido entre ellos era el decisivo. Por eso Argentina fue campeón en 1941 (en Chile) cuando ganó 1 a 0 con gol de Sastre, y Uruguay en 1942, cuando el 1 a 0 fue a su favor (gol de Zapirain). El mismo resultado, 1 a 0 y nuevamente a favor de Argentina, se dio en 1945 (en Chile) con un gol espectacular de Rinaldo Martino —por el ángulo difícil desde donde lo ejecutó— que fue calificado, y así pasó a la historia, como "el gol de América".
Ese año apareció Brasil como una gran potencia, a favor de una delantera excepcional integrada por Teusorinho, Zizinho, Heleno, Jair y Adhemir, que la representaría durante todo un quinquenio, hasta el Mundial de 1950, con la única modificación de Adhemir por Heleno y la entrada de Chico como wing izquierdo. En Chile, Brasil venció a Uruguay, resultado que repetiría un año después en Buenos Aires. Eso le valió llegar con posibilidades a la final con Argentina (1946). Fue un partido durísimo, Chico fracturó a Salomón, hubo una suspensión de cincuenta minutos y finalmente Argentina venció 2 a 0, con dos goles de Tucho Méndez.
Brasil no concurrió al Sudamericano de 1947 que se jugó en Guayaquil y entonces la definición se limitó a los rivales rioplatenses. Y ganó otra vez Argentina: 3 a 1, con dos goles de Méndez y uno de Loustau.
La huelga del '48
El domingo 31 de octubre de 1948 se jugaba la 25° fecha del Campeonato y durante el transcurso de los partidos, como lo había dispuesto Futbolistas Argentinos Agremiados, los jugadores hicieron un paro simbólico como protesta ante los clubes que no acataban los fallos del Tribunal Arbitral sobre el dinero que le debían a los futbolistas. El Consejo Directivo de la AFA había prevenido que si se efectuaba ese paro serían suspendidos los campeonatos profesionales. Y así lo hicieron, al domingo siguiente no hubo fútbol.
Cuando se produjo esta situación sólo faltaban cinco fechas para la finalización del torneo. Racing, primero, tenía 35 puntos, Independiente 34, River 31 y Estudiantes 31. Todos ellos tenían posibilidades de alcanzar el título. Ultimo estaba Banfield con 15, tres menos que Lanús.
En determinado momento —habían pasado diez días del último domingo con fútbol—, se acordó reanudar los torneos "en homenaje a los aficionados", pero poco después la AFA cortó sus negociaciones con FAA. Como respuesta, los agremiados declararon la huelga general. Frente a esa situación los dirigentes de la AFA dispusieron seguir el campeonato con jugadores amateurs. Con ellos se jugaron las cinco fechas que restaban. Esta definición irregular dio por campeón a Independiente con 41 puntos, segundo River con 37. Racing decidió no presentar su equipo en las dos últimas fechas. Ultimo finalizó Gimnasia, con 20 puntos, pero la AFA dispuso la suspensión del descenso.
El conflicto se prolongó durante seis meses. La AFA estableció un sueldo máximo de 1.500 pesos por mes (un obrero ganaba $ 175.-) frente a la posición de los jugadores que pretendían un contrato libre, es decir, determinar directamente con sus clubes las remuneraciones. En estas condiciones, la primera fecha del campeonato de 1949 se jugó con amateurs y los muy pocos jugadores profesionales que acataban las condiciones impuestas por la AFA.
La solución definitiva se produjo el martes 4 de abril de 1949 en una reunión efectuada en el palacio de Correos y Comunicaciones, donde el titular de esa cartera, Oscar Nicolini, quien a la vez era también presidente de la AFA, firmó con Oscar Basso, zaguero de San Lorenzo y presidente de Agremiados, un acuerdo al que se arribó porque la AFA concedió reconocer la personería gremial de los futbolistas y reabrir el libro de pases.
En contrapartida, FAA aceptaba la imposición del sueldo máximo, una exigencia que nunca se cumplió. Tanto que se puede considerar esa fecha como la de la iniciación de la firma de contratos dobles entre clubes y jugadores.
Árbitros ingleses, delanteros escoceses
En pleno campeonato de 1948 se incorporaron a la AFA ocho árbitros británicos. En esa primera avanzada, que después se completó con otras, llegaron al país Gibbs, Hartles, Dean, Provan, Gregory, White, Cox y Brown. Después lo harían Maddison, Mackena, Berry, Crawford, Wilbrahan y Cross. Los dirigentes de la AFA pretendieron, con estas incorporaciones, purificar el aire enrarecido que se percibía en la definición de algunos partidos y calmar algunas reacciones violentas de los aficionados.
No fueron las de los árbitros las únicas importaciones de "productos no tradicionales" que se produjeron esa temporada. Newell's contrató a tres delanteros escoceses: Kilpatrick, número 8; Mac Donald (9) y Mac Callum. Debutaron el 27 de junio, en la 11° fecha, en Rosario. Ese día Newell's perdió 2 a 0 ante Gimnasia y para el 8 ese fue el primero y último partido. Mac Donald tuvo más suerte: jugó dos más, contra Lanús y Banfield, y los tres, antes de terminar el año ya estaban de regreso en Escocia.
En el mercado internacional, Boca contrató a Heleno de Freita, extraordinario centrefoward internacional de Brasil que fue un fracaso rotundo en el equipo de la ribera; a su compatriota Amalfi Yesso, que tuvo más suerte, y al peruano Gómez Sánchez. San Lorenzo, a su vez, al arquero colombiano Efraín Sánchez. Aunque el pase de Heleno marcó el record con $ 220.000 las transferencias de mayor repercusión las realizó Racing, en el mercado interno, llevándose a tres delanteros de Huracán: Salvini, Méndez y Simes, a Oroz (Estudiantes), a los zagueros Higinio García (Atlanta) y Filippo (Lanús) y al arquero Rodríguez (Lanús). Todos ellos llevaron al equipo al primer puesto que después perdieron a causa de la huelga de jugadores profesionales.
Un éxodo sin precedentes
La partida masiva de jugadores argentinos hacia el exterior que se inició en plena huelga general (1948) no tuvo precedentes ni repetición. La favoreció no sólo el conflicto sino una circunstancia fortuita: la Federación de Colombia no estaba afiliada a la FIFA y, por lo tanto, los clubes de ese país negociaron la transferencia de los jugadores directamente con ellos sin abonarle a los clubes a los que pertenecían dinero alguno. En tres años, 1949, 1950 y 1951, las instituciones argentinas perdieron a estos jugadores que se fueron en busca de lo que se llamó "el Dorado colombiano". River: Néstor Rossi, Di Stéfano, Ferreira, Rodríguez, Castagno y Fain. Huracán: Pedernera, Ferreyro y Reyes. Platense: Giúdice, Cozzi y Báez. Independiente: Mario Fernández, Arnaldo Cerviño y Castro. San Lorenzo: Perucca, Benegas, Pontoni, Rial. Rosario Central: Pérez, Villariño y Mur. Atlanta: Feliciani, Masciarelli, Ottagio y Pellegrino. Gimnasia: Walter y Mourin. Lanús: Pairouex. Quilmes: Amándola y Cerioni.
A Italia se fueron Basso, Martino y Aballay, de San Lorenzo; Santos, de Rosario Central; Mario Boyé, de Boca, y Roberto Alarcón, de Gimnasia y Esgrima. A Uruguay, Hobberg, delantero de Rosario Central que después se nacionalizó y defendió la celeste en el Mundial de 1954, en Suiza.
Un gran aliado: la radio
Lejos de imaginar que alguna vez, la televisión y el video nos pondrían en pantalla los partidos que se juegan en los más remotos estadios, el fútbol encontró en la radio el gran medio de difusión. El primer partido relatado fue el de Argentina-Uruguay de 1924, en la voz de Horacio Martínez Seeber, un radioaficionado que un ario antes transmitió, para el diario Crítica, la pelea entre Dempsey y Firpo, desde Nueva York. El primer especialista en fútbol se llamó Roque Sillitti y comenzó a relatar, por radio Prieto, en 1926. Su voz trajo a Buenos Aires el desarrollo del primer Mundial que se jugó en Montevideo en 1930. A partir de Seeber y Sillitti se sucedieron hasta fines de los años cuarenta una serie de grandes relatores de estilos disímiles, como los del Lalo Pelliciari, Fioravanti, Luis Elías Sojit y Alfredo Aróstegui, por ejemplo. Y comentaristas de la categoría de Hugo y Julio César Marini, Horacio Bessio, Jorge Paz, Américo. Barrios, Raúl Peire, Damián Cané, Enzo Ardigó. Borocotó y Félix Daniel Frascara.
Racing rompe el maleficio
Racing era el único de los clubes grandes que todavía no se había consagrado campeón en la era profesional. Se le dio en 1949. En las 34 fechas del torneo le sacó seis puntos de ventaja a River y Platense, que compartieron el segundo lugar, puesto que disputaron en dos encuentros que ganó River (2 a 1 y 4 a 0). El equipo titular de Racing fue: Rodríguez; Higinio García y Palma; Fonda, Rastelli y Gutiérrez; Salvini, Méndez, Rubén Bravo, Simes y Sued. En la práctica, casi un seleccionado (Además, Guillermo Stábile era el técnico) porque se integró contratando a otros clubes sus mejores jugadores. Los goleadores del año fueron Simes (Racing) y Pizzuti (Banfield), con 26 tantos.
Lo curioso de ese campeonato fue que Boca Juniors, reforzado con jugadores de la categoría de Juan José Ferraro, por quien se le pagó a Vélez el precio record de 500.000 pesos y por la pareja izquierda de Chacarita Juniors que integraban Campana y Búsico, terminó en el último puesto al finalizar la primera rueda y recién se salvó del descenso en la última fecha, al ganarle 5 a 1 a Lanús. Ese triunfo histórico lo consiguió el 8 de diciembre, con este equipo: Vacca; Marante y Bendazzi; Sosa, Grecco y Pescia, Espinoza, Joaquín Martínez, Ferraro, Campana y Búsico. Los goles fueron convertidos por Campana (2), Espinoza, Martínez y Ferraro. El desconcierto fue tan grande que, en determinado momento del torneo, Boca jugó cuatro partidos consecutivos integrando su equipo con 25 jugadores diferentes.
Una curiosidad: el 15 de junio de 1949, la AFA dispuso que los jugadores de campo (el arquero estaba exceptuado), se numeraran del 2 al 11, comenzando con el zaguero derecho y terminando con el wing izquierdo. La medida se puso en práctica al jugarse la novena fecha, el 26 de junio. La determinación se tomó a propuesta de los árbitros británicos, y en el Mundial del año siguiente, que se disputó en Brasil, alcanzó su extensión internacional.
El calvario que vivió Boca hasta la última fecha fue más prolongado para Huracán, que al ganarle 1 a 0 a Banfield, con gol de Trejo, alcanzó el puntaje de Lanús y el derecho a desempatar en dos partidos (que se hicieron cuatro) la posibilidad de quedarse en primera categoría. Huracán le ganó a Lanús el primer desempate 1-0 en cancha de San Lorenzo y perdió el segundo, por 4 a 1, en Independiente.
El tercero, en San Lorenzo, se suspendió cuando estaban 3 a 3 y los jugadores del "globito" se retiraron de la cancha en protesta por la anulación de un gol. La AFA, en insólita decisión, determinó la realización de un cuarto partido, en River. Esta vez iba ganando Huracán 3 a 2 cuando se retiraron los jugadores de Lanús, en protesta por la no sanción de un penal a su favor. De acuerdo al cercano precedente se esperaba que la AFA ordenara un nuevo partido, pero esta vez la determinación de sus dirigentes fue dar por finalizado el encuentro con la victoria de Huracán que así se salvó y condenó al descenso a su rival.
Otro año académico
Las campañas del Racing Club en 1948 y 1949 tuvieron un mérito adicional: como su estadio estaba en construcción, debía jugar sus partidos como local en otra cancha. En 1948, torneo en el que iba punteando cuando llegó la huelga de profesionales, arrendó la de San Lorenzo. En 1949 fue local en la Bombonera boquense.
—Eramos visitantes todos los domingos —recordaba más tarde Tucho Méndez—. Cada quince días teníamos a dos hinchadas en contra. Y una era nada menos que la de Boca... Pero esos inconvenientes nos hicieron fuertes. Aquel Racing, además de tener grandes jugadores, estaba preparado para luchar en cualquier terreno. Por eso terminamos con 25 años de "¡Pobre, Racing!" Ahora nos tenían bronca pero ya habíamos dejado de dar lástima.
En 1950, con el mismo equipo, salvo la aparición de García Pérez en el puesto de Palma, se consagra campeón nuevamente, en esta oportunidad con ocho puntos de ventaja sobre Independiente y Boca. La vuelta olímpica la dio en su flamante estadio que inauguró el 3 de setiembre, al jugarse la 21a fecha. Esa tarde venció a Vélez 1 a 0 con gol de Llamil Simes. La diferencia con relación a los segundos demuestra la superioridad del plantel académico que no cesaba de incorporar estrellas. Esa temporada, ya en pleno desarrollo, lo hizo con Mario Boyé, al regreso de Italia. No fue el único retorno importante: también volvió José Manuel Moreno, luego de jugar en Chile. Moreno volvió a conmover a los aficionados, pero esta vez al registrar su firma para jugar en Boca Juniors.
La revancha de River fue contratar a una estrella uruguaya: Walter Gómez, por quien pagó 750.000 pesos (record). Y como correspondía a un verdadero crack, Walter Gómez marcó, en Rosario, el primer gol del campeonato al minuto de juego del partido que River le ganó a Newell's Old Boys por 2 a 0, ya que más tarde Fizel anotó el segundo.
Fue algo notable. Confirmatorio de que los elegidos se reconocen y se entienden en el acto. Antonio Vespucio Liberti, presidente Millonario, llegó al vestuario del Parque Independencia con sus dos últimas adquisiciones: Luis Ernesto Castro, tan hábil que en Montevideo lo llamaban Mandrake, y Walter Gómez. Se los presentó a sus nuevos compañeros de equipo y salieron a jugar. Antes de cumplirse sesenta segundos de juego, como si hubieran estado juntos durante varios años, Angel Labruna se fue por la izquierda, Walter Gómez lo interpretó a la perfección, entró a buscar su pase rasante y la clavó en la red.
Nace una fantástica sociedad
Era el comienzo de una sociedad futbolística que iba a durar seis años, ganando en ese lapso cuatro campeonatos. Las combinaciones de memoria entre Labruna y el artífice uruguayo, con la destacadísima participación de Félix Loustau iban a vestir de gala muchas tardes felices para la hinchada riverplatense.El 16 de julio de ese año jugaron River y San Lorenzo por la fecha 14. River estaba 1 a 0 en ventaja, con gol de Walter Gómez, al finalizar el primer tiempo. En el intervalo, por los parlantes del estadio se anunció que Uruguay terminaba de vencer 2 a 1 a Brasil y se adjudicaba, en el Maracaná, el Mundial de 1950, al que Argentina no concurrió.
Al volver al campo, los jugadores, compañeros y adversarios corrieron a felicitar al "botija" uruguayo, quien fue, saludado, además, por una cerrada ovación de todos los aficionados como homenaje al fútbol uruguayo que representaba. Como si fuese una obligación la retribución inmediata, Walter Gómez convirtió otro gol antes de cumplirse el primer minuto de la reanudación del juego. River ganó ese partido 2 a 1.
Otros tres episodios insólitos se produjeron ese año. Estudiantes contrató —sin suerte— a un técnico británico: Mac Bain. En la 19a fecha se tomaron a golpes los 22 jugadores de Vélez y Huracán, en un partido que iba ganando Vélez 3 a 1. El Tribunal, en fallo sin precedentes, suspendió a los 22 jugadores. El tercer hecho se produjo cuando Marrapodi, arquero de Ferro, denunció un intento de soborno por parte de allegados a Huracán La investigación lo comprobó pero no se castigó a Huracán porque los implicados no eran dirigentes ni socios de la institución.
Cuando Racing iba hacia la hazaña del tricampeonato que nadie había 1 conseguido, todavía, en veinte años de profesionalismo, la entrada general a un partido de fútbol costaba tres pesos, menos de un dólar que cotizaba a $ 3,55. Con cinco nacionales se podía cenar con champagne en el Tabarís y por centavos escuchar a las mejores orquestas de tango en el Germinal, el Marzotto o El Nacional. Otro fútbol. Otra vida. Otros tiempos.
Por Juvenal (1990).