Primera División

BOCA NUNCA TIENE PAZ

Jugó el peor partido a nivel local de la era Russo y continúa sin ganar en La Bombonera en el 2021. La interna se metió en la cancha. El DT, cada vez con menos respaldo. El futuro, en suspenso.

Por Agustín Salvemini ·

22 de marzo de 2021

 

Imagen Tevez, el único que aprobó en el 1-2 vs. Talleres en La Bombonera.
Tevez, el único que aprobó en el 1-2 vs. Talleres en La Bombonera.
 

El gol de Valoyes fue en acto de justicia por lo que se había visto en la cancha. Ganó el mejor. Y castigó al peor Boca de la era Russo en competencias AFA (el 0-3 en Vila Belmiro será difícil de superar). Por segunda vez en cuatro meses, Talleres impuso las condiciones en La Bombonera, se quedó con los tres puntos y evidenció la ausencia de funcionamiento y respaldo táctico de su rival, acostumbrado a esperar una genialidad de Cardona (ayer, ausente por lesión), una jugada del Tevez de otros tiempos o una corrida salvadora de Villa.  

En el Boca del silencio, donde todo se mide por gestos, señales y rumores pero sin voces oficiales, predomina la desconfianza entre Consejo de Fútbol, plantel profesional y cuerpo técnico. Y como era de esperar, la interna se metió en la cancha. Millones de espectadores vieron por TV como Carlos Izquierdoz, el sub-capitán del equipo, recibió un cachetazo por parte de Fabra. Pareció tratarse más de un inconveniente de vestuario (fracturado y con los colombianos más cercanos a aquellos que toman decisiones) que de un circunstancial enojo por una indicación del ex Lanús.

Con un excéntrico look, Wanchope Ábila llamó la atención en La Bombonera. El mejor delantero del plantel, por números generales y reciente aporte en la Copa Maradona, se quedó otra vez afuera de la convocatoria por una curiosa decisión de Russo, quizás con el respaldo del CdF. Mientras tanto, el entrenador recurre a Soldano (3 goles en 39 partidos) y a Zárate, que pidió continuidad, le dieron 3 partidos, salió y ahora regresó como opción de extremo por la izquierda.

En Boca es difícil aburrirse. Buffarini fue borrado y ahora, lentamente, comienza a tener minutos. Como Almendra, que estuvo desde el inicio luego de 16 meses y salió en el entretiempo vs. Talleres. O como Maroni, que luego de apagar un incendio con su gol ante Claypole y el doblete en Liniers pasó a ser titular y tal vez en breve regrese al ostracismo. Todo cambia semana a semana en Boca en cuento a nombres pero las flojas actuaciones se repiten, a excepción del milagroso 7-1 ante Vélez. 

La línea de 5 no llegó para quedarse y al parecer se trató de una apuesta con el objetivo de neutralizar las virtudes de River. Ayer, sin el discutido Zambrano, Russo regresó a los 4 defensores y se multiplicaron los problemas. López padeció a Retegui; Izquierdoz y Fabra, a Valoyes; y la mitad de cancha fue una zona de tránsito. Con los cambios se intentó corregir lo que estaba pasando pero el resultado fue todavía peor. Boca se partió definitivamente. Capaldo, que combina mucho vértigo y escasa lucidez, pasó a ser el conductor de un 4-2-4 sin movilidad ni presión, incapaz de ganar una segunda pelota que le permitiera comprometer a Talleres. 

Sin triunfos en La Bombonera y afuera de los puestos de clasificación en la Copa de la Liga, Boca tiene por delante dos partidos que pueden marcar el futuro de Russo. El miércoles jugará por Copa Argentina frente a Defensores de Belgrano, con River en el horizonte, y el domingo visitará a Independiente. Mirado de reojo por sus propios futbolistas y sin respaldo del Consejo, el DT sabe que no puede fallar.