¡Hola, Scaloni: te estamos llamando, queremos jugar!
Por más que la emboque sin parar, las puertas de la Selección parecen estar cerradas para Mauro Icardi. Sus llamados son a fuerza de goles, pero el DT cambió de número o tiene la línea ocupada.
MAURO ICARDI es, en términos novelescos, un asesino serial del gol. Un delantero cuya pulsión indetenible es introducir el balón en ese rectángulo de 7,32 x 2,44 metros llamado arco y hacerlo cada vez con más frecuencia y con más belleza.
Porque hay que ser francos: los goles de Icardi no son goles así nomás. Claro que puede empujarla debajo del arco o capturar algún rebote con ese olfato que es marca registrada de los depredadores del área como él. Pero también es capaz de ejecutar verdaderas obras maestras con su pie derecho (tambien el derecho), el que utiliza a modo de cincel o pincel, según el caso lo requiera.
Si fuera que utiliza el pincel, la metáfora indicaría que a esta altura de su carrera despliega la paleta de colores más rica y amplia que pueda imaginarse con la camiseta naranja y bordó de Galatasaray, toda una fiesta cromática que combina con esa cabellera refulgente que luce en estos días de golazos en liga y en Champions. Ya su presentación a principios de temporada fue algo dantesco y conmovedor por el cariño que le prodigaron los hinchas cuando ingresó con su familia a la cancha.
Si en cambio la emprende con el cincel, le cuesta demasiado modelar la roca granítica que representa a la Selección Argentina de Lionel Scaloni, que no se deja esculpir de ninguna forma por este rosarino que ya la experimentó pero que vaya a saber uno por qué razón (o sí), no volvió a frecuentar.
Las malas lenguas abundan, hablan y dejan para siempre su huella sean ciertas o falsas las palabras que construyen. Mauro Icardi fue y es un sufriente testigo de tal aseveración. Por eso el inconsciente colectivo lo tiene vedado del perímetro Albiceleste por aquellos dichos más propios de las vertientes mediáticas que de los análisis puramente futbolísticos.
Con este 9 condenado al ostracismo en la Scaloneta nació un término que no aceptó la Real Academia Española pero que adoptó la Universidad de la Calle: "icardear". Por su oficio de artillero infalible, esa suerte de verbo debería relacionarse a la faena que mejor y más acomete: marcar goles. Pero no: se vincula a cuestiones de la vida personal que todos conocen y que se resumen a que hoy es el marido y padre de dos hijas de Wanda Nara (modelo, conductora y empresaria, según marca Wikipedia), la ex esposa de su excompañero y examigo, Maxi López. El amor entre ambos habría nacido mientras Wanda y Maxi eran pareja y la supuesta traición de Icardi decantó en el término citado.
Si la leyenda fuera cierta, las cuestiones del amor le troncharon la carrera en la Selección Argntina. Porque las historias urbanas poco chequeables pero ampliamente instaladas atribuyen a una supuesta orden de Lionel Messi, de buena relación con Maxi López, el hecho de que le hayan bajado el pulgar a su coterráneo en el combinado nacional.
Y ahora sí, hablemos de fútbol. Y de estadísticas. Su primer contacto con la Selección fue en 2013, convocado por Alejandro Sabella en lugar de Messi, que estaba lesionado. Jugó 10 minutos de un partido de eliminatorias ante Uruguay. Pero pasaron casi 4 años para volver a ser citado: en 2017 Jorge Sampaoli lo tuvo en cuenta para unos amistosos contra Brasil y Singapur. Y en la eliminatoria de Rusia 2018 fue titular por primera vez contra la Celeste y Venezuela. Después estuvo un rato en el cotejo decisivo contra Ecuador en el que se obtuvo la clasificación al Mundial, del que no formó parte aunque estuvo en la lista preliminar.
Ya con Scaloni al frente, en septiembre de 2018 estuvo en el grupo que enfrentó a Guatemala y Colombia de forma amistosa. En octubre de ese año también fue llamado para los amistosos con Irak y Brasil, y en noviembre, para los dos duelos con México. En el segundo choque con los aztecas consiguió su único tanto con la celeste y blanca y, paradójicamente, fue en el último partido en el que la vistió.
Nunca más fue convocado, aunque siguió rompiendo redes en Inter (124 en 219 juegos), PSG (38 en 92 citas) y su actual destino turco, en el que no para de meterla: En 2023 lleva 30 tantos en 33 partidos.
Icardi tiene todo: calidad, visión de juego, olfato y -dicho mal y pronto pero en dialecto futbolero- huevos. No se achica nunca y lo demostró recientemente. Contra Istanbulspor, hace pocos días y por la liga turca, protagonizó un blooper al imitar en un penal la jugada de Suárez y Messi. En vez del disparo directo, le cedieron el balón y definió increíblemente afuera.
Pero a los pocos minutos se redimió con una gran definición para darle por enésima vez el triunfo a su equipo.
Y este miércoles, sin ir más lejos, se las vio contra Manchester United en Old Traford y falló un tiro desde los 12 pasos. Lejos de amilanarse, a falta de 10 minutos definió de manera majestuosa pinchándola por sobre el arquero para decretar una histórica victoria de su cuadro en la Champions League.
Este jueves se conoció la lista de futbolistas que Scaloni utilizará en los partidos clasificatorios para el Mundial 2030 frente a Paraguay y Perú. El nombre de Mauro Icardi no figura y eso no es noticia. La inercia ya convirtió en obvia su ausencia. Él no reclama nada, pero la emboca sin parar mientras cultiva la paciencia. Como los que llamaban sin suerte al viejo y querido programa de TV "Hola, Susana". Por más que insistían, no conseguían entrar en línea.
Aunque con el tiempo Icardi sí visitó el living de Susana Giménez junto con Wanda, hoy el jingle diría "¡Hola, Scaloni. Te estamos llamando, queremos jugar!". Pero tampoco recibiría respuesta.
ESTADÍSTICAS: SILVIO MAVERINO
IMAGEN DE PORTADA: MATÍAS DI JULIO