FÚTBOL, HOMOFOBIA Y RUMORES: EL DURO RELATO DE RICARDO NOIR
El delantero surgido en las inferiores de Boca se refirió al romance que le inventaron con un compañero.
"Me tiraron al piso. Fue un momento muy triste. No entendía lo que pasaba. Yo era chico, no fui a buscar más a mi hija chica. Tenía una vergüenza", comienza su relato Ricardo Noir.
Se refiere a un episodio vivido entre 2011 y 2012 mientras fue jugador de Newell's. En aquel entonces se instaló el rumor de que tenía un romance con su compañero Sebastián Peratta y eso le tornó insostenible su ciclo mientras estuvo en Rosario.
"Salía predispuesto a pelear con alguien. Me decían algo y cómo no iba a pelear... Imaginate la bronca que yo tenía", dice Noir, en declaraciones a Mundo Boca Radio, con la culpa que asume alguien cuando está haciendo un mal.
Es sabido que el fútbol todavía convive con la homofobia. El testimonio de Noir lo confirma. "Me quise ir para mi casa. Si querían cagarme los de Central, lo lograron. Yo nunca había dicho nada. A mí me liquidaron. Anímicamente ese año fue terrorífico
Noir inició su carrera en Boca en 2008. Luego se fue a Ecuador a buscar más rodaje y en 2011 recaló en Newell's, en donde al año siguiente coincidió con Gerardo Martino. Para ese entonces su decisión de irse de la Lepra ya estaba asumida:
"Por un lado, estaba feliz de que me iba a dirigir. Y, por el otro, no quería estar más. Me encierra en la sala de videos y me dice: 'Mirá, Tito. Quiero parar el equipo así, me gusta jugar con dos por afuera. Vos tenés las características'. Y yo le dije: 'Tata, la verdad, no quiero estar un solo día más acá. La estoy pasando muy mal. No salgo a la calle, salgo de entrenar y me encierro en mi casa. Mi mujer y mi nena me ven llorar todos los días'"
Noir hoy tiene 34 años y se desempeña en el Club Atlético Palmaflor de Bolivia. Su paso por Newell's marcó el rumbo de su carrera. 10 años después reflexiona: "Hay que ponerle límite a las cosas. Uno capaz lo dijo en modo de joda y a mi me mató. Mi familia se ponía mal a la par mía. Fue un momento desagradable que no se lo deseo a nadie. O lo superaba o no podía jugar más al fútbol. En cada cancha eran todos para mí. Por suerte después pude levantar.
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