Edinson Cavani y el desafío de volver a ser

EDINSON CAVANI llegó a Boca a fines de julio de 2023 y causó una verdadera conmoción en propios y extraños. Fue después de una novela de mil capítulos con final feliz y del que el por entonces vicepresidente Juan Román Riquelme se sintió orgulloso al declarar que acababa de arribar al club "el jugador extranjero más importante de la historia del fútbol argentino".

Una Bombonera rebosante de público acompañó el acontecimiento y le abrió el crédito al histórico artillero charrúa, que se mostró emocionado y sobre todo muy comprometido con su nuevo destino. Desde el minuto cero se lo vio hacer gala de un profesionalismo intachable, con el sacrificio y el hambre de un chico que recién empieza y sin tentarse un segundo por recostarse en su bien ganada fama de leyenda.

 

 

Adentro del campo demostró el mismo esfuerzo encomiable que afuera: corrió todas las pelotas, se esforzó por participar, colaboró de gran manera a consolidar el espíritu de equipo e hizo gala de una innegable condición física. En resumen, se vio al Cavani de siempre, pero con un déficit clave: el gol.

 

 

Es que el uruguayo construyó su mítica carrera a base de centenares de goles que se hicieron esquivos con la camiseta auriazul. Su bautismo en la red se produjo en el 3-1 ante Platense por la Copa de la Liga, su segunda participación, y su responsabilidad y concentración total lo llevaron a no colgarse del alambrado para emular a su compatriota Sergio Manteca Martínez, como se había sugerido, para no perjudicar al equipo porque "me iban a amonestar y el partido se podía complicar".

 

 

Su aporte fue pensado sobre todo para la Copa Libertadores, en la que comenzó a competir en los octavos de final y en la que el gol se le dio recién en la vuelta de la semi con Palmeiras, en San Pablo, en la que el Xeneize se impuso por penales y en la que Edinson falló su disparo.

 

 

La conclusión es que Cavani erró varias oportunidades muy propicias, sobre todo en la ida con el Verdao en la Boca, y sólo marcó 3 tantos en 16 presentaciones.En la final de la Copa con Fluminense, a la que calificó antes de jugarla como "el partido de mi vida", su participación fue magra y el implacable artillero se quedó con gusto a poco.

 

 

El histórico 9 que ahora luce la 10 tiene contrato hasta fin de año y no quiere irse de Boca sin dejar la huella que soñaba marcar cuando arribó. En febrero cumplirá 37 años y trabajará con todo -como siempre lo hizo y lo demostró- para escribir la que quizá sea la última página de su esplendorosa carrera con letras de oro. O mejor dicho, azul y oro.

 

 

FOTO DE PORTADA: GETTY IMAGES