La semana redonda de River y el once de memoria que precisaba Gallardo
El Millonario se quedó con el Superclásico ante Boca y cerró su mejor seguidilla de partidos del año.

MARCELO GALLARDO CELEBRÓ A LO GRANDE el triunfo de este domingo sobre el rival de toda la vida ante un Monumental colmado.
Fue un desahogo importante en medio de un semestre irregular, con pocas derrotas, es cierto, pero con rendimientos no del todo convincentes en relación a las herramientas que tiene a su disposición y al gasto invertido.
Sin embargo, River cerró "una semana redonda", según las propias palabras de su técnico en la conferencia de prensa posterior al triunfo 2-1 sobre Boca, que incluyó la goleada 3-0 sobre Gimnasia en el Bosque con la clasificación a octavos en el Apertura, el empate en la altura de Quito tras irse 0-2 al descanso y la victoria superclásica.
River mostró en estos tres partidos cosas que le venían faltando: contundencia a la hora de la definición, reacción y sostener un rendimiento superior al de su rival hasta el final del partido.
Si bien está lejos de recibirse como un equipo consolidado, en esta semana redonda dio indicios de lo que quiere su técnico. Y River lo pudo plasmar, durante varios pasajes de los últimos partidos, en el verde césped.

Por otro lado, la noticia que todo el Mundo River celebró también es que Gallardo encontró el equipo: se enamoró de un 4-3-3 que le costó engranar porque le faltaban las piezas adecuadas y porque algunos rendimientos de ciertos intérpretes estaban bajos.
El sector fundamental de todo equipo, el que determina el funcionamiento del mismo, es decir, el mediocampo, jugó ante Boca su mejor partido del año cuando tuvo a sus tres piezas clave en cancha: Kevin Castaño, Enzo Pérez y Giuliano Galoppo.
Gallardo supo rodear a Enzo Pérez con dos internos que se sacrifican y que, además, saben con la pelota y cumplen la función a la perfección, tanto defensiva como ofensivamente.
Hasta el momento del cambio de Galoppo, River fue amo y señor de esa zona del campo, y se jugó a lo que quiso la banda roja. Con la salida del ex São Paulo y el ingreso de un desconocido Maxi Meza, Gallardo dispuso de un 4-2-3-1 y su equipo se desequilibró.
Por otro lado, levantaron sus niveles dos jugadores de jerarquía que River necesitaba: Marcos Acuña y Sebastián Driussi. El Huevo mejoró en la marca y fue decisivo en ataque, mientras que el ex Austin comenzó a hacer goles importantes.
Ahora que encontró el funcionamiento y a sus intérpretes, para consolidarse como un buen equipo, River necesita sostener este nivel por un largo período de tiempo, sino, simplemente, se habrá tratado de una semana redonda.
Foto de portada: Conmebol