¡Habla memoria!

1969. Las memorias de Juan Carlos Rulli

La entrañable historia de este pampeano que repasa su vida. Sus primeros años, la primera cancha donde jugó, sus primeros pasos en Estudiantes, sus años en Boca y la gloria que supo alcanzar en Racing.

Por Redacción EG ·

21 de agosto de 2019

El coche se desliza suavemente por el sendero de granza hasta detenerse debajo de la cochera decorada de tejas rojas... El son musical del llamador, y una mujer joven que aparece en el rectángulo de la puerta con una pequeña entre los brazos... Es la familia de Rulli. Eloísa, con quien se casó hace poco más de dos años, y María Luján, que agita alegremente sus manos mientras ensaya su incomprensible balbuceo... Una llovizna fina moja el mediodía grisáceo y silencioso, donde las calles y las casas parecen inhabitadas. Todo está inmóvil en ese rincón de Villa Eloísa que "Coco" ha escogido para su refugio. De este desconcertante Rulli, tan asociado a la vehemencia, tan hermanado a la dinámica, casi confundido con esa imagen de temperamento y agresividad. "Si a mí me falta esto creo que no podría vivir..." Y ESTO es ese sosiego que recién encuentra cuando llega a sui casa apenas concluye el entrenamiento después de recorrer todos Los días más de cincuenta kilómetros. Y ESTO es ese jardín y esas flores. Ese parque y esas plantas. Ese chalé escondido entre las arboledas sobre las que asoman las altas ruedas de los viejos molinos... ¿Qué relación guarda esto con Rulli? Y la mujer, con una sonrisa intencionada, tiene la respuesta mientros "Coco" ya juega con María Luján entre los brazos... "Pero, ¿acaso usted cree que se queda quieto alguna vez? Es siempre el hombre ocupado, el hombre que tiene que encontrar algo para hacer, aunque no sea necesario... Por eso dice que en un departamento se moriría... O quema troncos, o amontona hojas, o pinta. ¿Ve ese revestimiento de madera que tiene el frente? Lo hizo él con un amigo..." Y "Coco" protesta que "por ahora no pienso dejar ESO aunque esté obligado a recorrer cien kilómetros por día para ir y volver del entrenamiento..." Tal vez cuando María Luján sea mayor se irán al departamento que compraron por Palermo...

 

Imagen Coco con su guitarra.
Coco con su guitarra.
 

Ahora sí que está la explicación. "Coco" quiere ESTO porque es la otra vida que él pretende. Es escaparle un poco al fútbol para que el fútbol no le robe todas las otras cosas que le gustan. Es ponerle un silenciador al tema eterno, a la pregunta habitual del empleado de la estación de servicio a la insinuación maliciosa del transeúnte que se cruza en su camino. Cuidando flores, derribando árboles, quemando hojas, pintando paredes, escuchando tangos en el sosiego del living, jugando con María Luján en el parque, dándose un remojón en la pileta con su mujer, tomando anónimamente sol, estudiando odontología, leyendo cualquier cosa, haciendo nada, es cuando disfruta las horas libres que cada vez son más escasas con este torbellino de la Copa, de la Recopa, de la selección, de la concentración, del entrenamiento, del masaje, de la charla técnica, de los viajes... "Y no me entienda mal... El fútbol fue y será siempre todo para mí... Pero el jugador necesita desintoxicarse de tanto en tanto..."

Y nos vuelve a sorprender con una reflexión conmovida... "¿Sabe a qué conclusión llegué?... Que todas las horas que vivo lejos de mi casa, lejos de mi mujer y de mi hija, son horas que ya no recuperaré jamás, que no volveré a vividas nunca más... Así fue siempre... Aun de soltero, cuando ya disponía de un peso y de automóvil, nunca falté una noche de mi casa y siempre procuré estar presente a la hora del almuerzo y de la cena... Cada cual es como es. ¿No lo cree usted así?...", me pregunta resuelto...

Y ya lo creo que es así, "Coco"... Porque aquí lo estoy viendo, porque aquí lo estoy comprobando en este almuerzo que compartimos con Eloísa y María Luján, mientras el ritmo quebrado de Pugliese se escapa del estereofónico y la llovizna sigue cayendo mansamente sobre el jardín solitario y silencioso...

 

LA INFANCIA...

Catriló... Un pueblito de La Pampa que casi está tocando el límite con Buenos Aires... Unos ocho mil habitantes que hace unos treinta años refugiaban sus sueños en esa vida campesina de ambiciones mansas... Campos y más campos donde el grano se hace dorada cosecha de trigo. La estación del tren. Las ocho cuadras de la calle principal. La escuela. Y la vida de todos los días. Siempre igual, siempre tan ordenadamente simple y sencilla...

Así, me va contando Rulli, mientras él y su mujer van pasando religiosamente las fotos del álbum... Un álbum frondoso, donde se registra la imagen de cada fecha, de cada acontecimiento, de cada recuerdo...

"¡Lindo pueblo Catriló... —dice la nostalgia de Rulli—. Tal vez en un momento de la vida me llegó a parecer chico para mis ambiciones, pero fui feliz de purrete... Sin muchas distracciones, como puede ocurrir con los pibes de la ciudad, pero disfrutando todo lo que podíamos... Mi padre era empleado de correo, pero mamá era una campeona para los negocios... ¡Qué carácter tenía! Atendía la casa y encontraba tiempo para atender un bazar que había instalado, don-de también vendíamos helados... Y era tanto el estímulo que ejercía sobre papá que le hizo arrendar un cine... El único cine que había en el pueblo, que tenía funciones nada más que dos veces por semana... ¡Las películas que me vi! ¿Se imagina lo que eran? O argentinas, o de guerra o de cowboys... La gente misma le pedía a mi viejo las películas... Y más o menos andábamos bien en casa. Éramos tres los hermanos. María Cecilia, que es melliza conmigo, y un hermano menor, Bartolomé, que también llegó a jugar en las divisiones infantiles de Estudiantes... ¿Cómo era mi vida allá?... Y... la escuela y la calle, quizá más la calle que la escuela, pero fui buen estudiante, con bastante facilidad para aprender y con mucho sentido de la obligación... Era alegre, me gustaban los amigos y los juegos, pero medio rebelde para someterme a los de-más... Fíjese que nosotros teniamos un equipo que se llamaba Taponazo, donde éramos  todos vecinos y compañeros, y un día al director de la escuela —se llamaba Adolfo Alsina N° 10— se le ocurre sacarnos jugadores para formar el cuadro para el campeonato escolar... Y de bronca me llevé el equipo. Antes que aceptar que uno jugara y otro no, nos fuimos todos a seguir con Taponazo. ¿Cómo íbamos a permitir que lo disolviera?"

 

LA PRIMERA CANCHA...

Eloísa, la mujer de Rulli, es partícipe en la historia. Porque hace muy poco tiempo los dos fueron a Catriló, tal vez porque "Coco" quería asociarla a sus recuerdos. Mostrarle la casa paterna. Las calles de purrete. La primera escuela. Los amigos de entonces. La primera cancha pobre. Y esa foto del Taponazo, alineado como los equipos de la capital que sólo veían en los periódicos y en las revistas, trae la anécdota de aquella primera cancha en serio, con arcos y marcas reglamentarias...

Imagen La vida de todos los días. De los días que le deja la obligación del fútbol. Su casa en Villa Elisa. Su mujer, Eloísa, con María Luján en los brazos.
La vida de todos los días. De los días que le deja la obligación del fútbol. Su casa en Villa Elisa. Su mujer, Eloísa, con María Luján en los brazos.

"Usted no se imagina el lío que hubo con ese asunto... Yo le puedo nombrar a los muchachos que me acompañaron, uno por uno... ¿Te acordás, Eloisa? Mire... El «Yeye» Carnicero, al que le decíamos «Tocino»; los hermanos Bisi; un pibe Abalos, que medía apenas un metro y cuarenta y para cargarlo le decíamos el «Obelisco»; el «Ruso» Vargas... Pero el caso más cómico fue con otro muchacho, que se llamaba «Fito» Vega... Resulta que era el bacancito de la barra y todos los días iba a estudiar el piano a un maestro particular... ¿Sabe qué hacíamos nosotros? Íbamos todas las tardes a esperarlo en la puerta del profesor haciendo cualquier clase de ruidos o entrábamos a llamarlo de parte de la madre... Así, de dos horas de clase, fue pasando a una, después a media y al final terminó por abandonar porque también el profesor se había cansado de él y de nosotros... ¡Y calcule la bronca de la madre de «Fito»!..."

Imagen Seleccionado. La distinción que faltaba para su vitrina de trofeos. Allí está posando con
Seleccionado. La distinción que faltaba para su vitrina de trofeos. Allí está posando con

Esa cancha, esa primera cancha del Taponazo —según el relato de Rulli—, está asociada a uno de los escándalos más comentados en el Catriló de aquel entonces... Porque ese baldío que ellos querían tenía un propietario, un cerco y un cartel de "prohibido". Pero después de deliberar resolvieron entrevistar a ese dueño invisible que vivía muy lejos del pueblo. Hacía falta dinero para un taxi y de eso se encargó la madre de "Coco" después del afectuoso y regalón pedido. Cinco pesos era lo que hacía falta para el taxi. Y los cinco pesos estuvieron pronto en el hueco de su puño cerrado. Y el auto que vuela. Y el propietario que acepta después de algunas negativas. Y el regreso ruidoso por las calles del pueblo adelantando la conquista. ¿Ahora qué? Ahora a limpiar el baldío. A sangrarse las manos arrancando las malezas. A derribar árboles...

 

Imagen De chico soñaba con jugar en Primera División.
De chico soñaba con jugar en Primera División.
 

"Hasta que a mí se me ocurre la más fácil... Vamos a quemar —le dije a los muchachos— tal como habla visto hacer en algunos campos... ¡Usted no se imagina la bronca...! Un incendio impresionante al que no había forma de apagarlo ni con bolsas, ni con nada... Y el peligro de incendiar todo el pueblo. Menos mal que con la ayuda de algunos vecinos pudimos terminar con el fuego... Mire. ¡No sé cuánto tiempo jugamos allí y sin embargo siempre seguía saliendo ceniza...! Hasta le hicimos un túnel para entrar al campo, que una vez se derrumbó y casi nos aplasta a tres o cuatro...

 

LA HISTORIA SIGUE EN LA PLATA...

Y llegó el día en que para "Coco", Catriló ya no alcanza para sus sueños y para su eterna dinámica. Y a los 12 años, apenas cumplido el sexto grado, ya emigró. Una tutora en La Plata —doña Amelia Barreiro, amiga de su madre— y el ingreso al Colegio Jesuita San José como pupilo. Sólo los domingos podía disfrutar de una salida que concluía a las 8 de la noche. Pero eso le permitía ir a ver el fútbol famoso que no conocía, los nombres célebres cuyo eco había llegado al Catriló natal... Seguía estudiando con el mismo entusiasmo de la infancia, pero ya era el fútbol su gran objetivo. Ahora podía imitar, ahora contaba con el estímulo de esos jugadores que nunca había visto, cuando apenas si jugaba por instinto... Gimnasia y Estudiantes eran sus dos fiestas del domingo, más esos partidos en la cancha del colegio... Eso, hasta que toda la familia se instaló en La Plata. Cuando los padres abandonaron el bazar, la heladería y las matinées de aquel cine Cervantes con sus películas de aventuras... Ahora podía vivir en su casa, allá en el barrio San Lorenzo, cerca de los studs y los puros de carrera. Aunque eso nunca le importó, ni siquiera alcanzaron a distraerlo de su vocación de llegar a jugador como aquellos de primera... Todas las tardes lo sorprendían en la cancha del Manuelito. Todas las tardes y todas las horas que las obligaciones del estudio le dejaban libres... Y allí nació La Cumparsita, su primer equipo en La Plata. Y allí nació más tarde el "Mate y Venga", bautizado así por el doctor Robert Alcorta, quien utilizaba risueñamente ese slogan que merodeaba entre sus inclinaciones al truco y su infalibilidad como abogado criminalista... Con ese equipo, que alcanzó alguna notoriedad, intervino en los torneos organizados por Estudiantes, que ya estaba entre sus afectos. Y a los 17 años cuando cursaba el 4° año Nacional en el Colegio Normal N° 2 de La Plata, entró en la 9° división, corno jugador oficial, en ese Estudiantes donde iba a comenzar la gran fama, donde conquistó la primera división en poco más de dos años, cuando apenas cumplía los diecinueve pasando a ser titular en 1960, en aquel equipo del "Cochero" Antonio, Rafael Albrecht, Zappa, Cheves, Castillo... se vio obligado a trabajar en todos los puestos y con casi todos los números, pero ya denunciaba su neta vocación de volante, en ese 4-2-4 que utilizaba el equipo...

Imagen En 1962, su último año en Estudiantes. En esta oportunidad enfrentando a Boca en La Bombonera, dicho club sería su próximo destino futbolístico.
En 1962, su último año en Estudiantes. En esta oportunidad enfrentando a Boca en La Bombonera, dicho club sería su próximo destino futbolístico.

 

LLEGA BOCA...

Un domingo del 62, en un partido que Estudiantes juega con Boca, D'Amico habla con él. "Anduve muy bien esa tarde y don José que era entonces el técnico, me preguntó si me gustaría jugar en Boca, que ya estaban las gestiones hechas para ingresar al club al año siguiente... Y así fue. Me compraron por un millón de pesos más lo pases de Madero, Bielli y Nardiello... ¿Y qué puedo decir de Boca...? Nada. Me trataron siempre bien, me pagaron bien. El señor Armando me reconoció la diferencia de prima cuando decidieron venderme a Racing... Pero no anduve, quizá por mi rendimiento, quizá por las necesidades tácticas... Pero nunca pude jugar de volante como yo quería, por lo menos mantenerme un tiempo en el mismo puesto... Hasta le puedo asegurar que rendí mucho más en la gira que hicimos a Europa en el 63, que aquí... De todas maneras le puedo asegurar que me quería ir de Boca. Quería empezar una vida nueva en otro club porque estaba seguro de andar bien, porque además no soy de los que se entregan aunque en ese momento transité por un momento muy doloroso. Ya pensaba en la odontología con más vocación, aunque nunca abandoné la Facultad, y ya llevaba cuatro años aprobados... ¿Vio? Son etapas que se tienen en ciertos momentos frente a la contrariedad... Racing no andaba bien entonces, no podía tener una seguridad sobre mi futuro, pero firmé y le di para adelante...

 

Imagen En Boca jugó entre 1963 y 1964. Fue campeón en el 64.
En Boca jugó entre 1963 y 1964. Fue campeón en el 64.
 

 

EL RACING DEL 66 EL CAMPEÓN DEL MUNDO...

"Nunca jugué en un equipo como ese del 66... Y quizá tampoco pensaba en rendir tanto como lo hice... Se trabajó, se superaron un montón de dificultades y al final llegamos... Y no tengo ninguna duda: Racing fue el club de mi realización en el fútbol. Porque encontré el funcionamiento y la dinámica adecuada para mi temperamento y para mis aptitudes de jugador. Yo sé perfectamente lo que soy y hasta lo que puedo, por eso sé también muy bien lo que pretendo. Mis condiciones sólo las puedo exteriorizar cuando estoy en mi plenitud física. Entonces sí le puedo dar a mi equipo todo mi esfuerzo, toda mi voluntad y todo mi sacrificio, como ocurrió en este año, en que todos estábamos a punto. Por eso podíamos todos llevar a cabo lo que Pizzuti tenía en la mente... Racing me dio el momento más feliz de mi vida en el fútbol, me hizo reencontrar a mí mismo, volver a sentirme en paz, hasta ser Campeón de América y del Mundo... ¿Cuánto tiempo voy a seguir jugando? Hasta que me sienta con esta misma fuerza que tengo ahora, aunque a fin de temporada siempre se siente algo de cansancio mental y físico... Y soy un tipo feliz en todo. Feliz en mi casa, feliz en Racing, ahora en la selección... Mi mujer, mi hija, los viejos, mis hermanos, una situación económica que me permite vivir con comodidad y con bastante seguridad para el futuro... ¿Qué más puede pedir un hombre?... Tengo gustos muy sencillos, pregúntele a Eloísa... No me gusta salir mucho, no soy afecto a las fiestas ni al ruido. Además no me alcanza nunca el tiempo porque siempre quiero hacer algo, como le dice mi mujer... Menos bailar, aunque ella a veces se enoje por eso... ¿No es cierto, Eloísa?..."

Imagen El triunfo sobre Estudiantes en la Copa Libertadores, en abril de este año... Un trofeo que ya había saboreado junto con la Copa del Mundo en el año anterior. El abrazo con Roberto y con Salomone.
El triunfo sobre Estudiantes en la Copa Libertadores, en abril de este año... Un trofeo que ya había saboreado junto con la Copa del Mundo en el año anterior. El abrazo con Roberto y con Salomone.
 

Imagen Racing. El equipo que trajo su consagración. Allí está peleando una pelota con Madero. Allí está su vigor, su condición de volante que transpira...
Racing. El equipo que trajo su consagración. Allí está peleando una pelota con Madero. Allí está su vigor, su condición de volante que transpira...

 

Imagen Jugando para Racing, frente a Colón. En la Academia jugó por cinco años (1965-1970), ganó el Campeonato de Primera Dvisión de 1966 y también la Copa Libertadores e Intercontinental de 1967.
Jugando para Racing, frente a Colón. En la Academia jugó por cinco años (1965-1970), ganó el Campeonato de Primera Dvisión de 1966 y también la Copa Libertadores e Intercontinental de 1967.
 

En el jardín la tarde va entrando en sombras... María Luján duerme plácidamente... Todo sigue envuelto en el mismo sosiego, en el mismo silencio. Este sosiego y este silencio que quiere "Coco" Rulli para su otra vida, para esa que está allí en ese apacible rincón de Villa Elisa, donde todavía se ven las ruedas de los molinos que asoman por sobre la copa de los árboles mansamente inmóviles...

 

Imagen Integró el plantel más exitoso en la historia de Racing.
Integró el plantel más exitoso en la historia de Racing.
 

 

 

Por Osvaldo Ardizzone (1969).

Fotos: Archivo El Gráfico.

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