La noche de las emociones extremas: de la violencia inexplicable al triunfo histórico y el posible adiós de Scaloni
El enorme triunfo de Argentina contra Brasil en el Maracaná quedó eclipsado por el impensado anuncio del DT que sonó a despedida.
LIONEL SCALONI tuvo una manera muy particular de celebrar el primer aniversario del inicio del camino que la obra de sus manos, la Scaloneta, trazó en Qatar para bordar la tercera estrella en el escudo. Lo hizo no sólo destrozando un histórico invicto de Brasil por Eliminatorias y reduciendo a la mínima expresión el misticismo del Maracaná como en 2021 en la final de la Copa América.
Esta Selección ya se estaba habituando a jugar "sin Messi", acostumbrándose a que el 10 saliera antes de tiempo, que arrancara desde el banco o que directamente no estuviera. Pero no estaba preparada para recibir el mazazo que su propio creador le propinó en el final de la conferencia de prensa. Esa sentencia que lanzó de motu proprio sin que mediaran preguntas de ningún periodista.
Hay que decirlo sin miedo: a esta altura, no tener más a Scaloni puede ser más impactante que no tener más a Messi.
"Una cosa importante que quería decir: hay que parar la pelota, me tengo que poner a pensar en todo este tiempo. Estos jugadores nos han dado un montón y necesito pensar mucho qué voy a hacer. No es un adiós ni otra cosa, pero necesito pensar porque la vara está muy alta y está complicado seguir ganando, estos chicos lo ponen difícil. Toca pensar en este tiempo. Se lo diré al Presidente y a los jugadores después, porque esta Selección necesita un entrenador que tenga todas las energías posibles y que esté bien". ¿Cómo, Lionel? ¿Qué estás diciendo? ¿Escuchamos bien?
Sorpresa es poco; estupor, también; conmoción, lo mismo. Es que no hay palabras para describir el impacto que generó ese párrafo. El terremoto que sacudió el alma del pueblo futbolero argentino no pudo ser mensurado por ninguna escala de medición.
De repente, ese "equipo de autor" como lo denominó Marcelo Bielsa en un elogio que definió con maestría y en sólo 3 palabras lo que miles de análisis no lograron con tal precision quirúrgica, fue atacado a martillazos por el propio artista. O al menos esa es la sensación en caliente que deja su reflexión. Sólo él sabe por qué dio muestras claras de querer dar un paso al costado y es muy difícil comprender cómo se puede tener la templanza para abandonar un éxito tan rotundo. ¿Algun malestar con dirigentes? ¿Reclamo económico? ¿Real cansancio? ¿Falta de motivación? Sobran las preguntas y no existen respuestas.
La noche comenzó con la incomprensible represión policial a los hinchas argentinos que parecieron ser víctimas de una trampa premeditada al ser colocados como carne de cañón primero de algunos violentos aficionados locales y después del lamentable accionar de los uniformados. Continuó con el inolvidable cabezazo de Nicolás Otamendi que hizo añicos el invicto sempiterno de la Verdeamarela en Eliminatorias. Se prolongó con el festejo loco de los jugadores mancomunados con los estoicos fanáticos y el pedido de "un minuto de silencio para Brasil que está muerto". Y terminó con el tablero volando por los aires tras la patada que le propinó Scaloni.
Los jugadores, a los que casi ningún rival puede sorprender, se vieron sorprendidos por la posible salida de su conductor. "La verdad que Scaloni no habló con nosotros y no vi lo que dijo. Si salió a decir algo, hay que respetar lo que decida. Desde nuestro lado, lo que queremos es que siga con nosotros para siempre", dijo Alexis MacAllister.
Otamendi no tuvo tiempo ni de disfrutar su gol: "estábamos con la euforia de los festejos y recibir esa noticia fue un shock, pero las cosas hay que hablarlas personalmente, comunicarnos con él. Nos llegó la información como ustedes pero intentaremos hablarlo y ver qué es lo que pasa. No dijo nada en el vestuario porque algunos chicos no estaban, no estuvimos todos juntos. Pero seguramente después tendremos una conversación. Intentaremos dar todo para que pueda continuar".
Ya con el Maracaná vacío y testigo sufriente de otra de sus dolorosas estocadas al orgullo brasileño, quien llegó tímidamente tras el fracaso en Rusia 2018 entre cuestionamientos por su inexperiencia y se convirtió en prócer 4 años después, reunió a sus colaboradores para tomarse la foto que podría ser la última imagen de un ciclo extraordinario y difícil de igualar.
Ojalá que no.
FOTO DE PORTADA: AFP