¡Habla memoria!

Los secretos del fútbol: el medio juego

En esta tercera entrega, el extraordinario Osvaldo Ardiles, campeón mundial de 1978, comparte las estrategias y secretos del juego en el mediocampo. Un lujo.

Por Redacción EG ·

11 de abril de 2020

Cada día que pasa estamos más cerca del ¨fútbol total¨. Por eso las posiciones fijas ya no importan tanto como sí, en cambio, ocupar correctamente todos los sectores de la cancha. Dentro de este panorama del fútbol moderno, justamente los jugadores del medio juego son los que ya viven con mayor intensidad esta revolución futbolística. Porque hoy por hoy, en los países donde se juega el mejor fútbol del mundo, las funciones específicas de los volantes son relativas. Las tienen, claro, como veremos enseguida. Pero también están obligados a ser defensores o atacantes según lo determine el desarrollo de un partido, con las mismas exigencias, y no con la tibieza de quien pasa a ser delantero o defensor por mera circunstancia. Creo haber definido mi idea sobre el medio juego. Ahora podemos analizar el tema en detalle. Con una aclaración, voy a identificar las posiciones de acuerdo con la numeración clásica del fútbol argentino: 8 para el volante derecho, 5 para el más defensivo, y 10 para el más ofensivo. Y también vamos a hablar del cuarto volante, acaso la novedad más importante del medio juego en estos últimos tiempos.

Imagen Esto nunca debe ocurrir en el medio juego. En el partido debut del Mundial (contra Hungría) aparezco solo, rodeado por rivales.
Esto nunca debe ocurrir en el medio juego. En el partido debut del Mundial (contra Hungría) aparezco solo, rodeado por rivales.
 

El organizador del equipo

El 8 es el organizador del equipo, el jugador que debe balancear el juego para que no haya desequilibrios pronunciados en la cancha. Esa fue mi tarea fundamental en la Selección Argentina que ganó el Mundial de 1978. Además de no dejar nunca solo al 5 (Gallego), porque éste es un concepto de "fierro" para el 8 que juega en los equipos de Menotti. ¿Cómo trataba de equilibrar? Buscando, por ejemplo, las zonas muertas sobre el sector izquierdo si había muchos jugadores por el derecho. También es función del 8 transformarse en creador ofensivo cuando el 10 está muy marcado. Como lo hizo Gerson en el Mundial de México (1970), cuando Pelé estaba rodeado por muchos rivales. Y como lo acaba de realizar Valencia en la gira europea de la Selección Argentina, cuando a Maradona no le daban un centímetro de luz. Valencia no, era el 8, es cierto, pero vale como referencia y reafirma lo que dije al principio sobre las posiciones fijas; cada vez son más relativas. Lo mismo que las tácticas, que siempre dependen de los jugadores. Esto último tiene un ejemplo claro en Huracán. Babington, por sus características, es un 8 jugando sobre izquierda, mientras que Brindisi, con el 8 en su espalda, es el verdadero 10. Ha-blando de Brindisi, siempre pensé que si a sus condiciones les hubiese sumado el despliegue fenomenal que tenía el Indio Solari (hoy DT de Vélez Sarsfield), el resultado no habría sido otro que el mejor 8 del mundo.

El Indio, antes que nada, fue un peón de brega, como decían nuestros padres. Y también lo fueron dos jugadores a los que respeté mucho: Carlos Bilardo y el inglés Nobby Stiles. Porque en la cancha se mataban y permitían el lucimiento de los creadores de sus equipos, como la Bruja Verón y Bobby Charlton (en Estudiantes y la Selección de Inglaterra, respectivamente). Yo acepto a los Bilardo, a los Solari, a los Stiles, pero sigo creyendo que el 8 ideal es aquel que organiza, marca, corre, juega y define.

Imagen SOLARI MAS BRINDISI: EL 8 PERFECTO. El despliegue de Jorge Solari más el poder ofensivo de Brindisi darían como resultado el 8 perfecto. Es el que organiza, marca, corre, juega y define.
SOLARI MAS BRINDISI: EL 8 PERFECTO. El despliegue de Jorge Solari más el poder ofensivo de Brindisi darían como resultado el 8 perfecto. Es el que organiza, marca, corre, juega y define.

 

El volante defensivo

La función vital del 5 es mantener el balance defensivo. Porque no sólo es el tapón que obstruye el sector central delante de la línea de cuatro de su equipo, sino que también es el relevo natural del 2 y del 6, cuando cualquiera de estos dos últimos sale a cubrir las espaldas del marcador de punta de su lado. De más estaría decir que debe ser un buen defensor, robando y cortando aquí y allá. En este caso, pienso que el 5 casi ideal se llama Américo Gallego. Porque además nunca se complica con la pelota, y sabe apoyar con precisión. También Rubén Galván, en aquella época del Mundial (no conozco su nivel actual), era un gran jugador para el puesto. Pero más allá de cualquier comentario técnico, siempre sostuve que el 5, acaso como un legado de la historia, por los grandes "centrojás" que tuvo el fútbol argentino, siempre debe estar ahí, en el momento en que lo necesitamos. Y ésa también es otra gran virtud de Gallego. Un hombre que nunca hizo banco, ni siquiera en su club. Américo está cuando hace falta. Por ahí muy pocas veces jugó para los diez puntos, pero estoy seguro de que en la Selección jamás jugó para un cinco. Es un caso parecido .al de Passarella. Siempre mantienen un nivel parejo. Nunca van a dejar a sus equipos en tres ruedas. Esto, para un 5, me parece tan valioso como todas sus aptitudes futbolísticas. Es lo que se llama presencia.

En cuanto al volante más ofensivo (el 10), su función me parece tan fundamental que quiero tratarlo por separado.

Imagen EL 5 QUE SE ACERCA AL IDEAL Américo Gallego tiene todas las condiciones para el puesto y, además, la presencia de los viejos "centrojás". Aquí lo vemos dominando una jugada frente al líbero de Holanda, Krol, un 5 que no es 5 en nuestro "idioma".
EL 5 QUE SE ACERCA AL IDEAL Américo Gallego tiene todas las condiciones para el puesto y, además, la presencia de los viejos "centrojás". Aquí lo vemos dominando una jugada frente al líbero de Holanda, Krol, un 5 que no es 5 en nuestro "idioma".

 

El cuarto volante

Es una buena variante para superar un fútbol cada vez más competitivo en lo físico. Por supuesto, ese predominio físico ayuda a perfeccionar los sistemas defensivos (es más sencillo destruir que crear ofensiva). El cuarto volante, entonces, vino a complicar a las defensas. ¿Quién hace de cuarto volante? Generalmente pasa a esa posición un volante ofensivo (otro 10 con la casaca 9, 7 u 11) que, jugando unos metros más adelante, crea nuevos problemas. Antes, en su zona, era tomado primero por el 5 y luego por un defensor. Ahora es distinto. No hay 9. Si el 5 rival lo sigue, desorganiza su medio juego. Si, en cambio, lo toma un marcador central, el otro puede tener dificultades con las diagonales de los delanteros netos, que en un equipo de cuatro volantes son dos, algo abiertos. Kevin Keegan (con el 7 en la espalda) cumple muy bien esta función en la Selección de Inglaterra. Y también la acaban de realizar alternativamente Valencia (con el 11) y Maradona (con el 10) en la Selección Nacional. Aquí Menotti intentó la variante —como en la gira de 1979— incluso por necesidad. Al no tener wing con desborde como Ortiz, incluyó otro volante para no perder poder de ataque. Lo que no es una contradicción. Porque la idea siempre es ofensiva. No hay que tener prejuicios. Lo que importa en definitiva es defender con mucha gente y atacar con mucha gente.

Recuerden ustedes cómo enloquecieron Valencia y Maradona a los defensores ingleses y austríacos.

 

La pausa

El medio juego administra el ritmo del equipo. Es indudable. Y por ello los volantes son los responsables en el manejo de la pausa. Pero hay que saber trabajarla muy bien. De pronto, exagerar la nota nos puede hacer caer en un "fulbito" que no sirve para nada. Lo mismo ocurre al revés. Por apurar el trámite podemos perder precisión. Yo creo que Argentina, en el Mundial de 1978, estuvo cerca del ideal, porque tuvo velocidad con precisión. Y manejó admirablemente los tiempos. A equipos muy rápidos (los europeos) se los complicó con pausas sin caer en el "fulbito". Y a otros más lentos (por ejemplo Perú), se les ganó acelerando el trámite. En el partido final, contra Holanda, mucha gente dijo que en el suplementario fuimos al juego de ellos, a cambiar palo por palo. Puede ser. Porque nos dimos cuenta de que teníamos más resto físico que los holandeses.

Imagen Argentina frente a Hungría. Mundial 1978, Vean que bien cortina Kempes mi salida franca en media cancha.
Argentina frente a Hungría. Mundial 1978, Vean que bien cortina Kempes mi salida franca en media cancha.

 

El pressing

El pressing hay que hacerlo sobre los laterales de la media cancha. Y siempre tiene que salir primero un volante. Yo, en la Selección Argentina, iba a jugarme la vida porque sabía que detrás mío llegaba el refuerzo. Porque ésa es la clave de la jugada: dos o tres jugadores sobre un rival para sacarle la pelota. ¿Por qué sobre un lateral? Para encerrar a ese rival entre la línea y los que fuimos a presionarlo. He visto que algunos equipos hacen pressing cerca de su área. No me convence. Porque el que tiene la pelota, con un toque desacomoda a toda la defensa. Además, ya no se puede utilizar la jugada del off-side. La línea de cuatro quedó lógicamente desarmada: uno o dos integrantes de esa línea fueron al pressing frustrado.

 

Subir por sorpresa

No es patrimonio exclusivo de los volantes. Porque el fútbol siempre es sorpresa. Un delantero no puede denunciar sus intenciones y tampoco un lateral cuando sube por su sector. En el caso de los volantes, lo más importante es la búsqueda de los claros. Si el juego está volcado sobre la derecha, el 8 (por ejemplo) no tiene nada que hacer en esa zona. Su equipo le agradecerá que suba por el sector izquierdo porque así estará posibilitando un cambio de frente y, además, su presencia ya se convierte en una jugada de distracción.

 

El cruce de media cancha

La pelota es más rápida que cualquier jugador. Por lo tanto, trasladarla en demasía es contraproducente (a no ser cuando uno encara en el área rival, donde los defensores se cuidan del penal). Lo mejor, entonces, es cruzar la media cancha tocando. Y no tenerle miedo al toque hacia atrás porque muchas veces clarifica la jugada. De todas maneras no soy amigo de los conceptos definitivos. En fútbol las verdades absolutas son muy pocas. Yo mismo creía que jugaba bien transportando mucho la pelota, hasta que gracias a Menotti y sus indicaciones logré el equilibrio necesario. El cruce de la media cancha tiene sus secretos. Uno es fundamental, lo acabo de decir, el toque. Pero a veces resulta innecesario. Recuerden el equipo de Internazionale que dirigía Helenio Herrera. Ahí bastaba con los lanzamientos de Luisito Suárez para los hombres de punta. Distinto será el comportamiento del conjunto que tenga dos o tres volantes de gran toque y tres delanteros de excelente nivel técnico. Ahí lo ideal será la reunión en ataque de todos ellos y el cruce de la media cancha volverá a los cauces del toque. La táctica siempre la tienen los once jugadores. Gracias a Dios.

 

Por Osvaldo Ardiles (1980)