Lionel Messi

¿YO SEÑOR? SI, USTED SEÑOR

El cambio de Messi en el partido de PSG ante Lyon desató una polémica mundial que recién comienza. Repasamos algunos cambios de jugadores que se presumían irremplazables, algunos que no fueron y otros que estaban arreglados.

Por Pablo Bomarito ·

20 de septiembre de 2021

El día que París se detuvo

Después del partido Mauricio Pochettino mantuvo la calma y les bajó los decibeles a la discusión y a la polémica post cambio: "Son decisiones que tomo para el equipo, pensando en el grupo y en cada jugador. Todo el mundo sabe que hay grandes jugadores y que uno debe hacer la elección. A veces puede resultar atractivo, otras un poco menos".

Lo cierto es que a los 75 minutos del partido, París Saint Germain no le encontraba la vuelta al partido, más allá de contar con todos sus “galácticos” en el césped del Parque de Los Príncipes. Pochettino movió el banco y el cartel luminoso se erigió por sobre la cabeza del cuarto árbitro blasfemando una herejía: Sale el 30 entra el 2. La caminata de Messi fue cansina hasta la mitad de cancha, el entrenador extendió su mano y no tuvo respuesta, cabeza gacha y un cruce de miradas. Solo eso.

Ya en el banco el partido se desdibujó: solo importaban la cara de Messi y las reacciones de sus compañeros. Paredes fue el más expresivo, extendió sus brazos a la altura de la cintura como quien toma sol sentado y acompañó con una cara de ¿no entiendo por qué? Miraba al capitán de la Selección Argentina, quien mantenía el gesto adusto.

No fue ni será la primera vez que una figura no entiende un cambio. La historia nos guarda un par de ejemplos cercanos.

Diego nunca se lo perdonó

Tras el doping de Maradona en Napoli y una vez cumplida la sanción de 15 meses, Carlos Bilardo arropó a Diego bajo su cuidado una vez más y lo convenció de jugar en el club que él dirigía, Sevilla.

El 13 de junio de 1993 fue el partido de la discordia entre Diego y El Narigón. Maradona arrastraba una lesión en su rodilla y Bilardo le pidió infiltrarse, le dijo que no podía faltar en ese partido, que el equipo lo necesitaba... Diego nunca decía que no, no hace falta documentarlo ni aclararlo, su tobillo en el Mundial de Italia 90’ es el mejor ejemplo.

A los 53 minutos del encuentro se encendió la mecha: desde el banco el cartel marcaba el ingreso de Javi Pineda por el “10”, por Diego Maradona…

 "¡Hijo de puta, la puta madre que te parió!"le gritó Maradona a Bilardo, sin que el entrenador lo advirtiera en ese momento. Salió de la cancha, bajó al vestuario, se fue de la cancha con su familia y nunca más volvió.

Carlos Bilardo contó en El Gráfico el después del cambio, con un detalle que él había pasado por alto:

“En la cancha no me di cuenta. A la noche, en la televisión, veo que me putea cuando lo cambio. El martes a la mañana, cuando llegué al entrenamiento, les dije a los muchachos: 'Hoy hacen la parte física -era la primera vez que hacían la parte física una mañana-, yo me quedo acá paradito, mirando'. Esperaba a Diego. Después me fui a la casa. No estaba, había ido a Madrid. Lo cuento porque ya lo contó él, eh. Y nos peleamos, nos agarramos a las trompadas. Claudia y Franchi enseguida nos separaron, pero esos días -entre domingo y martes- no dormí".

Monserrat, Ortega, Ramón y el cambio que no fue

El 5 de diciembre de 1996 River Plate recibía a Racing en el estadio Monumental. En una jugada de ataque del visitante Roberto Bonnano cortó la jugada fuera de área con la mano, lo que hizo que Roberto Ruscio lo expulsara sin pensar. Mientras Burgos entraba en calor, desde el banco salió el cambio, saldría Ariel Ortega para el ingreso del arquero suplente. En ese momento se desató la confusión. ¿Quién sale?

Roberto Monserrat, quien quien finalmente salió, recordó el hecho en una entrevista en La Nación:

"Yo me había golpeado. Todavía tengo el tajo en el tobillo de ese día. Le dije a Ortega que no saliera porque yo estaba lesionado. Sabía que no podía seguir. Pero quedó tan evidente. Menos mal que fue así y ganamos. Si no, se armaba un quilombo total. Yo estaba atrás de Ariel y Enzo, al lado. Ramón dijo que saliera Ortega, a quien yo le decía que no, que yo no estaba para seguir. Ariel se dio vuelta y dijo que no iba a salir, pero no porque no quería, yo le pedí que se quedara. Enzo hace la seña de que Ortega no iba a ser reemplazado. La gente pensó cualquier cosa. Después Ariel hizo un golazo (NdR: River ganó el partido con ese gol por 4 a 3). Suerte que no salió".

“Técnico, mi avión sale en una hora”

Johan Cruyff comandó desde el banco a un gran Barcelona, en el cual ganó nueve títulos como entrenador desde su llegada en 1989 hasta su partida en el año 1994.

Ya cerca del final de ciclo logró el bicampeonato de la liga con Koeman, Stoickhov y un tal Romario, el díscolo goleador carioca. La queja era siempre la misma “mister yo soy de Brasil, necesito más días de vacaciones, tengo más tiempo de viaje”, afirmaba el delantero al entrenador neerlandés.
 

El partido ante Osasuna por la fecha 24 del campeonato español se jugó el viernes 18 de febrero, en coincidencia con la realización de los Carnavales en Rio de Janeiro.
“Una vez Romario me preguntó si podía perderse dos días de entrenamientos para poder ir a Brasil al carnaval de Río de Janeiro. Respondí: ‘Si marcas dos goles mañana, te daré dos días más de fiesta con respecto a los otros jugadores de la plantilla’. recordaba Johan Cruyff en una de las tantas entrevistas que dio después del evento.

"El día siguiente Romario marcó dos goles e inmediatamente se vino a la banda para pedirme el cambio". Me dijo: “Técnico, mi avión sale en una hora”. No tuve opción y cumplí mi promesa con él”.

El Barcelona le había ganado 8 a 1 al Osasuna y el Chapulín hizo lo que debía hacer.

Pasaron los días en la ciudad condal de Barcelona y no había presencia del delantero brasileño. Se comunicaron con él, y esta fue su respuesta:

“El míster me dio permiso para irme de vacaciones a Brasil pero no me dijo cuándo debía volver…”.
 

Imagen Johan Cruyff un hombre de palabra.
Johan Cruyff un hombre de palabra.
 

Estos son algunos ejemplos comparables con la situación que protagonizaron Messi y Pochetino ayer en París. No es nuevo y no importa el tamaño de la estrella, del primero al último, cada vez que un cartel canta un cambio hay un jugador loco por entrar y otro que se hace el distraído para salir...