Lionel Messi

PSG y los silbidos a Messi: La gloria no se compra

Le pusieron la alfombra roja, lo recibieron como a un rockstar y lo pasearon por la ciudad, pero la desmedida reacción de los hinchas era cuestión de tiempo ante semejante necesidad.

Por Panqui Molina ·

13 de marzo de 2022

 

El 3-0 contra Bordeaux no calmó los ánimos. El Parque de los Príncipes se convirtió en un Cabildo abierto, en donde cada intervención de los propios fue motivo suficiente para manifestar el descontento. El único que se salvó del escarnio fue Mbappé, que en la próxima temporada pasaría a Real Madrid, verdugo del equipo de Mauricio Pochettino en la Champions días atrás. 

Para un club sin grandeza no hay nada peor que los aires de superioridad. Fueron a buscar a un salvador que les diera lo que en 51 años no pudieron. No alcanza con los millones y los petrodólares para conseguir la gloria. Las estrellas se terminaron estrellando. La Orejona es tan esquiva para PSG como lo viene siendo para Messi. Se juntaron el hambre y las ganas de comer. 

Después de conquistarla en 2015 con Barcelona por última vez, Messi tuvo una sucesión de desencuentros con derrotas catastróficas, como contra Roma en 2018, con una ventaja de 4-1, o Liverpool en 2019 tras ganar 3-0 en la ida. En 2020 fue la humillación por parte de Bayern Munich, con aquel 2-8, y el jueves pasado se concretó el estrepitoso fracaso ante Real Madrid, ya en París, club que apenas llegó a jugar una final de Champions en toda su historia. 

PSG apostó por el camino más corto y los resultados están a la vista. Es más fácil buscar nombres que un equipo. Billetera puede matar galán, pero, por el momento, no hace historia ni magia. En ese contexto, la inexorable conquista de la Ligue 1, en donde lleva 15 puntos de ventaja, suena más a consuelo que a mérito. 

Curiosamente, o no tanto, esto se da cuando Messi encontró en la Selección lo que añoró en toda su carrera. La conquista de la Copa América en el Maracaná le sacó una mochila repleta de presión y hoy es todo color de rosa. Argentina se convirtió en un refugio de paz y compañerismo, un bálsamo para romper con la cotidianeidad.

Su liderazgo en la Scaloneta no se discute. Dejó de ser Messi + 10 para pasar a ser 10 + Messi. Los compañeros lo respetan y fuera de la cancha parecen competir por quién lo admira más, pero cuando juega no deja de ser uno más. Sus buenas actuaciones se dan por funcionamiento colectivo y el equipo también rinde cuando él no está, como quedó demostrado en la última doble jornada de Eliminatorias. 

 

Imagen El respaldo de Suárez para Messi y Neymar
El respaldo de Suárez para Messi y Neymar
 

“Fútbol sin memoria, siempre con ustedes”, posteó Luis Suárez una foto junto a Messi y Neymar, también blanco de los insultos de los hinchas parisinos. Juntos conformaron un temible ataque en el Barcelona de los sueños, sostenido por un equipo y por una idea.

Las críticas molestan y brota una especie de nacionalismo por sentir que tocan a uno “de los nuestros”. En la competencia por ver quién es más fanático de Messi, desde las redes sociales se despierta sobreactuación e indignación en mismas proporciones. Hasta hubo quienes, en la necesidad de tener un enemigo imaginario, se molestaron por los puntajes de la prensa francesa.  

Siguiendo con el concepto de “fútbol sin memoria” de Suárez, no hay que hacer demasiado esfuerzo para recordar que el propio Messi fue abucheado por el público argentino en Santa Fe después de empatar 0-0 vs Colombia en la Copa América 2011. El que esté libre de silbidos que arroje la primera piedra.   

Silbar a Messi es tan injusto como es justo decir que su rendimiento, hasta acá, no está a la altura de las expectativas en PSG. Todavía no ha tenido una actuación de esas que lo llevaron a convertirse en el ganador de 7 Balones de Oro. 

Los mejores momentos de la carrera de Messi fueron siendo uno más. En Argentina llevó años entender que al mejor lo mejoraba eso. La obsesión de PSG por la Champions lo hizo caer en ese error. De aquel Parque de los Príncipes repleto para darle la bienvenida al abucheo pasaron solamente siete meses, una decepción y, quizás, la certeza de que la gloria no se compra.

 

FOTO DE PORTADA: Jose Breton / NurPhoto / NurPhoto via AFP